El PP contra España

El PP contra España

A los de Casado parece importarles más minar al Gobierno nacional en Bruselas que contribuir a que los españoles reciban las ayudas.

El líder del PP, Pablo Casado, en el Congreso. Europa Press News via Getty Images

Aunque estamos deseando mandar el 2020 a paseo, puede que el 21 venga con un sabor más amargo de lo esperado. El bloqueo de las ayudas de la Unión Europea por parte de Hungría, Polonia y Eslovenia puede llevar a que los 750.000 millones de euros del Fondo de Recuperación se retrasen. ¿Qué será de los millones de españoles que esperan ese dinero para sobrevivir? Al PP parece importarle más minar al Gobierno nacional en Bruselas que contribuir a que los españoles reciban las ayudas. Y se sirve, justamente, del logro que es vincular el respeto al Estado de derecho al acceso a los Presupuestos y a los fondos UE.

Por eso ha decidido jugar en contra de los intereses de España en las instituciones europeas, tratando de extender el desprestigio del país fuera de nuestras fronteras, comparando a Sánchez con Viktor Orbán, presidente de Hungría, y de Mateusz Morawiecki, el de Polonia. Dos personajes muy a la derecha que cada día deterioran más sus débiles democracias.

La postura del equipo de Casado en la UE choca con la estrategia del Partido Popular Europeo al que pertenecen, cuya línea de actuación va en dirección contraria. En realidad, entre los eurodiputados populares están los fieles a Génova, capitaneados por Dolors Montserrat, y los que obedecen a la actual dirección, pero en privado tratan de salvar el tipo entre sus colegas de otros países, que observan la flagrante deslealtad con preocupación, dada la situación de crisis actual.

“El papel del PP desprestigiando a España no es nuevo. Y se ha intensificado durante la pandemia, pero esta vez es dañino y muy peligroso. El acuerdo del Consejo Europeo para el Fondo de Recuperación está hecho. El daño que intentan hacer países de dudosas democracias, con cada vez menos respeto al Estado de derecho, es retrasarlo para que la Comisión no desprestigie a los gobiernos que no respetan los derechos humanos. Resulta muy inquietante que el PP se alinee con ellos”, explica un catedrático y analista económico, que sigue asombrado los movimientos de los de Génova dentro de las instituciones europeas.

Ha habido momentos en los que las órdenes llegadas de Génova han causado tensiones entre los eurodiputados populares

España va a ser uno de los países que más va a sangrar económicamente este 2020. Sobre todo porque es el único de la UE que acaba de enviar a Bruselas unos Presupuestos donde ya se han incluido 27.000 millones de los 72.000 que vamos a utilizar en una primera fase, confiando en que lleguen a tiempo. “Sin duda, somos los más necesitados junto con Italia. Por eso, que los de Casado traten de cuestionar a la democracia española para que Bruselas nos castigue, argumentando que no cumplimos con el mecanismo de control de los derechos fundamentales, es gravísimo”, añade el experto analista, que en diferentes ocasiones ha asesorado tanto a los gobiernos del PP como a los socialistas.

La situación se tensa y agrava. Este mismo jueves, 20 de noviembre, Hungría y Polonia, acompañados de Eslovenia, mantuvieron el pulso al resto de los países, bloqueando esas ayudas -aunque sus países también las necesitan- porque no quieren que estén condicionadas al respeto a los derechos humanos.

“Hemos pasado por situaciones muy complicadas, al borde del abismo en los últimos tiempos. Aquí son habituales las negociaciones hasta altas horas de la madrugada -subraya una eurodiputada socialista-, pero ahora esto es muy grave. Aunque el Partido Popular ya ha jugado contra España más veces, siempre gobernando los socialistas, nunca antes había habido una pandemia. Intentar que nos incluyan con Polonia y Hungría, en el grupo de los que nos cumplimos los derechos humanos, no hace sino dañar al país, más incluso que al Gobierno de Coalición”.

  Imagen de archivo de Pablo Casado junto a Dolors Montserrat. Antonio Bronic / Reuters

Los eurodiputados socialistas son conscientes -lo han visto - de que ha habido momentos en los que las órdenes llegadas de la sede de Génova, en Madrid, han causado tensiones entre los eurodiputados populares. Fue lo que pasó en enero, cuando el Parlamento Europeo votó la resolución para exigir una vigilancia estricta a Hungría y Polonia frente a la deriva autoritaria de sus gobiernos, y los españoles del PP se desmarcaron de sus colegas del Partido Popular Europeo, negándose a votar con ellos.

Era y es una incoherencia, comparada con las denuncias que han llevado contra España y su actual Gobierno. Desde el proyecto de reforma del CGPJ -un error flagrante del actual Gobierno que ha terminado por retirar, por ahora- a la resolución sobre el control de las fake news, que ha dado pie a la derecha y sus medios a acuñar que el Gobierno crea un Ministerio de la Verdad. “Es cierto que no hemos estado muy atinados en la presentación y explicación de asuntos como estos. Pero eso no es motivo para intentar incluirnos en el mismo saco que a Hungría y Polonia. Arriesgamos mucho. Y puede que se vuelva contra el mismo PP si el bloqueo de estos países a las ayudas continúa”, insisten fuentes socialistas de Bruselas.

La irritación se centra en los diputados populares porque son los que más peso tienen, obviamente, dentro del Parlamento y las instituciones. Y aunque hay notables diferencias, el miedo surte efecto. No es lo mismo Dolors Montserrat, que escribe al dictado de Casado, que gente mucho más senior como Pilar del Castillo -que tiene hueco y respeto por mérito propio en las instituciones europeas- o Esteban González-Pons, con aspiraciones a la cúpula del PPE. Pero aunque internamente quizá estos últimos dudaran de la actitud de sus actuales jefes en Madrid, nunca van a desmarcarse de la línea oficial. Cuestión de supervivencia.

El Partido Popular tan español de Casado habrá hecho un flaco favor a millones de españoles

En cuanto a Ciudadanos, aunque a menudo se ha alineado con los populares, solo son cinco eurodiputados y “cada uno va a su bola. Luis Garicano y Mayte Pagaza tienen huecos muy definidos; los otros tres intentan mantenerse a flote y ver por dónde sopla el viento; aunque intenten hacer daño al Gobierno de España, influyen mucho menos”, reconocen desde Bruselas.

El hecho es que todas estas tensiones, de nuevo partidistas y teledirigidas a intereses a corto plazo, que jalean posiciones como las de Hungría y Polonia -este mismo martes en Telecinco, Casado volvió a comparar a Sánchez con Hungría- interfieren en una situación límite. Si el próximo día 8, día de la Purísima, no se materializa el desbloqueo del dinero y los gobiernos de Orbán y Morawiecki citan a España como ejemplo de discriminación a lo largo de lo que será una larga negociación, el Partido Popular tan español de Pablo Casado habrá hecho un flaco favor a millones de españoles. A los más perjudicados, los de las rentas medias y bajas que van a pagar, una vez más, la crisis brutal de los próximos años.