25-N: retos y riesgos en la batalla por la igualdad y contra la violencia machista

25-N: retos y riesgos en la batalla por la igualdad y contra la violencia machista

Hoy es un día para mirar atrás y celebrar todo lo que hemos conseguido juntos, y también para pensar en lo que seríamos capaces de lograr.

FeminismoEFE

En sociedades democráticas avanzadas como la nuestra, la Igualdad entre hombres y mujeres está teniendo una importante evolución durante los últimos años, de forma que cada día es el mejor momento de la Historia para ser mujer –o una minoría– en España. Hemos logrado, con el esfuerzo de todas las mujeres y la colaboración de muchísimos hombres, importantes logros en este largo camino hacia la Igualdad real, pero todavía nos queda un mundo, retos muy importantes.

El impulso en esta materia se está consiguiendo gracias a la conciencia que hemos tomado como sociedad; a la enorme labor de la sociedad civil; al trabajo de muchas mujeres que en su día a día rompen barreras y defienden sus derechos en cada foro y rincón de su vida; gracias a muchos hombres que, desde una perspectiva honesta y racional, se han incorporado a esta causa; y también, por qué no decirlo, gracias a los cambios legislativos que se han logrado desde la tan denostada esfera política, que si bien suele ser poco edificante, suele ser capaz de enterrar el hacha de guerra y firmar una tregua cuando se trata de reconocer derechos, de poner en marcha servicios de asistencia a las víctimas de violencia, de desarrollar actividades preventivas y educativas; y por supuesto, gracias al trabajo de las unidades policiales, judiciales, de fiscales, y juristas especializados en la materia.

Hoy, 25 de noviembre, es un día para mirar atrás y celebrar todo lo que hemos conseguido juntos, y también para pensar en lo que seríamos capaces de lograr como país aplicando este sentimiento de unidad a otros ámbitos de la vida. Hoy es un día para reconocer lo afortunadas que somos de vivir en un país como España, que tiene un compromiso tan firme en la defensa de la Igualdad no solo de fronteras adentro, sino también a nivel internacional. Es un día para pensar en las mujeres afganas que viven bajo el yugo de la barbarie talibán, unas mujeres que no podemos olvidar, por las que debemos seguir luchando y cuyo drama nos enseña cada día que la libertad ni es gratis ni hay que darla por garantizada, que hay que sudarla y luchar por ella cada día, porque la intransigencia y el odio pueden estar a la vuelta del camino.  

Pero en España todavía nos queda mucho por hacer. Porque estas alturas, con lo que hemos recorrido ya, uno de los principales peligros es creernos que ya hemos logrado todo, bajar los brazos, adocenarnos y vivir de las rentas. No, y menos con formaciones políticas que proclaman que el dinero de Igualdad es un dispendio innecesario, que son negacionistas de la violencia machista.  Por ello, mantener la unidad de los demócratas, hacernos fuertes en ese Pacto de Estado contra la Violencia de Género, es otro de nuestros retos principales. Lo más importante, forjar ese gran pacto entre constitucionalistas, ya está hecho, ahora queda otra cosa, si cabe, más difícil: no estropearlo por cuestiones partidistas, egos o politiqueo barato en busca de votos.

Debemos avanzar, y mucho, en múltiples aspectos que afectan a la vida diaria de todas las mujeres y especialmente a las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, como pueden ser la desigualdad retributiva, los techos de cristal, los gravísimos, por no decir irresolubles, problemas de conciliación y corresponsabilidad que obligan a muchas mujeres a renunciar a su desarrollo profesional, etc. ¿Quieren ver una brecha de género bien clara? Observen a su alrededor las dificultades que tienen las mujeres para retomar su carrera profesional después de ser madres, por no hablar de las familias monomarentales, o qué miembro de la pareja sigue cargando con el mayor peso en la crianza de los hijos o las tareas del hogar.

Cuando hablamos de la desigualdad por motivos de género, la violencia machista es su máxima expresión. Hablamos de un atentado contra los derechos humanos de las mujeres por el mero hecho de serlo. Es lamentable que en una sociedad avanzada como la nuestra todavía no hayamos superado esta lacra social y que determinados liderazgos políticos, como en el partido Vox, se nieguen a admitir la existencia de la violencia machista, cuando sabemos por la terrible magnitud de las cifras que desde que el año 2003 han perdido la vida 1.118 mujeres, mientras que, en lo que llevamos de año, ya van 37 víctimas más. 

