El desafío de Schwarzenegger: cyborg, mercenario y héroe cimmerio

El desafío de Schwarzenegger: cyborg, mercenario y héroe cimmerio

Una delicia volver al mundo de los efectos especiales analógicos, a la acción y al entretenimiento sin tregua, bien escrita y bien realizada.

Arnold Schwarzenegger, en 'Desafío total'. 

Época de reestrenos, en esta nueva normalidad en permanente cambio en la que nos encontramos. Reestrenos de clásicos más que disfrutables, todo sea dicho. Si hace unos días volvíamos a Viernes 13, cuarenta años después, con la asesina Pamela Voorhees, mamá de Jason para más señas, haciendo de las suyas, en este caso la distribuidora 39 Escalones Films nos acerca a otro clásico tres décadas después de su estreno, Desafío total. Paul Verhoeven, dirigiendo a Sharon Stone y a Arnold Schwarzenegger, ahí es nada. 

Obra de culto, hito comercial de las pasadas décadas, ciencia ficción, thriller, acción y mundos distópicos post Blade Runner, a golpe de la música de Jerry Goldsmith; todo eso se podría decir de Desafío total, un espectáculo sin duda a recuperar. Basado en un relato de Philip K. Dick, la película de Verhoeven, narra la aventura del obrero de la construcción Douglas Quaid, quien, tras someterse a un implante de memoria recreacional, ve cómo su corriente vida se convierte en una paranoica pesadilla en la que es imposible distinguir qué es real y qué no.

Paul Verhoeven había “escandalizado”/llamado la atención con títulos como Delicias turcas, habiendo conseguido un éxito notorio con RoboCop, otro argumento futurista, antes de abordar Desafío total. También había dirigido un descarnadísimo acercamiento a los mundos mercenarios del siglo XVI, con rodaje en España y participación de técnicos y artistas españoles, Los señores del acero. Por su parte, Sharon Stone, antes de Desafío total, había coprotagonizado películas de acción como Las minas del rey Salomón, habiendo rodado también en España, en este caso la versión de Sangre y arena, dirigida por Javier Elorrieta, con producción de José Frade. También Schwarzenegger había rodado en España Conan, el bárbaro, a las órdenes de John Milius, en las provincias de Cuenca, Almería, Segovia, Ávila y Madrid. 

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Curioso caso el de Schwarzenegger, quien pasa de Mr. Universo a gobernator, fisioculturista metido a actor, que llega al estrellato con Conan, el bárbaro, tras otros papeles más pequeños y no haber conseguido el rol verdoso en El increíble Hulk. Y si mítico fue su papel de héroe cimmerio, que encarnó en otra ocasión oficial y una apócrifa, El guerrero rojo, no menos mítico es el cyborg de la saga Terminator, dirigida en su debut por James Cameron. Le seguirán los no menos célebres Commando o Depredador, hasta por fin llegar a Desafío total. Un buen puñado de personajes memorables, a los que se les perdonaba su esquematismo, y se agradecía el progresivo tono autoparódico. Y tras varias comedias, y su paso por la política, aborda Los mercenarios o nuevas entregas de Terminator, lo que le apetezca al millonario astro.

Vuelta de Schwarzenegger a la pantalla, en plan revival. Una delicia volver al mundo de los efectos especiales analógicos, a la acción y al entretenimiento sin tregua, bien escrita y bien realizada. Aquella, la original. Un buen plan, sin duda. No se lo pierdan.