Las menguantes conferencias de prensa de la Casa Blanca: ¿qué le pasa a Trump?

Las menguantes conferencias de prensa de la Casa Blanca: ¿qué le pasa a Trump?

5c8fbf462400003200c6da21

Los focos han perdido brillo en la sala de prensa de la Casa Blanca, donde la conferencia que antes era diaria se ha convertido en un hito casi mensual, arrastrada por la batalla con los medios del presidente de EEUU, Donald Trump, y por su empeño en ser su propio portavoz.

La alerta corrió por el Ala Oeste como lo hacen las noticias urgentes: pausó el tecleo de los reporteros, interrumpió conversaciones y sacó de sus asientos a los fotógrafos.

″¡Tenemos rueda de prensa!”, había exclamado una periodista, segundos después de que el aviso oficial llegara a las bandejas de correo electrónico de los corresponsales ante la Casa Blanca.

Esa escena, presenciada la semana pasada por la agencia Efe, evidencia el carácter extraordinario de un acto que durante décadas formó parte de la rutina diaria de Washington, y que se ha diluido en la era de Trump, un presidente que ataca constantemente a los medios.

Cuando la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, se aproximó al podio hace una semana, llevaba un récord de 42 días sin dar una conferencia de prensa. No hubo ninguna en febrero, y solo hubo una en enero, otra en diciembre, una en noviembre y dos en octubre.

Un estilo... cambiante

Igual que otras tradiciones presidenciales, el ritual de la rueda de prensa diaria nunca ha encajado del todo en la Casa Blanca de Trump, poco interesado en delegar en portavoces o en explicar los matices de sus ideas.

Las tumultuosas conferencias de prensa del primer portavoz de Trump, Sean Spicer, convencieron a muchos en la Casa Blanca de que ese ejercicio fomentaba la ‘hostilidad’ de los periodistas e incluso les ayudaba a lucirse, como en el caso de Jim Acosta, de la CNN.

Esa idea se reforzó con la llegada al cargo de Sanders, que acortó la duración de las ruedas de prensa, y alcanzó su cénit de la mano de Bill Shine, que el pasado julio se convirtió en director de comunicación de Trump.

“Sarah Sanders ya no va mucho al podio porque la prensa la cubre tan grosera e incorrectamente, que le he dicho que no se moleste, que nuestro mensaje se difunde igualmente”, había tuiteado Trump en enero.

Shine abandonó este mes la Casa Blanca y eso generó expectativas sobre un posible cambio de rumbo, pero Sanders las rebajó durante su conferencia de prensa la semana pasada. “Yo no he notado ningún cambio”, ha dicho la portavoz.

Trump es el presidente más accesible de la historia moderna
Sarah Sanders

”(Trump) es el presidente más accesible de la historia moderna. Casi todos los días responde a preguntas, y cuando no lo hace, a veces lo hago yo desde aquí. Cada día respondemos a cientos de preguntas, y seguiremos haciéndolo. A veces será desde aquí, otras será desde otras plataformas”, ha zanjado.

La ausencia de Sanders en el podio ha llevado a los periodistas a hacer guardia en la entrada del Ala Oeste para lanzar preguntas a los funcionarios estadounidenses después de sus entrevistas en el canal favorito de Trump, Fox News.

Pero esos encuentros improvisados son cortos, se cancelan si hace mal tiempo y son inaccesibles para muchos reporteros, que no pueden permitirse estar el día entero en la Casa Blanca.

Cuando aún se celebraban regularmente, muchos en Washington consideraban inútiles las conferencias de prensa de Spicer y Sanders, porque ambos evitaban responder a numerosas preguntas o aclarar el significado de los tuits de Trump.

Pero Olivier Knox, el presidente de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, cree que recortar las ruedas de prensa supone una pérdida de “transparencia y rendición de cuentas”.

“Hay otros métodos para obtener información, pero los vigorosos intercambios públicos que pueden esperarse en la sala de prensa ayudan a subrayar que, en una república sana, nadie es demasiado poderoso como para no ser cuestionado”, ha afirmado Knox en enero.

La “realidad” alternativa de Trump

Mike McCurry, que fue portavoz de la Casa Blanca entre 1994 y 1998 y abrió la sala de prensa a las cámaras de televisión, también lamenta la reducción de esas oportunidades.

Esa deriva se debe a que Trump “cree que puede construir una realidad alternativa” y “no entiende la importancia de construir confianza en lo que el Gobierno dice”, ha opinado McCurry para la agencia Efe.

“Esto tendrá consecuencias, habrá un precio que pagar. Por ejemplo, hay veces que un presidente tiene que decir: ‘Confíen en mí, esto es un problema serio’. (A Trump) no le harán caso, lo considerarán tergiversación o mitología trumpista”, ha pronosticado.