Machistas de pensamiento

Machistas de pensamiento

Lo dicho por el alcalde de Valladolid es grave, lo diga quien lo diga, pero siendo un responsable público es muchísimo peor. Y la patética ceremonia pública de las concejalas del PP, acompañando y avalando a De La Riva y afirmando que es un gran hombre es, pura y llanamente, una vergüenza lamentable.

El alcalde de Valladolid se ha caracterizado por mantener en público opiniones despectivas y vejatorias hacia las mujeres. En este patético crescendo de su perfil zafio y machista, la última que le hemos escuchado es una de las peores, porque hizo su comentario al hilo de la presunta violación de una joven. Entrevistado el alcalde en una radio, afirmó que a él también le daba miedo subir en un ascensor con una mujer (a solas) por si ésta se arrancaba el sujetador y acababa denunciándole por haber intentado abusar de ella.

¿De qué mujeres habla el señor De La Riva? Desde que se escuchó semejante barbaridad, muchas mujeres -y también muchos varones-, tanto en las redes sociales como en la prensa, han condenado las palabras del alcalde de Valladolid -y también lo ha hecho la oposición en el Ayuntamiento, las organizaciones de mujeres, etc...- Pero, lo cierto, es que lo que este señor pronunció no fueron palabras equivocadas, sino una pura expresión del pensamiento de De La Riva, de su ideología, de su concepción de las relaciones entre hombres y mujeres, y eso es lo verdaderamente grave. La raíz de ese pensamiento es la que, desde hace siglos, mantiene a millones de mujeres en una posición de desigualdad y en una realidad de discriminación, dependencia y violencia.

Lo dicho por el alcalde de Valladolid es grave, lo diga quien lo diga, pero siendo un responsable público es muchísimo peor. Y la patética ceremonia pública de las concejalas del PP, acompañando y avalando a De La Riva y afirmando que es un gran hombre es, pura y llanamente, una vergüenza lamentable.

Ahora que crece la violencia de género y la desigualdad salarial, laboral y social de las mujeres, son especialmente dañiños los machistas de pensamiento.