Frente a este negacionismo y a este desprecio por los datos, impropios de una sociedad avanzada, debemos decir alto, claro y sin titubear que a estas personas las asesinaron por ser mujeres, por la repugnante ideología machista que considera a la mujer de su propiedad y que, como tal, puede hacer lo que le plazca con ella, que proclama la superioridad del hombre frente a la mujer, la necesidad de poseer y controlar cada ángulo de su existencia, hasta el punto de llegar a esa situación extrema en la que el agresor acaba con su vida bajo el lema criminal de “la maté porque era mía”. Es intolerable que partidos políticos como Vox finjan posturas que ni ellos mismos se creen, ignoren datos que saben que existen con el único propósito de agitar el odio y el enfrentamiento y convertirlo en votos para su causa. Ante estos profetas de la regresión, que esperan agazapados a que quienes disfrutamos de la libertad dejemos de defenderla con uñas y dientes, es fundamental no dar ni un solo paso atrás, sino todo lo contrario, plantar y cara avanzar en la prevención, protección y sensibilización en esta materia de vida o muerte. Esto es lo que estamos haciendo desde los gobiernos municipales y autonómicos donde está Ciudadanos, los liberales españoles, los que predicamos y trabajamos duro cada día para alcanzar la igualdad real, principio fundamental para que las mujeres seamos libres de verdad.

Pese a que, tras las sumas y las restas, el balance es positivo, y teniendo en cuenta los retos y riesgos que tenemos por delante, resulta sustancial ejecutar el Pacto de Estado contra la violencia de género en su totalidad, objetivo para el que se deben realizar las modificaciones legales pertinentes, tal y como hemos pedido los liberales de Ciudadanos a través de varias e insistentes iniciativas parlamentarias, la última presentada en el simbólico día de hoy.  Pretendemos, porque es esencial, ampliar el concepto de violencia de género a todos y cada uno de los tipos de violencia contra las mujeres recogidos en el Convenio de Estambul, con el fin de ampliar y contemplar también las violencias que sufren las mujeres por parte de personas con las que no mantienen o no han mantenido convivencia, la violencia sexual, la violencia económica, el tráfico y la trata con fines de explotación, la explotación sexual, la mutilación genital femenina o los matrimonios forzados, circunstancias que hacen extensivas y confieren de pleno derecho la condición de víctima de violencia de género a todos los hijos e hijas menores; que en la instrucción de los delitos perpetrados a través de Internet u otros medios telemáticos, las medidas cautelares puedan incluir la retirada provisional de los contenidos ilícitos o la interrupción o bloqueo provisional de sus servicios; sin olvidar de que también es necesario –y, muy importante, posible– promover el teletrabajo en los casos de violencia de género; generalizar la aplicación de la agravante del articulo 22.4 del Código penal en los casos de mutilación genital femenina, dotar de mayores recursos a los equipos psicosociales para que los jueces cuenten con la mayor celeridad posible de los informes pertinentes, y un largo etcétera. Tenemos muchísimas ideas, sólo falta voluntad política para hacerlas realidad.

Así las cosas, se impone de manera obligatoria que el trabajo en los casos de violencia machista se aborde teniendo en cuenta la situación de todas y cada una de las víctimas, con la máxima personalización, afrontando y superando las múltiples barreras a las que se enfrentan las mujeres en situación de vulnerabilidad, como por ejemplo las personas con discapacidad, las mujeres trans, quienes pertenecen a minorías étnicas, las que sufren en sus carnes la pobreza o quienes sobreviven en un entorno rural opresivo.

A los liberales españoles nos parece de vital importancia abordar las nuevas formas de violencia machista ejercidas a través de las redes sociales e internet, y que afectan especialmente a las más jóvenes, el ejercicio del control, el acoso y el sometimiento, el uso de contenidos como medidas de presión y chantaje, los distintos tipos de mensajes que se difunden con un efecto expansivo abrumador en las redes sociales, etc. A este respecto, la educación, sensibilización y el trabajo coordinado de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad con las grandes empresas prestadoras de los servicios de internet es un elemento sustancial y diferenciador.

Finalmente, debemos mirarnos cada uno y reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual y social en esta materia. Todos los hombres y mujeres que queremos construir una sociedad cohesionada y respetuosa con los derechos fundamentales tenemos que aportar nuestro granito de arena educando a nuestros hijos en Igualdad, desterrando prejuicios y roles rancios, sensibilizando a nuestros amigos y manteniendo posiciones que combatan los discursos machistas. Construir siempre ganará la partida a enfrentar, porque es bueno, bello y motivante, lo único que necesitamos es esfuerzo y determinación. Nuestro avance en Igualdad, y el de nuestras hijas y nietas -pero también para nuestros hijos, en cuanto a lo que supondrá para ellos vivir en un mundo mejor, hacer de ellos unas mejores personas-, solo se conseguirá manteniendo la unidad de acción, de la mano firme e integradora de las mujeres en la defensa de sus derechos, y de todos los hombres que se sumen a ella. En esta lucha no sobra nadie, todos somos bienvenidos.