Carta a Hillary Clinton

Carta a Hillary Clinton

Frente a una mujer presidente y un psicópata manipulador, la mitad de Estados Unidos ha votado al segundo. Tú no me conoces, Hillary Rodham Clinton, pero hemos perdido las elecciones juntas. Hemos perdido esta oportunidad de saber cómo sería el mundo con una presidenta al mando de Estados Unidos. Hemos perdido todas las que queríamos creer que la candidata más preparada, por fin, era la que conseguiría el trabajo.

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Foto: REUTERS

Tú no me conoces, pero hace mucho tiempo me hiciste muy feliz. Corría el año 2003 y yo era traductora, y me llegó un mensaje de la editorial nortamericana Knopf, que publicaba tu libro en inglés. Había trabajado para ellos traduciendo al castellano las memorias de tu marido, Bill Clinton. Me dijeron que le había gustado mi traducción, y por eso querían encargarme la traducción de Historia viva, tu propio libro de memorias. Aún no habías llegado a secretaria de Estado, ni te habías convertido en la primera candidata mujer a la presidencia de Estados Unidos en la campaña más bizarra de la historia reciente de ese país. Traducir es escuchar las palabras del autor con el mayor de los cuidados, y por eso desde entonces, te sigo. Con esa mezcla de afecto, distancia y ternura de quien ha construido tus frases en mi idioma.

Tú no me conoces, pero hace unas semanas lloré de rabia contigo. No, no te vi llorar, pero sé que lo hiciste. Perder siempre es una decepción; perder contra Donald Trump (racista, misógino y acosador, fascista) es una indecible humillación. Perder habiendo logrado dos millones de votos más que tu adversario es una ironía cruel. Ahora, claro, llegan todas las explicaciones: Michael Moore ya lo había advertido; el candidato demócrata con más posibilidades era Bernie Sanders (pese a que quizá también habría perdido); la ansiedad económica de la clase media del Rustbelt, el cinturón industrial de América, ha empujado a los que temen perder sus puestos de trabajo a votar en masa por Trump; los mecanismos del sistema de elección indirecta en una democracia que dan más peso a los estados rurales; tu legendaria falta de empatía; el tratamiento paternalista que la prensa le dio al fenómeno Trump y por el cual el New York Times ha entonado un mea culpa; el hecho de que pertenecieras al establishment político; el voto de castigo a lo Brexit... Todas las explicaciones del mundo, menos que seas una mujer.

Porque hay cientos de explicaciones, unas válidas y otras menos, y una sola realidad: antes que elegir a la candidata más preparada, avalada por su trayectoria política, progresista, comprometida con las minorías y la protección del medio ambiente, los votantes norteamericanos ha optado por un millonario estafador que se pasó meses sosteniendo que Barack Obama no era norteamericano, que se ha negado a hacer pública su declaración de la renta como había sido preceptivo en todas las elecciones norteamericanas hasta ahora, que defiende la construcción de un muro para mantener a los inmigrantes mexicanos fuera de EEUU y confeccionar un listado de musulmanes residentes en el país, y cuyos nombramientos para su futuro gabinete son una broma macabra. Si esto fuera una película, sería ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú. 'Spoiler alert': la genial película de Stanley Kubrick es una sátira cruel sobre la locura, la guerra y el fascismo, y aunque te ríes mucho, no termina bien.

Frente a una mujer presidente y un psicópata manipulador, la mitad de Estados Unidos ha votado al segundo. Tú no me conoces, Hillary Rodham Clinton, pero hemos perdido las elecciones juntas. Hemos perdido esta oportunidad de saber cómo sería el mundo con una presidenta al mando de Estados Unidos. Hemos perdido todas las que queríamos creer que la candidata más preparada, por fin, era la que conseguiría el trabajo.