Moda sustentable en español
La vida era cada vez más ajetreada, hasta que llegó el coronavirus a darnos un bofetón a todos dejándonos sentados y quietos.
Y así de ajetreada iba la moda también, con el fast fashion haciendo estragos, no solo en los bolsillos y en la economía sino en el medio ambiente. Y este fue justo el dato que horrorizó y todavía palidece a la española Araceli Gallego, quien asistiera al meet up de Fashion Revolution, movimiento global que vela por que se haga una moda desde la responsabilidad. En aquella oportunidad se desveló que la industria de la moda era la segunda más contaminante en el mundo luego de la industria del petróleo, dato que le bastó a Araceli para motivarse a hacer algo.
Desde joven, Araceli ha estado con la conciencia bien despierta sobre el mundo ecológico, siempre ha sido conservacionista, y ha procurado no generar más daño en el ambiente del que ya hay, así que entendió que fundar su más reciente proyecto, Goshopia, era sin duda el próximo paso a seguir.
¿Cómo hacerlo? ¿Por dónde empezar? ¿Empezar en un país que no era el suyo? Todas estas interrogantes se le presentaron a Araceli, quien se describe como una viajera incansable, y para aquel momento se encontraba recién llegada a Dubái, lugar que es por ahora su hogar.
Y con ese mismo amor verde y la pasión de hacer un mundo mejor, ella se armó de paciencia y fue poco a poco construyendo ese mall online que ha convertido en su paladín de lucha, donde se promueve, conciencia y educa de la gravedad que representa al final el fast fashion y el daño inminente que está causando al ecosistema. Goshopia, hoy por hoy, es uno de los referentes cuando se trata de comprar moda sustentable.
Calidad y no cantidad, es una de las banderas de Araceli, quien promueve además las compras con conciencia: que compremos más por necesidad que por capricho, que quizá la compra cuesta un poco, pero ese monto será una inversión duradera.
¿Qué harás con tanta camiseta, pero con un planeta sin agua? ¿Te pondrías esos jeans que fueron hechos por personas que han sido sometidas a la esclavitud? ¿Apoyarías el comprar unas camisetas que costaron centavos apenas siendo casi inexistente la paga a los agricultores que recogieron ese algodón?
Todas esas preguntas aprendí a hacérmelas desde que conocí la gran labor que gente como Araceli hace en el mundo. Hay muchas formas de refrendar las cosas y esta es una de ellas.
