Llamazares: “Las críticas a Fernando Simón son injustas, lo ha hecho lo mejor posible”

Llamazares: “Las críticas a Fernando Simón son injustas, lo ha hecho lo mejor posible”

Entrevista al exlíder de IU, médico y autor de 'Salud: ¿derecho o negocio?': “Sale un mundo más inseguro y con una sensación de fragilidad”

LlamazaresCARLOS PINA

España sale del estado de alarma. Días para reflexionar. Y Gaspar Llamazares ha volcado sus impresiones de este tiempo en Salud: ¿derecho o negocio?, un ensayo confirmado con Gema González y Miguel Souto. Y saca conclusiones como que nuestros flancos débiles han estado en el modelo de Salud Pública y en las residencias de mayores.

Escarba en la actualidad durante esta entrevista para alertar de que no se han abierto los debates fundamentales sobre esta pandemia: ¿cuáles son los factores determinantes? Para el excoordinador de IU, que es médico, se trata del modelo de relaciones sociales y con la naturaleza. Cita la hipermovilidad, la concentración urbana y la explotación del planeta.

El mundo que sale, confiesa Llamazares, es “más inseguro y con una sensación de fragilidad”. Ante lo que se ve en líderes mundiales como Trump y Bolsonaro indica que “en este movimiento populista que hemos vivido en los últimos años una parte muy importante es la irracionalidad y la manipulación de los sentimientos”. “Es lo que estamos viviendo. Cualquiera que lea algo del neofascismo sabe que el menosprecio de la ciencia es generalizado”, comenta Llamazares, que también se detiene en la política nacional para lamentar la oposición de PP y Vox: “Para la derecha, el virus es el Gobierno y el feminismo es el que lo transmite. Es delirante”.

¿Cómo es la España que sale del estado de alarma?

Muy parecida a la que entró, con los mismos valores. Quizá lo que cambian sean las expectativas. Sale un mundo más inseguro y con una sensación de fragilidad. Son los efectos que provoca una pandemia en una sociedad que creía que el futuro era previsible. Esta pandemia forma parte de una dinámica que probablemente sea cíclica y que tiene que ver mucho con nuestra forma de relación social y con la naturaleza. A pesar de que se han abierto debates sobre la capacidad de respuesta de los gobiernos, no se ha puesto la mirada en lo fundamental: los determinantes de la pandemia que tienen que ver con la hipermovilidad, la explotación y contraposición a la naturaleza y la concentración urbana. Enfermedades de la hiperglobalización. 

¿Y cómo sale la Sanidad pública española?

Desde el punto de vista de la opinión pública, más valorada por lo que ha significado de escudo defensivo frente a la pandemia. Eso influye en los poderes políticos y económicos en favor de la Sanidad pública, pero se seguirán produciendo los pulsos eternos entre recortes y privatización frente al vector de la defensa de la Sanidad pública. Lo que se ha visto claramente es la enorme fragilidad de nuestro modelo de Salud pública, no de nuestro sistema sanitario. La Salud pública ha sido la pariente pobre del sistema sanitario, junto con la salud dental y laboral. Nos hemos dado cuenta cuando ha llegado la pandemia de que no teníamos Salud pública o la teníamos muy débil. Ahora salía una plaza de epidemiólogo que ofrecían 1.600 euros, un escándalo, sus compañeros ganarán 500 o 1.000 euros más que una persona que debería ser especialmente apoyada en un periodo de desescalada. El gran problema que se ha visto es el de nuestro modelo de Salud pública. Y es doblemente preocupante, históricamente y no se ejecutó la ley de Salud Pública con la llegada de la crisis. Sólo se desarrolló, y menos mal, el Centro de Alertas Sanitarias.

El gran problema es que no habíamos desarrollo un buen sistema de prevención de salud

Siempre se había dicho la afirmación de que teníamos la mejor Sanidad Pública….

Sanidad Pública, sí. Tenemos un sistema de asistencia sanitaria que tiene una enorme calidad y que está basado en la atención primaria y en una buena calidad de formación de los médicos. Hay otros países que lo envidian. Pero el gran problema es que, a parte de la atención sanitaria, no habíamos desarrollo un buen sistema de prevención de salud, es decir, un buen sistema de Salud pública. Y hoy por hoy en las sociedades de nuestro tiempo es muy importante. Ha sido nuestro flanco débil y por ahí nos ha entrado la pandemia. Si hubiera resistido, como en Corea del Sur, probablemente hubiéramos tenido menos presión sobre las UCI y menos mortalidad. También hemos visto otro flanco, fuera del modelo sanitario, que ha sido el modelo de residencias de ancianos.

Un auténtico drama…

Ahí es donde está nuestra tasa de mortalidad diferencial, no solo en determinadas comunidades por razones evidentes de movilidad y densidad poblaciones, como Madrid y Cataluña, sino que el otro flanco débil es el modelo de residencia. Lo he conocido en los últimos tiempos hablando con amigos que son directores de centros de ancianos y me decían que era un modelo que servía hace treinta años. Una imagen vale más que mil palabras y me comentaban que cuando entraron de directores hace años celebraban el cumpleaños de quien cumplía noventa, pero que en los últimos veinte años ya no se celebran porque los cumplen todos. Sin embargo, no hemos adaptado las residencias ni la atención primaria a esas personas. Ha sido terrible, el Waterloo de esta pandemia.

