Lo que suponen políticamente los presupuestos de la coalición

Lo que suponen políticamente los presupuestos de la coalición

La coalición siente que sale reforzada, afronta con optimismo su tramitación y se vuelca con jóvenes, la cultura, la ciencia y la clase media.

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez este juevesMONCLOA

Tras días de nervios y negociaciones in extremis, el anteproyecto de presupuestos generales del Estado ha pasado por encima de la mesa del Consejo de Ministros este jueves en una reunión extraordinaria. Las cuentas echan a andar y serán cruciales para el futuro del país y del propio Gobierno de coalición, que quiere convertir esta ley en la hoja de ruta de la recuperación y en un camino también para su reelección.

Los presupuestos generales son la ley más importante del año, significan materializar el rumbo de un Ejecutivo. Y estas cuentas nos dejan varias lecturas políticas sobre el presente y el futuro. La sensación que sale de ambos miembros del Gobierno es que sale “reforzada” la coalición tras los tiras y aflojas de las últimas semanas.

El anteproyecto incluye una de las medidas que reclamaba Unidas Podemos como línea roja, el impuesto de sociedades del 15% -una tasa que se ha abierto camino en todo el mundo con poyo en la Administración de Joe Biden y en el G-20-. Afectará a algo más de mil empresas y recaudará unos 400 millones de euros. Además, la aprobación de las cuentas ha ido ligada a un acuerdo entre PSOE y UP para aprobar una ley de vivienda en las próximas semanas. Este era otro punto “indispensable”, según marcaba este fin de semana en una entrevista en El HuffPost la actual líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. 

Esta era la primera ley de presupuestos que se negociaba sin Pablo Iglesias como vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos. Desde el partido morado, señalan fuentes, se considera un éxito el resultado final: “Esto demuestra que este espacio político no ha perdido su vigencia y que las mujeres que lo lideran no van a dar ningún paso atrás”.

  Yolanda Díaz y Pedro SánchezEL HUFFPOST

Ha sido una negociación “dura”, como reconocen ambas partes, pero al final se cumplió lo que prometió el presidente: aprobar las cuentas a principios de octubre. Fuentes del sector socialista del Gobierno señalan que la sensación es “buena” tras el acuerdo con UP y consideran que es “normal” que el “socio minoritario” quiera “visibilidad” y “anotarse tantos”. “Hay que ser generosos”, añaden desde los asientos del PSOE en La Moncloa.

Al final se ha llegado a buen puerto, y todo se desatascó el martes por la mañana antes de la reunión ordinaria del Consejo de Ministros, con una cita al máximo nivel de una hora entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, María Jesús Montero, Ione Belarra y Félix Bolaños. Ahí tienen a los que más mandan cuando se hacen números. 

De allí hasta la reunión extraordinaria 48 horas más tarde. Y han cambiado algunas cosas que no han pasado desapercibidas. No hubo palabras ni actos solemnes como la última vez entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Se acabaron estos tiempos más pomposos del líder de UP y con la mano detrás del expulsado Iván Redondo. Una foto más sencilla y calurosa en dos sillones de Sánchez junto a Yolanda Díaz, que ha jugado un papel más institucional dejando el lado más peleón en la negociación a Ione Belarra.

  Isabel Rodríguez y María Jesús MonteroMONCLOA

Ahora toca sacarlos adelante en el Congreso de los Diputados. Previsiblemente el libro amarillo se presentará en la Cámara Baja el próximo miércoles (cuando se conocerán al dedillo todas las partidas) y tocará negociar con los grupos. Con varias claves: no habrá jugueteo con Cs, el Ejecutivo busca el botón verde de sus socios de investidura. Ya ha habido algunos contactos y todos miran especialmente a Esquerra y al PNV. Son duros negociando, como admiten en La Moncloa. En tono irónico un miembro del Gobierno señala: “Se las traen los dos”. 

