Qué recorrido tiene el sindicato ultra de Vox

Qué recorrido tiene el sindicato ultra de Vox

Los sindicalistas temen más que los militantes de las grandes centrales voten cada vez más a Vox, no que los de Abascal funden el anunciado sindicato.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en A Coruña, durante la campaña a las elecciones autonómicas del 12 de julio de 2020.Cristina Andina via Getty Images

En 1927 lo hizo Mussolini; en 1933, Hitler; en 1940, Franco. El nefasto trío fundó sindicatos en sus países, tras tomar el poder e ilegalizar a las centrales sindicales creadas y votadas por los movimientos obreros. Santiago Abascal acaba de anunciar que Vox, el partido de ultraderecha, va a fundar un sindicato para defender a los trabajadores. Afortunadamente no está en el poder.

Esa es la razón por la que experimentados sindicalistas y otros expertos en economía, consideran que un sindicato creado por la extrema derecha en España no tiene excesivo recorrido, mientras se intente hacer desde abajo. Lo que sí que es grave, preocupante, es que militantes de las centrales sindicales grandes, como UGT o CCO, terminen votando a la extrema derecha, cuando la crisis del 2008 enlazará este otoño con la del coronavirus.

La tendencia es un hecho. No hace tanto que la Confederación Europea de Sindicatos (CES) convocaba a sus miembros en manifestaciones contra el voto a los partidos de extrema derecha.  La Unión Europea, a través del Consejo Económico, financia ya un estudio sobre “Las estrategias de los sindicatos en la UE para hacer frente a la creciente simpatía de los trabajadores y miembros de los sindicatos para votar por los populistas y nacionalistas de derechas”. Es por tanto lógico que a quienes tienen memoria se les hayan puesto los pelos como escarpias con las palabras de Abascal en un mitin, corroboradas luego por los portavoces de su organización.

Este otoño, las cosas se van a poner durísimas por la crisis y el fin de los ERTE, pero la gente se movilizará y apoyará más a los sindicatos de extrema izquierda que a uno de extrema derecha,
Manuel de la Rocha

“Ese anuncio tiene poco futuro. Creo. También Podemos decidió en su día crear un sindicato, y luego, el asunto quedó en el olvido”, apunta Manuel de la Rocha Rubí, miembro de UGT y del PSOE desde 1972, ex diputado socialista, profesor de Filosofía del Derecho y exalcalde de Fuenlabrada. El sindicato “independiente” próximo a Podemos –“Somos”- se registró, pero se ha diluido.

El político y sindicalista recuerda lo obvio, a veces tan necesario. “Un sindicato aglutina a los trabajadores para defender sus intereses frente a los patronos o empresarios. Aquí ya hay sindicatos de derechas, en la función pública, en la enseñanza privada y en otros sectores productivos. Una organización sindical tiene que tener afiliados, presentarse a unas elecciones y ganarlas. Este otoño, las cosas se van a poner durísimas por la crisis y el fin de los ERTE, pero la gente se movilizará y apoyará más a los sindicatos de extrema izquierda, Co.bas o CGT (herederos de la CNT), que a uno de extrema derecha”.

Según el ex alcalde de Fuenlabrada, el problema es otro. Si bien no ve cómo VOX puede crear una central sindical que chute, lo que tiene claro es que un montón de gente, los desfavorecidos por la crisis de la pandemia y la del 2008, sí que van a votar a VOX.

  Santiago Abascal pronuncia un discurso en un acto de Vox.Agencia EFE

La idea de crear sindicatos de extrema derecha, donde se incluye la afiliación obligatoria de todos los trabajadores, más los empresarios y con el Estado paternalista como mediador en esa gran familia que serían los patronos y los obreros, es una invención de Benito Mussolini. En 1927, el dictador italiano promulgó “La Carta del Trabajo” o Carta di Lavoro. En 1933, Adolf Hitler llegó al poder y tras ilegalizar y perseguir a las centrales sindicales, creó el Frente Alemán del Trabajo (DAF, siglas en alemán), la organización sindical nazi, inspirado en los mismos parámetros de la Carta de Mussolini. En 1940, el estado franquista creó el Sindicato Vertical, con la afiliación obligatoria y empresarios y trabajadores revueltos.

Pero es obvio que no estamos ni en los años 20, ni en los 30, ni en los 40 del siglo pasado. Por eso un sindicato de extrema derecha con éxito no calará aquí, defiende Antonio Gutiérrez, el exsecretario general de CCOO. “Se nos ha olvidado que Fuerza Nueva -la de Blas Piñar- tuvo su organización sindical, Fuerza Nacional del Trabajo (FNT). Puede que incluso no esté disuelta. Cuando llegó Miguel Blesa a Caja Madrid encontró que aún había un convenio con ellos”.

