A España le va bien, a Casado le va mal

A España le va bien, a Casado le va mal

Parece ser que cada buena noticia para nuestro país acaba siendo una mala noticia para el PP.

Pablo Casado, líder del PP.EFE

Un 88,5% de la ciudadanía en España ya tiene las dos dosis de la vacuna contra la COVID-19, en una campaña de vacunación sin precedentes y cuyos resultados nos sitúan como pioneros en el mundo. Y con ello, poco a poco las restricciones van desapareciendo y la economía vuelve a la normalidad, acompañada de las medidas de un gobierno, el del presidente Pedro Sánchez, que se ha tomado muy seriamente lo que algunos tachaban de eslogan, “No dejar a nadie atrás”, en la salida de esta crisis sanitaria, social y económica.

No, no era propaganda. Era la voluntad y el compromiso del ejecutivo de izquierdas de afrontar la pandemia y las dificultades que nos deja, con una perspectiva distinta a la de las recetas austericidas para afrontar la crisis financiera de 2008. De ahí, la gran apuesta para evitar los despidos masivos y el cierre de empresas con los ERTE, que supone un enorme desembolso de dinero público. De ahí, las medidas para que los más vulnerables puedan salir adelante y tengan oportunidades para forjarse una vida digna y plena como cualquier otro. Blindar las pensiones de nuestros mayores, políticas inéditas para garantizar un presente y futuro para las y los jóvenes, ayudas a las empresas y a los autónomos para poder tirar adelante, o priorizar en general los servicios públicos que en los últimos tiempos se han demostrado imprescindibles para cualquier sociedad justa, avanzada y próspera. Todo ello, bien distinto de esa etapa post crisis financiera de 2008 en la que el PP decidió apostar por la austeridad y los recortes mientras la brecha entre ricos y pobres no dejaba de crecer.

Es ese mismo PP al que parece no gustarle nada de lo que haga el Gobierno de Sánchez. Del primer partido de la oposición y aspirante a ser alternativa de gobierno cabe esperar que en momentos difíciles arrime el hombro en al menos aquellos temas más urgentes e imprescindibles para nuestra gente. Pero no ha sido esa la estrategia del primer partido de la oposición, liderado por un Pablo Casado más pendiente de sus socios de la ultraderecha que de los intereses de la mayoría de españolas y españoles. El PP de Casado predijo que se tardarían años en llegar a los niveles de vacunación que hoy ya tenemos en España. Se equivocaron. Predijeron también que la crisis post COVID-19 dejaría un país trinchado que no sería capaz de recuperarse. “España en quiebra”, decía Casado. Se equivocaron también, viendo las buenas perspectivas económicas de nuestro país o incluso datos sorprendentes como que este octubre desciende el paro, algo nunca visto en este mes durante los 46 años en los que se lleva haciendo el cálculo. Si, España avanza en prosperidad, justicia e igualdad a pesar del PP y de sus apocalípticas previsiones. Y por desgracia, parece ser que cada buena noticia para nuestro país acaba siendo una mala noticia para el PP. Y cuando eso ocurre, resulta evidente que los de Casado deberían hacer una reflexión urgente.

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Arnau Ramírez (Sant Feliu de Codines, 1989) es diputado por Barcelona y portavoz de Cambio Climático del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso. Anteriormente fue primer secretari de la Joventut Socialista de Catalunya (JSC). Es graduado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).