  LlamazaresCARLOS PINA

Se han escuchado muchas críticas contra el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. ¿Qué te parecen y cómo valoras el papel que ha jugado?

Son injustas. En todas las epidemias que se han vivido en la historia, los responsables de atajarlas han sido siempre vilipendiados y en algunos casos sometidos al potro de tortura. Esa reacción que tiene que ver con referencias o recelos históricos no es justa. Con los medios que tenía y con la incertidumbre de una pandemia nueva, lo ha hecho lo mejor posible. No es es justo, por ejemplo, aplicarle lo de las mascarillas. No, perdona, lo decía la OMS hasta hace dos días, ahora ya plantea una mayor obligación de mascarillas. O lo de los tests, que era un problema más de recursos. No vale nada tener un test si no tienes un médico detrás. Han sido críticas injustas y se ha mezclado la legítima crítica política al Ministerio de Sanidad y al Gobierno, que creo que también ha intentado hacerlo lo mejor posible y en mi opinión no hay ninguna causa criminal, con el linchamiento. Eso es injusto y suicida. 

Lo de las residencias ha sido terrible, el Waterloo de esta pandemia

¿Temes rebrotes incluso durante el verano?

Que va a haber repuntes, con toda seguridad y más o menos localizados. Que puedan convertirse en un rebrote, lo temo más en otoño por su coincidencia con el momento gripal. Y que obliguen a un confinamiento, probablemente estemos en condiciones de contenerlo y si se reduce la movilidad, sea parcial. Pero no hay que descartar que haya una segunda ola como en la mal llamada gripe española, que fue peor que la primera. Pero espero que no sea así.

Estamos en 2020 y se ha visto la reacción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no haciendo caso a los científicos. También en Brasil con Bolsonaro o la actitud del principio en Reino Unido de Boris Johnson. ¿Qué te parecen estas corrientes?

Son corrientes que no son nuevas y parecería que forman parte de la Historia. La gestión del miedo ha sido tradicional en la gestión de las epidemias y la utilización de la culpa y del milagro también frecuentes. Uno esperaría que en el siglo XXI los aspectos más irracionales no aparecieran, pero el componente irracional va con el ser humano, como va también el componente racial. En este movimiento populista que hemos vivido en los últimos años una parte muy importante es la irracionalidad y la manipulación de los sentimientos. Es lo que estamos viviendo. Cualquiera que lea algo del neofascismo sabe que el menosprecio de la ciencia es generalizado, la teoría de la conspiración y el linchamiento de los científicos están en los movimientos populistas. Además, si se da un componente neonacionaista, la búsqueda del enemigo exterior es otra parte importante, tanto con el enemigo exterior en Wuhan o en la OMS. El cambio cualitativo es que esa corriente está en estos momentos de alza y tiene capacidad de influencia, no solo en los programas políticos sino en los gobiernos y en la opinión pública. Lo hemos visto no solo en América Latina, también en Hungría. Es utilizar la pandemia para acentuar la polarización de las sociedades e internacionalmente.

Para la derecha, el virus es el Gobierno y el feminismo es el que lo transmite

La derecha y la ultraderecha culpabilizan en el Parlamento al 8-M, cuando hubo partidos de fútbol, el metro en Madrid iba lleno y se celebró la asamblea de Vox. ¿Qué te parece? ¿Se está intentando criminalizar al feminismo?

Es evidente que se intenta configurar un nuevo virus, que es el Gobierno y el vector transmisor es el feminismo. Lo he leído, que el problema es que tenemos un Gobierno socialcomunista, que trae hambre y piojos y que solo se preocupa por la ideología de género. Lo veo en redes sociales de la extrema derecha pero también de la derecha que se considera civilizada e institucional. Eso forma parte de que la derecha que no ha asumido todavía que la moción de censura fue exitosa y perdió el Gobierno y tampoco que la salida a la crisis de Cataluña es dialogada o es un cáncer. Y tampoco ha asumido las características de una pandemia, donde tiene mucho más sentido ponerse al lado de la gestión y la racionalidad, como en muchos sitios del mundo. Para la derecha el virus es el Gobierno y el feminismo es el que lo transmite. Es delirante. Están haciendo una oposición desestabilizadora, bronca. La política de reconstrucción debería contar también con la contribución de las derechas, pero es cosa de ellos. 

Esta pandemia ha pillado a un Gobierno recién formado en enero, el primero de coalición tras la II República. ¿Cómo ves la entente PSOE-UP?

La coalición ha aguantado bastante bien. Creo que el test de estrés ha demostrado que la coalición era más sólida de lo que parecía. Con dificultades en el camino de ir ahormando el programa político, de ir consolidando las relaciones humanas, pero ha aguantado bien. Lo que no ha aguantado tan bien ha sido la mayoría de investidura, sobre todo, por el lado de ERC. El reto del Gobierno será intentar volver a coser esa mayoría e incluso ampliarla.