Nissan cerrará su fábrica de Barcelona y deja a 3.000 trabajadores en la calle

Nissan cerrará su fábrica de Barcelona y deja a 3.000 trabajadores en la calle

Lo avanzan los periódicos japoneses. La decisión se conocerá en la presentación de resultados que hará el grupo automovilístico el próximo 28 de mayo.

Un trabajador en la fábrica de Nissan en Barcelona.JOSEP LAGO via Getty Images

La decisión de Nissan de cerrar su fábrica en Barcelona está ya tomada y faltan sólo unos días para que se haga oficial, según las noticias que han trascendido este jueves y que han llevado a la Generalitat a reclamar a la multinacional “lealtad y claridad”, mientras que el comité promete dar guerra.

El diario japonés Nikkei ha publicado que Nissan Motor va a cerrar su fábrica en Barcelona como parte de las medidas para reducir costes ante la fuerte crisis que sufre el sector automovilístico y que trasladará la producción a otras plantas de Renault, con la que la firma nipona creó una alianza hace dos décadas.

La planta de Zona Franca de Barcelona, el centro productivo más importante de Nissan en España, emplea a unas 3.000 personas, pero de ella y de las fábricas de Montcada i Reixac y de Sant Andreu de la Barca dependen unos 23.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, teniendo en cuenta toda la red de proveedores y subcontratas.

Al igual que otras firmas del sector automotor, Nissan ha tenido que suspender su producción en muchos países primero por los efectos del brote de coronavirus, que afectó a sus fábricas en China, y después por la fuerte caída en la demanda a causa de la pandemia.

Pese a que la alianza entre el grupo nipón y el francés entró en crisis a raíz de la detención a finales de 2018 del que fuera presidente de Nissan y Renault, Carlos Ghosn, la pandemia y la fuerte caída de la demanda de vehículos está acercando de nuevo a las dos compañías para sacar provecho de su alianza, en la que también está integrada Mitsubishi Motors, según Nikkei.

Al parecer, Renault, Nissan y Mitsubishi van a diseñar en los próximos días un programa a medio plazo para afrontar la crisis del sector, y el consejo de administración de Nissan ha analizado ese plan este jueves.

La colaboración entre Nissan y Renault implicará, por ejemplo, que la firma nipona comience a producir vehículos de Renault en sus plantas del Reino Unido, mientras que Nissan Motor planearía concentrar sus inversiones en Japón, Norteamérica y China.

En el año fiscal de 2019, cerrado en marzo pasado, la planta de Barcelona produjo 55.022 vehículos. A nivel global, Nissan fabricó en ese ejercicio 5,36 millones de vehículos, según los últimos datos de Nissan, por debajo de su capacidad, de 7 millones.

Ante este escenario, la consellera de Empresa de la Generalitat, Àngels Chacón, ha reclamado “lealtad” y “claridad” en sus informaciones a la multinacional.

En declaraciones a Efe, Chacón ha desvelado que este martes se reunió con el presidente de Nissan en Europa y con el consejero delegado de la planta de Nissan en Barcelona y que ambos le dijeron que la decisión “no estaba tomada” y le remitieron a la presentación de resultados que hará el grupo japonés el próximo 28 de mayo.

Por su parte, el presidente del comité de empresa de la planta de Nissan en Barcelona, Juan Carlos Vicente, ha asegurado que la plantilla “va a seguir dando guerra hasta el final” para tratar de evitar el cierre de la fábrica y ha advertido a la compañía que “si se van les va a costar muy caro”.

Aunque ya hace semanas que van llegando noticias cada vez más desalentadoras sobre el futuro de los centros de Nissan en Barcelona, Vicente ha reconocido en declaraciones a EFE que los trabajadores han recibido hoy con especial temor la información que publica el diario japonés Nikkei sobre el cierre de la fábrica.

“La dirección de Nissan en Barcelona nos dice que aún no saben nada de manera oficial. Nosotros continuamos con nuestra huelga indefinida y seguiremos dando guerra hasta el final”, ha afirmado el sindicalista.

Vicente ha apuntado que el comité “tiene muy claro que si Nissan se va de Barcelona le va a costar muy caro”. “La situación es jodida, pero que no crea que lo vamos a poner fácil. Si se van, al menos que el coste no lo tengan que pagar los contribuyentes, sino la multinacional”, ha subrayado.

Pese a que la pandemia hace imposible llamar a la manifestación en las calles, el comité mantiene la huelga indefinida que inició el pasado 4 de mayo y que ha obligado a parar la producción que se había reiniciado en la Zona Franca tras el parón obligado por la COVID-19, mientras que los trabajadores continúan afectados por un ERTE.

Esta misma semana, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, aprovechó una visita a la Moncloa para pedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que haga gestiones y que busque la implicación de Renault para hallar una salida a la crisis de Nissan en Barcelona, lo que pasaría por otorgar un nuevo modelo a estas fábricas.

El sindicato confía en que la solución pueda venir de la mano de Renault, y en concreto del papel que pueda jugar el futuro consejero delegado de la marca francesa, Luca de Meo, que hasta hace unos meses era el presidente de Seat.

Pedro Sánchez ya se entrevistó el pasado 22 de enero en Davos (Suiza) con el presidente de la alianza global Renault Nissan Mitsubishi, Jean-Dominique Senard, quien se comprometió en principio a no despedir a los trabajadores de las plantas de Nissan en Barcelona, Cantabria y Ávila, según señalaron fuentes del Ejecutivo.

La fábrica de la Zona Franca ha ido perdiendo carga de trabajo de manera paulatina en el último año, lo que llevó a finales de 2019 a plantear un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con 600 prejubilaciones, mientras que, en paralelo, la dirección de la planta de Cantabria presentó otro con 80 prejubilaciones.

Antes de la irrupción del COVID-19, la planta barcelonesa ya trabajaba a un 20% de su capacidad y los sindicatos llevaban meses reclamando un plan industrial para reflotar la fábrica.

Esta es la peor situación en la que se han encontrado nunca los trabajadores de Nissan en Barcelona, que en 2009 hizo frente a un ERE de 581 personas mediante prejubilaciones y bajas incentivadas al tiempo que incluía más flexibilidad en el convenio colectivo.