El teatro en los tiempos del coronavirus

El teatro en los tiempos del coronavirus

La comunidad teatral se ha volcado con la sociedad en estos tiempos de confinamiento.

En estos momentos de confinamiento masivo y distanciamiento social, la cultura está cumpliendo ejemplarmente con su función y favoreciendo el entretenimiento, la reflexión, la enseñanza y el deleite. Las industrias audiovisual, musical y la del entretenimiento ofrecen múltiples contenidos gratuitos en la red (eso sí a todos aquellos que puedan mantener Internet pues nunca la vida digital pareció tan real).

La comunidad teatral se ha volcado con la sociedad en estos tiempos de confinamiento

El teatro, como industria y hecho cultural, está batiéndose el cobre. Grandes productoras como Pentación ofrecen parte de sus contenidos gratuitamente, así uno puede descargarse en streaming la Fedra de Paco Bezerra o Todas las noches de un día de Alberto Conejero. Compañías más pequeñas como The Cross Border Project han colgado varias de sus obras: Perdidos en Nunca JamásNora 1959 y su fantástica Fiesta, Fiesta, Fiesta, también destaca La Joven Compañía quienes han puesto en red obras como Fortunata y Benito y La edad de la ira. Incluso los Teatros del Canal ofrecen este viernes 27 un ciclo de teatro del confinamiento. Son unos esfuerzos de agradecer en estos momentos que demuestran que la industria teatral, un hecho cultural, social y económico indiscutible (solo en Madrid contabiliza medio punto porcentual del PIB de la comunidad) está formado por gente solidaria que cree en nosotros.

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La palma se la lleva, sin duda, el Centro de Documentación de las Artes Escénicas (antiguo CDT) que, por medio de su teatroteca, ha puesto a disposición del público más de 1500 obras teatrales históricas y de las últimas temporadas. Este recurso, absolutamente indispensable para aquellos que nos dedicamos al arte de Talía, ha sido abierto al público general en un acto de difusión del patrimonio sin igual. Allí están todos: Marsillach, Mayorga, los Gutiérrez Caba, Messiez, Tolcachir, Angelica Liddell, Sazatornil, Lola Herrera, Nuria Espert, Lluis Pasqual, José Luis Gómez, Fernando Fernán Gómez, Paco Rabal… todos memoria viva de nuestro gran teatro.

El teatro nace con la peste que asola Tebas y que Edipo logra curar con su sacrificio

Las artes escénicas no se entienden sin las temáticas entrelazadas de la cárcel y de la libertad, de la enfermedad y de la curación, del fin del mundo y del surgir de una nueva era. El teatro clásico español no se entiende sin los confinamientos de Segismundo y de doña Ángela, ni el moderno sin el de las mujeres de La casa de Bernarda Alba, ni, ya en términos cómicos, el de don Mendo con su venganza. Las performances de Liddell o de García no se sitúan correctamente sin comprobar sus cuerpos asaltados. Gran parte del teatro del absurdo de Arrabal, de Ionesco, o de Beckett tratan del contagio, de la enfermedad, del confinamiento. No en vano, el teatro nace con la peste que asola Tebas y que Edipo logra curar con su sacrificio.

En este día internacional del teatro (27 de marzo de 2020) nos cuidamos y disfrutamos del teatro en casa. Modestamente desde el Instituto del Teatro de Madrid estamos realizando una serie de actividades para celebrarlo (ucm.es/ITEM). Tiempo llegará en que llenemos las salas. Llenaremos los teatros y con ello, poco a poco, volverá a surgir la vida en nuestras calles, en nuestra plaza común, en el gran teatro que es este mundo. 

El presente post forma parte de los resultados investigadores y divulgadores del proyecto CARTEMAD, del Instituto del Teatro de Madrid (UCM).