Y al quinto día, Contador

Y al quinto día, Contador

Solo cinco días han hecho falta para que Alberto Contador haya dado el primer golpe de efecto en la carrera italiana y se haya vestido con la maglia rosa. Cinco días en los que, lejos de lo testimonial, hemos visto un poco de todo. Porque si algo hace competitivo al Giro de Italia es que apenas deja lugar para el descanso, para los momentos de impás.

AFP

Si algo hace competitivo al Giro de Italia es que apenas deja lugar para el descanso, para los momentos de impás. No caben aquí las rutinarias etapas kilométricas del Tour de Francia de la primera semana, aderezadas a duras penas por esforzados comentaristas que glosan las virtudes del patrimonio histórico francés y sus chateaux que salpican el Loira.

Solo cinco días han hecho falta para que Alberto Contador haya dado el primer golpe de efecto en la carrera italiana y se haya vestido con la maglia rosa. Cinco días en los que, lejos de lo testimonial, hemos visto un poco de todo. Hemos visto cómo un grupo de australianos ha evolucionado la tradición deportiva de su país para convertirse en un equipo de referencia en las grandes pruebas ciclistas por etapas, nuevos modelos que vienen lejos de la vieja Europa y marcan la pauta en un ciclismo cada vez más globalizado. Hemos visto cómo se hace grande un sprinter, un italiano veloz con 30 victorias en profesionales pese a su juventud, pero nunca en una grande. Elia Viviani (Sky) entró el domingo en la nómina de los mejores sprinters del momento, porque eso es lo que te concede un Giro, un Tour o una Vuelta, sus victorias te sitúan en un estamento superior; y el ciclismo italiano, huérfano en los últimos años de velocistas, vuelve a sonreír al ver a su nuevo hombre rápido, heredero de los Petacchi, Cipollini, Minali, Bafi...

Hemos visto cómo los mayores, los Basso (37), Pellizotti (37), Cunego (33), Chavanel (35), o Petacchi (41), ven desde sus nuevos roles de equipo ganar a los jóvenes, a los Viviani (26), Matthews (24), Formolo (22) o Polanc (23), que seguirán ganando en los próximos años, cuando ellos ya no estén. También hemos comprobado cómo el tópico funciona, cómo a veces, en las primeras etapas, quizás no sepamos quién va a ganar el Giro pero sí quien no va a ganarlo. Ya sabemos que el pobre Pozzovivo (Ag2r) no será el elegido, duramente herido tras su caída en la tercera etapa; tampoco lo ganará Hesjedal (Cannondale-Garmin), el gigante canadiense, verdugo de Purito en 2012, ya a más de 6 minutos del líder; y tampoco lo ganará Rigoberto Urán (Etixx), el más débil de los favoritos, que sufrió con el ritmo del Astana en la cuarta etapa y que no pudo estar con sus iguales en la quinta. Y hemos visto cómo la primera llegada en alto, en un puerto de segunda, ha puesto en escena a los tres protagonistas de este Giro, un primer acto que ofrece una prometedora y apasionante actuación de tres semanas, como aquella vivida en España en 2012, donde Contador, Valverde y Purito lucharon hasta la extenuación repartiéndose las victorias hasta que todo estalló un día en Fuente Dé, casi en el remate de aquella Vuelta.

De nuevo un duelo a tres, abierto en la Toscana, en el mismo lugar donde Fausto Coppi consiguió su primera maglia rosa; y de nuevo Contador, quien al quinto día ha empezado a cumplir con su desafío personal. Arú (Astana) a 2 segundos y Porte (Sky) a 20, le acompañarán en el viaje. Por delante 16 etapas, todo por decidir en una actuación que merecerá la pena no perderse.