A la frustración que la gente arrastra, cada día más alta, ahora se une el resentimiento, azuzado por lo que representa esta gente, que son fascismo puro y duro
Antonio Gutiérrez

Gutiérrez insiste en que el contexto es muy diferente, pero le preocupan idénticos temores que a otros economistas, sindicalistas o sociólogos. “No hemos salido de la crisis de 2008 -esa es mi opinión, no comparto lo de la recuperación de Rajoy- y entramos en la de la COVID-19, con una enorme incertidumbre. A la frustración que la gente arrastra, cada día más alta, ahora se une el resentimiento, azuzado por lo que representa esta gente, que son fascismo puro y duro”. El dirigente de CCOO y exdiputado socialista es consciente de que las palabras se desgastan, pero esta vez no teme usarlas. “Tengo claro que estos son fascistas y alientan cada día más el resentimiento, acompañados por el Partido Popular actual, desde una enorme irresponsabilidad”.

Gutiérrez teme más a la fuga de votos de la izquierda hacia la fuerza de Abascal, “en un momento en el que la derecha está mucho más armada ideológicamente que la izquierda. Aunque se están haciendo leyes y cosas importantes desde el Gobierno actual, la izquierda hace tiempo que está desideologizada. Yo pienso que ese problema ya empezó con Felipe González” remata el sindicalista y político.

Tampoco el catedrático de Economía Aplicada, Santos Ruesga, ve un gran futuro a una organización sindical ultra montada por los de Abascal. “Estamos hablando de una fuerza política que tiene el 15% de los votos y no sé si va a crecer mucho más. En España puede haber 2,5 millones de afiliados a sindicatos -quizá un poco menos- y más de la mitad, pertenecen a UGT y CCOO. Aquí hay ya sindicatos de derecha y de extrema derecha (funcionarios, policía). Otra cosa es que siguieran el modelo “leninista”, con una organización muy centralizada. Pero ni estamos en los años 30 del sindicato de Hitler, ni en los 50, con la Argentina de Perón. En mi opinión, un movimiento de corte popular, como los que pueden producirse en los próximos meses, no pasa por la creación de un sindicato, no hay un llamamiento a la clase obrera” defiende Ruesga.

  Simpatizantes de Vox asisten a un acto del partido en Lugo, el 3 de junio de 2020. Europa Press News via Getty Images

Porque no basta un discurso basado en criminalizar a los inmigrantes y la extrema derecha aún no tiene el poder del Estado. Para el profesor de la Autónoma, no es lo mismo controlar el poder que el 15% de los votos y “estos por ahora no han demostrado una gran capacidad organizativa. ¿Van a montar ellos un sindicato que haga un discurso contra los empresarios? No. Montarían una organización con capacidad de movilización que cargara contra el Gobierno, al grito de, por ejemplo, “igualdad para las pensiones”. Pero no un sindicato en el sentido clásico del término”. Eso sí, la inquietud por el ascenso de los populismos es compartida con De la Rocha y Gutiérrez.

“Si lo acaban montando, no me parece que con cargar contra la inmigración sea suficiente para impulsar un sindicato” corrobora otro sindicalista de prestigio, que durante años ha trabajado para la CES en Europa, el sindicato de todas las centrales en la UE. “Puede que esta decisión de los de Abascal madure algo tras el rifi rafe entre Unai Sordo y la diputada de Vox, que acusó a los sindicatos de cobrar fondos públicos y demás. (El líder de CCOO le recordó a la de Vox que quienes cobraban subvenciones eran los partidos) . “Pero la gente joven vota a Le Pen o a Salvini. Los riesgos autoritarios están ahí, vendrán por el crecimiento de los votos a la extrema derecha, no porque funden una organización sindical”.

Mientras no alcancen el poder, claro. Desde abajo, ya veremos, pero desde arriba y con el apoyo del PP…

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Ana Ramírez Cañil es periodista. Nació en Madrid, pero es de Rascafría. Ha trabajado en Cinco Días, en la revista Mercado, en la primera La Gaceta de los Negocios. Entre 1984 y 1985 vivió en Nueva York. Redactora jefe del semanario El Siglo, directora de «Informe Semanal», delegada de El Periódico de Catalunya en Madrid, subdirectora de soitu.es. En 2010 crea con Pilar Portero la web de política y economía tu2is.es. Es Premio Espasa de Ensayo por La mujer del Maquis y autora de Si a los tres años no he vuelto (Ed. Espasa). Sigue a Ana Cañil en Twitter en http://twitter.com/anarcanil Pilar Portero es periodista, ha trabajado, por orden cronológico, en Radio3, en la revista de información general El Siglo, en el Negocios de El País, en el Magazine de El Mundo, en la Sección de Madrid de El Mundo, en elmundo.es, desde el año 2000. Es una de las fundadoras de soitu.es, en donde trabajó desde 2007 hasta el cierre. En 2010 crea con Ana R.Cañil la web especializada en política y economía tu2is.es. Sigue a Pilar Portero en Twitter en http://twitter.com/pilarportero