Lo que esperan en Hacienda, según ha explicado la propia María Jesús Montero, es que estos grupos sean “razonables” durante la tramitación y negocien sus enmiendas. Lo que sí quiere la sevillana es “discreción” durante las conversaciones para que lleguen a “buen puerto”. Su idea es que haya cuentas públicas ratificadas a finales de año. Pero la sensación que reina en el Gobierno es que saldrán adelante.

  Yolanda Díaz y Pedro SánchezMONCLOA

Estas cuentas suponen de facto que la coalición aguantará hasta 2023 o principios de 2024 (momento en el que tocarán las elecciones generales). En caso de discrepancias el año que viene, podrían prorrogar las cuentas actuales unos cuantos meses. Pero no es la intención del Ejecutivo, que aspira a sacar proyecto también el año que viene. Desde el PP se dice que estas serán las últimas cuentas de Sánchez… pero La Moncloa augura que ese pronóstico fallará.

Los dos socios tienen una férrea voluntad de aguantar lo máximo posible y, sobre todo, creen que empieza ahora otra legislatura diferente a este año y medio marcado por la pandemia. Los datos económicos van bien (España será el país de la UE que más crecerá según las previsiones internacionales) y estos presupuestos ya llevan inyectados más de 27.000 millones de euros de los fondos europeos. Y tienen un especial objetivo en las dos partes: que la recuperación sea justa, transparente, diferente a la posterior a la crisis de 2008 y que se note lo más rápidamente entre los ciudadanos. Con una máxima: que los presupuestos los perciba todo el mundo y que “ensanchen” la clase media. Todo con un toque muy social, ya que se destinarán seis de cada diez euros a gasto social, con el mayor gasto público de la historia del país.

  Rueda de prensa tras el Consejo de MinistrosMONCLOA

Asimismo, el Gobierno ha querido lanzar varios mensajes muy potentes en las cuentas y fijarse en una serie de sectores: los jóvenes, la cultura y la ciencia

Entre las medias estrella para los jóvenes hay dos bonos. Está, por un lado, el de ayuda para la vivienda de 250 euros y también se aprueba uno cultural de 400 euros, para libros y consumo de espectáculos. Una medida que todavía está abierta a su reglamentación, y en la que se ha dejado de momento fuera a los toros. Con ello también se busca fomentar el sector cultural, muy afectado por la pandemia y orillado siempre por los gobiernos del PP, como ha recordado María Jesús Montero. Desde el Gobierno se rechaza que sea algo electoralista al fijar que lo recibirán las personas cuando cumplan 18 años (momento en el que ya pueden votar). Asimismo, irán 12.398 millones de euros para ciencia, un campo en el que Gobierno quiere dar pasos hacia adelante y que pone como base para la recuperación tras la pandemia.

La Moncloa también quiere impulsar a otros sectores ante el nuevo escenario y subirá el sueldo de los funcionarios un 2%. A la vez, se van a revalorizar las pensiones siguiendo los cálculos del IPC y se busca también mejorar a las clases medias y trabajadoras (base principal de la coalición y las que darán la victoria o no en 2023, las más sensibles para una coalición progresista, su prueba de fuego).

También el Gobierno quiere desterrar la imagen de que los ingentes fondos europeos sólo beneficiarán a las grandes empresas. Desde Hacienda se insiste en que irán principalmente para pymes y autónomos (con una partida de digitalización y modernización de 8.503 millones de euros). Esto supone mejores para los más de diez millones de pensionistas en España, y se alcanzarán ayudas a becas para 808.517 personas, Además, el aumento de las dotaciones de dependencia, calcula el Ejecutivo, servirá para 350.053 beneficiarios. A partir de ahora, se tiene que notar esa recuperación y en el PSOE y UP esperan que también cojan aire unas encuestas ahora dominadas por la derecha.

La coalición ya tiene sus cuentas. Pone rumbo a 2023, a la espera de pactar con sus socios en el Congreso. Los presupuestos con el mayor gasto público de la historia en un momento sin precedentes tras una pandemia. Con dos objetivos: una recuperación justa y volver a gobernar La Moncloa.