El reto de crear un museo dedicado a la Guerra Civil española

El reto de crear un museo dedicado a la Guerra Civil española

Teruel prepara un centro dedicado a la contienda: cómo será, qué se expondrá y cuándo abrirá.

Entrada de las fuerzas nacionales en Teruel.

En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.

El Generalísimo Franco

Burgos, 1° de abril de 1939.

Han tenido que pasar 80 años desde que Francisco Franco firmase ese último parte de la Guerra Civil para que en España se decidiese que había llegado el momento de dedicar un museo a ese largo y duro episodio de la historia reciente, que dio lugar a una todavía más larga y dura dictadura.

80 años para que en Teruel, “martirizada por ambos bandos durante la contienda”, como señaló Mayte Pérez, consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, en la presentación del proyecto, se empezase a gestar la idea de levantar el primer Museo oficial de la Guerra civil española. En Morata de Tajuña, en Madrid, existe un centro privado dedicado exclusivamente a la Batalla del Jarama. Está en el garaje del Mesón El Cid y en él se exponen fotos, bombas, cartas de amor, máscaras antigás o tinteros con los que se firmaron sentencias de muerte, que el jubilado Goyo Salcedo ha ido recopilando en los últimos 15 últimos años.

“La idea de construir el museo en Teruel es antigua. En realidad surgió hace unos diez años, pero ha sido en esta legislatura cuando se ha dado el impulso definitivo para su puesta en marcha”, explica a El HuffPost Ignacio Escuín, director General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón.

Bien mirado, han pasado en realidad 79 años. Porque el museo se creó jurídicamente en julio de 2018. Las ocho décadas han sido necesarias para que la Comisión asesora haya sentado las bases de su contenido expositivo y se hayan dado los primeros pasos para que el proyecto pueda ver pronto la luz. Eso sería, si los planes van según lo previsto, durante la siguiente legislatura. “Ahora mismo en el solar donde se va a construir se han adaptado ya espacios para iniciar la edificación y está en licitación el proyecto de construcción del museo”, añade Escuín.

Tenía que ser Teruel

Que sea Teruel el enclave de este museo no es un hecho aleatorio, y en la Batalla de Teruel (15 de diciembre de 1937 a 22 de febrero de 1938) está la explicación. El historiador de la Universidad de Barcelona Joan Santacana, impulsor de este proyecto junto al Gobierno de Aragón y al arquitecto Toni Casamor, ya justificaba esta ubicación en 2010 en su artículo ¿Un memorial para la paz en Teruel?

″[En Teruel] Los soldados sufrieron crueles combates y las bajas temperaturas. La lucha fue terrible. Teruel fue una ciudad mártir. El casco urbano y la población sufrieron duramente los embates y sucesivos asedios en lo que fue una de las más fieras emblemáticas batallas de la Guerra Civil española. Teruel comenzó a decidir el desenlace de la guerra, en este sentido es un elemento importante para explicar la misma guerra. Pero Teruel es también un ejemplo de la irracionalidad de la Guerra y de cómo la violencia afectó integralmente a personas y territorio. Teruel, ciudad que sufrió un auténtico holocausto a manos de ambos ejércitos contendientes es un espacio sobradamente legitimado para explicar el contexto de la Guerra Civil, sus orígenes, causas y consecuencias”. 

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Una guerra, en 3.500 metros cuadrados

Ubicado en el número 18 de la avenida Zaragoza, un terreno cedido por el  Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, el museo ocupará 3.500 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. La visita, según el proyecto del estudio BCQ Arquitectures, se iniciaría en una planta subterránea, donde estarían las exposiciones —permanente y temporales— y el auditorio. En la planta baja habría un jardín dedicado a la memoria y en la superior, el centro de documentación.

La idea es que el jardín albergue materiales pesados de guerra como acorazados y tanques y un memorial por la paz con los nombres de las víctimas. A los espacios del interior, de textura pardo-grisácea como los cerros que envuelven Teruel, se accedería mediante una rampa que pretende evocar a las trincheras. Una vez dentro habría dos módulos, uno dedicado a la guerra en el sentido más amplio y otro, a la batalla de Teruel.

Para qué un museo de la Guerra

“Estos módulos serán temáticos, pero no diferenciarán en ningún caso entre bandos, porque el museo quiere llamar a la reflexión y a la lucha contra el odio y la intolerancia”, recuerda Escuín.

El objetivo es informar y no opinar, enseñar y no adoctrinar. La vocación es dar a conocer las causas, el desarrollo y las consecuencias del conflicto bélico en la historia contemporánea de España y Europa. “Contendrá materiales originales y relatará la contienda desde el punto de vista militar, aunque su prioridad será mostrar su impacto desde la perspectiva de la población civil”, explicaba la comisión asesora en febrero, durante la presentación de su sede.

El museo quiere llamar a la reflexión y a la lucha contra el odio y la intolerancia.

Se trata de un centro para sacar conclusiones como lo pueden ser otros museos vinculados a la II Guerra Mundial y cuya perspectiva es únicamente integradora, centrándose más en las cuestiones sociales que en el hecho militar.

El presidente de la comisión asesora, Javier Paniagua, citaba dos ejemplos el pasado febrero: el museo del Holocausto en Berlín y el proyectado por Obama en Pensilvania. “Creemos que, después de 80 años, es hora de hacer un museo de la reconciliación”, manifestó entonces.

Los nombres del museo

Paniagua, profesor de Historia Social y del Pensamiento Político de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, lidera el grupo que asesora al historiador Joan Santacana y al arquitecto Toni Casamor en este proyecto. Lo componen expertos nacionales e internacionales como el británico Paul Preston, biógrafo de Franco; la hispano-británica Helen Graham, quien asegura que la guerra civil fue la razón de que decidiera ser historiadora; el estadounidense Stanley G. Payne, autor de 365 momentos clave de la Historia de España, y los españoles Alberto Sabio y Eloy Fernández Clemente.

“Todos ellos participan de la iniciativa para garantizar su rigor y avalar sus contenidos”, aclara Escuín. Como también lo hacen los historiadores José María Maldonado, Alfonso Casas, Ángela Cenarro, Vicente Aupí y Serafín Aldecoa, que componen la subcomisión especializada en la Batalla de Teruel.

El Museo de la Guerra Civil. Batalla de Teruel costará 8,7 millones de euros, que se cargar´ al Fondo de Inversiones de Teruel. La primera partida salió en 2018 y fue de 1,8 millones.