En qué punto está la búsqueda de una vacuna contra el Covid-19

En qué punto está la búsqueda de una vacuna contra el Covid-19

Que haya una vacuna experimental no quiere decir que esté disponible pronto, aseguran los científicos españoles que trabajan para combatir el virus.

InvestigadoraYegor Aleyev\TASS via Getty Images

Hace dos meses, cuando el nuevo coronavirus no había llegado a Europa, ni mucho menos a España, cuando si siquiera había sido oficialmente bautizado como Covid-19, los investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), con sede en Madrid, ya estaban estudiándolo y poniendo en marcha toda la maquinaria disponible para averiguar cómo hacerle frente.

Entre ese grupo de científicos del CNB un centro estratégico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)— estaban José Manuel Honrubia y Juan García Arriaza, responsables, en parte, de que España esté desarrollando un prototipo para la vacuna contra el coronavirus.

Este martes, el Gobierno refrendó su labor al anunciar que destinará 4,5 millones de euros al CNB-CSIC para que siga buscando antivirales, anticuerpos y vacunas contra el SARS-Cov-2, dentro de una partida de 30 millones de euros destinada a la investigación científica. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aprobó también una autorización para que el equipo pueda ‘clonar’ el coronavirus para sus investigaciones.

“Hasta ahora estábamos reconstruyendo el virus de forma teórica. Pero este mismo martes nos han dado permiso para poder replicar la secuencia. A partir de ahí, tenemos la base para poder manipularla y quitar genes, proteínas y otros elementos que le dan virulencia, y así atenuarla”, explica Honrubia.

Mientras las cifras de contagios y de muertes por el coronavirus no dejan de crecer, este impulso del Gobierno, y el hecho de que el CNB haya conseguido financiación de la Unión Europea para agilizar su investigación, deberían dar para una celebración. Pero a Honrubia y a García Arriaza, así como al resto de investigadores del CNB, la noticia les pilló trabajando, igual que llevan haciendo a destajo estos últimos meses. Honrubia, en el equipo de Luis Enjuanes e Isabel Sola, los mayores expertos en coronavirus de España. García Arriaza, desde el Laboratorio de Poxvirus y Vacunas, dirigido por Mariano Esteban.

“En los laboratorios se están siguiendo dos líneas para combatir el coronavirus: por un lado, se está tratando de conseguir vacuna y, por otro, se están investigando tratamientos con antivirales”, explica Honrubia. Dicho de otra manera: la primera línea está centrada en la prevención y la segunda, en un tratamiento para personas ya infectadas.

En Estados Unidos y en China ya han comenzado los ensayos clínicos de las vacunas contra el coronavirus, pero antes de lanzar campanas al vuelo, los investigadores del CNB matizan: “Vacunas hay de muchos tipos, pero hasta que estén desarrolladas falta tiempo”.

Los científicos españoles insisten en que antes de la puesta en circulación de una vacuna, “hay que demostrar, en primer lugar, que no genera efectos adversos y, en segundo lugar, que es efectiva contra el virus”. Por esto mismo no se debería hablar de la existencia de vacunas contra el coronavirus —como se está anunciando estos días—, sino de “candidatas a vacunas”, ya que para verificar que son seguras todavía tienen que probarse en seres humanos, y esto lleva meses.

En España tampoco están perdiendo el tiempo. “Al poco de salir la secuencia del virus [publicada por científicos chinos en enero], empezamos a pedir herramientas y a activar el sistema. Llevamos un mes en pleno desarrollo del prototipo para la vacuna”, cuenta García Arriaza.

El CNB está especializado en generar vacunas por ingeniería genética, algo que sólo se puede hacer en un número muy limitado de laboratorios de todo el mundo. El equipo de Sola y Enjuanes ya ha desarrollado vacunas contra coronavirus que infectan a humanos como el MERS y el SARS de 2003, que es “en un 80% similar” a este nuevo coronavirus, señala García Arriaza.

El proyecto en que están inmersos ahora tiene como objetivo estudiar los mecanismos de patogénesis del coronavirus SARS-CoV2 con el propósito de eliminar de su genoma los genes responsables de la virulencia para obtener derivados atenuados, que son candidatos a vacuna y en los que ya están interesados varias compañías farmacéuticas españolas, según ha anunciado el Ministerio de Ciencia.

