El único destino español que se cuela en la lista de lugares imprescindibles para amantes del queso

El único destino español que se cuela en la lista de lugares imprescindibles para amantes del queso

"Auténtico paraíso natural".

Turófilo: dícese de la persona que adora el queso. ¿Lo sabías? Ea, pues no te acostarás sin saber una cosa más. En cualquier caso, si estás leyendo esto será porque a ti también te gusta este manjar lácteo. Para seguir disfrutando de ese alimento, pasión o vicio, Expedia.es te trae una lista con los destinos que, además de haber regalado al mundo la genialidad de sus quesos, esconden rincones dignos de ser visitados por el más fiel instagrammer. Ahí te van: ¡a la carta!

1. Gruyères, Suiza

  Vista de la ciudad medieval de Gruyeres, lugar de origen del mundialmente conocido queso Gruyere, en el cantón de Friburgo, en Suiza.bluejayphoto via Getty Images

Si quieres una foto digna de postal suiza (con castillo y todo), este pueblo medieval es tu destino. Además de estar rodeado por las hermosas laderas prealpinas donde suelen pastar las vacas que dan vida al famoso gruyere (¡sin agujeros!), cuenta con un castillo que preside el paisaje desde lo alto y varios museos muy interesantes, como el de HR Giger o el de la Maison du Gruyère. Ni qué decir tiene que este rincón es uno de los tesoros gastronómicos del país, por lo que no te faltarán restaurantes donde degustar sus tradicionales raclette o fondue.

2. Roquefort-sur-Soulzon, Francia

  Una vista de la pintoresca localidad de Roquefort-sur-Soulzon, enclave francés conocido por su producción del queso al que da nombre.Tashka via Getty Images

Si hay un queso famoso en el mundo, es el Roquefort. Muchos expertos gastronómicos lo consideran el rey de los quesos, ya sea por su sabor, su proceso de preparación o porque era uno de los preferidos del mismo Carlomagno. Y todo se lo debemos a un pastor enamorado y a un hongo de las cuevas que rodean a Roquefort-sur-Soulzon, un pequeño pueblo del sur de Francia. Acércate y no solo descubrirás la original historia de este queso, sino que también podrás animarte a explorar esta hermosa región: te esperan castillos, dólmenes y hasta iglesias vinculadas con los Templarios. Eso sí: recuerda que este queso también es uno de los más olorosos... ¡No está de más llevar contigo algo de perfume!

3. Camembert, Francia

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Y seguimos en Francia, pero esta vez para probar su queso cremoso más famoso, el Camembert, que debe su nombre a un pequeño pueblo que se esconde entre las colinas de Normandía. Y cuando decimos pequeño, nos referimos a que hay casi más vacas que casas. Si buscas paz, aquí no te faltará. Además, es una belleza de lugar y visita obligada para todo amante de este queso. Por supuesto, deberías visitar la granja Président y la Casa del Camembert, donde además de conocer la historia de este manjar, podrás degustar productos locales y descubrir otras especialidades normandas.

4. Brie-Comte-Robert, Francia

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Si hablamos de Camembert, no podemos olvidarnos de su primo, el Brie. Se parecen, sí, pero todo el que entienda un poquito de quesos sabe que no son lo mismo. ¿Que cuál es la diferencia? Acércate a Brie-Comte-Robert y seguro que te lo explican (mientras te pones hasta arriba para comprobarlo). Además, aquí podrás empaparte de historia, pues este pueblo presume de un rico patrimonio arquitectónico. Para prueba de ello, su hermoso castillo de finales del siglo XII: te dejará de piedra.

5. Edam, Países Bajos

  Vista de Edam, cerca de Ámsterdam, con sus famosos canales y sus agradables casas.Izzet Keribar via Getty Images

Otro país famoso por sus quesos es Holanda. ¿Quién no conoce el queso de bola Edam? Lo que quizás no sea tan conocido es el pueblo del que nace, y está muy cerquita de Volendam y Ámsterdam (estos seguro que te suenan más). En cualquier caso, de aquí te llevarás otra foto de postal: con su lago, sus canales y sus hermosos edificios de ladrillo de fondo. Y, si vienes en verano, recuerda que los miércoles se recrea el tradicional mercado de quesos. ¡Es digno de ver! Como lo es el retrato de la que, con sus 2,5 metros, dicen que es la mujer más alta de la historia: Trijntje Keever. Vete a saber qué le ponían al queso en su época...

6. Gouda, Países Bajos

  El ayuntamiento de la localidad holandesa de Gouda, en medio de la plaza del mercado. Vladislav Zolotov via Getty Images

Puestos a visitar los Países Bajos y continuando con nuestra ruta quesera, no podemos olvidarnos de parar en Gouda, a pocos kilómetros de Utrecht, Róterdam y La Haya. Su queso lleno de agujeros ya lo conoces, pero sería un pecado no acercarse y degustarlo in situ mientras exploras uno de los cascos históricos más hermosos del país. Te sorprenderán sus canales y los edificios góticos que rodean la plaza de su antiguo mercado. Aquí mismo se celebra todos los jueves en primavera y verano el mercado del queso: ¡tenlo en cuenta para organizar tu visita!

7. Cheddar, Reino Unido

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Saltamos ahora al Reino Unido para visitar la cuna de otro de los quesos más famosos del mundo: el cheddar. El suroeste inglés, y en particular el condado de Somerset, además de haber visto nacer en Cheddar este popular queso de producción internacional, puede presumir de albergar algunos de los paisajes más espectaculares del país, con acantilados y cavernas que cortan el hipo. ¿Habrán inspirado esas cuevas los famosos agujeros de tan popular queso? Desde luego, las cavernas dan buena fe del pasado gastronómico de lugar: acércate a la Cueva de Gough, por ejemplo, y prepárate para descubrir la historia caníbal del Reino Unido. Se ve que el queso no siempre estuvo de moda…

8. Cabrales, Asturias

  5cf929bf2100004011e6bad9Daniel Tomlinson via Getty Images

No podía faltar en esta lista uno de los quesos por excelencia de nuestro país: el de Cabrales. ¿Qué mejor excusa para acercase y explorar el Principado de Asturias? Entre catas y degustaciones varias por esta hermosa localidad asturiana, podrás aprovechar para perderte por auténticos paraísos naturales: los Picos de Europa están a un paso. Y ya lo dice el dicho: con queso, pan y vino, ¡se anda mejor el camino!

¡Buen viaje!