“Estamos tratando de generar una vacuna y, aunque la cosa pinta bien, no puedo decir que la tenga, todavía no está desarrollada”, explica Juan García Arriaza.

“Calculamos que tendremos el prototipo listo en 3 o 4 meses”, se aventura Honrubia. “A partir de ahí, se probaría en modelos animales y, de ahí, pasaría a la fase clínica en humanos. Eso quiere decir que se requieren pruebas, y tiempo”, recalca. “En total, esta fase experimental no dura menos de un año”, estima Honrubia. Aunque “ante la situación de pandemia, se tratarán de acortar los plazos”, añade García Arriaza.

Con todo, los investigadores españoles se muestran muy optimistas con el proceso. “Se está avanzando muy rápido”, opina Honrubia. “El virus tiene apenas tres meses y ya se habla de fase clínica [en Estados Unidos]. No obstante, dentro de esa fase hay otras tres más, aparte de los análisis de datos, de la logística, y de encontrar la forma de producirlo masivamente. Calculo que esa vacuna no estará lista hasta dentro de 9 o 10 meses, como mínimo”.

Para referir la rapidez de esta investigación, García Arriaza la compara con la búsqueda de una vacuna para el VIH. “Los primeros casos de sida se produjeron en California en 1981, y se tardó dos años en identificar que el agente causal era un virus. Ahora, en menos de un mes, se ha sabido que se trataba de un coronavirus, ya conocemos su secuencia genética y ya se están desarrollando varias vacunas. Nuestra sociedad ha ganado muchísimo en conocimiento”, ilustra.

Esperar “nueve o diez meses” parece ahora mucho, pero “con el VIH llevamos 40 años y no hay vacuna y, frente a la gripe común, hay vacunas pero no son del todo efectivas”, recalca. Juan García Arriaza sostiene que cuando se consiga la vacuna para este coronavirus, “será bastante efectiva”, ya que están observando que, aunque el virus muta, no lo hace “en demasía”. 

La vacuna no estará lista hasta dentro de 9 o 10 meses, como mínimo

“Probablemente, lo más eficaz sea combinar diferentes tipos de vacunas”, apunta. “Pero llevará tiempo. No creo que antes de finales de año haya algo”, insiste. “Ya hay vacunas desarrolladas, pero no es algo que se ponga en funcionamiento de la noche a la mañana”.

Si la vacuna estará lista para el próximo año, ¿quiere decir que este coronavirus se cronificará y volverá a aparecer la próxima temporada? “No sabemos, porque es un virus nuevo”, responde García Arriaza. “Es probable que con el buen tiempo se atenúe la transmisión. Y no sabemos si va a rebrotar, pero seguramente, si vuelve como un virus estacional, la gente tendrá más inmunidad, ya que hasta ahora nunca habíamos estado expuestos a este patógeno”, señala.

La investigación contra el coronavirus más avanzada es la de Estados Unidos, con una vacuna que ya se encuentra en fase experimental con humanos y, aun así, “le quedan varios meses por delante”. “Y eso que el músculo económico de Estados Unidos es muy potente. Si se hubiera generado en España, probablemente aún no habría ensayo clínico. Allí todo va mucho más rápido”, destaca García Arriaza. Pero rapidez no siempre quiere decir calidad. “Muchas veces, los tratamientos que han llegado a ensayos clínicos son mucho peores que otros que no han llegado a esa fase por falta de financiación”.

En un país que dedica el 1,2% de su PIB a la investigación, no podemos competir con otros países o grupos farmacéuticos

El investigador del CNB hace alusión a la batalla de David —laboratorios como el suyo— contra Goliat —grandes empresas farmacéuticas y lobbies—. “En mi laboratorio llevamos dos meses generando la vacuna sin ningún tipo de apoyo. Estamos solos. Estoy yo con mis propias manos, cuando hay empresas que tienen una plantilla de 20 o 30 investigadores trabajando en ello”, lamenta. “En un país que dedica el 1,2% de su PIB a la investigación, no podemos competir con otros países o grupos farmacéuticos”.

Tanto él como Honrubia están “contentos” con la reciente inversión del Gobierno, pero coinciden en que este estímulo no debería quedarse ahí, que el apoyo económico debería mantenerse si el país quiere estar preparado para hacer frente a una posible futura crisis de estas características. “Ahora nos viene muy bien, pero este impulso sólo ha llegado cuando le han visto las orejas al lobo”, resume García Arriaza.