Stop "stop feminazis"

Stop "stop feminazis"

Exhibir un cartel con “stop feminazis” no es libertad de expresión, es actuar libre e impunemente para negar la violencia de género y contra quienes buscan erradicarla.

Un grupo de manifestantes protesta contra la sentencia de 'La Manada' en 2018.Pablo Blazquez Dominguez via Getty Images

Hay que poner fin a ese machismo exhibicionista que vive asentado a las puertas de determinados juzgados, o que acude a ciertas citas para levantar sus pancartas y carteles con las que reivindican la impunidad de la violencia contra las mujeres y el rechazo a las políticas de igualdad y al feminismo.

Me refiero a ese grupo de hombres que lleva años aprovechando cualquier caso o situación para mostrar sus pancartas con el mensaje de “stop feminazis” ante alguna cámara de televisión sin que nadie haga nada.

Ante esta situación surgen varias cuestiones:

1. No creo que ninguna organización pudiera estar asentada libremente alrededor de los edificios judiciales con sus pancartas preparadas en espera de que llegue alguien que haya levantado interés mediático para situarse detrás y levantar sus carteles que critican que se actúe contra la violencia que sufren las mujeres. ¿Piensan que sería posible que hubiera grupos similares que atacarán a quienes luchan contra el racismo, contra el terrorismo, o contra el narcotráfico?

2. ¿Creen que sería factible que, además, lo hicieran considerando como nazis a quién trabaja contra el racismo, el terrorismo o el narcotráfico, y los llamarán “anti-racisnazis”, “anti-terronazis” o “anti-narconazis?”.

3. Con esa estrategia lo que en realidad hacen es propaganda del nazismo al legitimar sus argumentos. La situación es sencilla, si ellos legitiman que existen estrategias “nazis” por parte del feminismo, lo que en realidad están legitimando es que se utilicen ese mismo tipo de estrategias nazis en contra de estas iniciativas, que es justo lo que luego lleva a cabo la ultraderecha y sus grupos afines al cuestionar la existencia de la violencia de género, y al decir que las propuestas a favor de la Igualdad son un ataque al orden social y a la libertad de las familias, presentándolas como una especie de “ingeniería social” a la que llaman “adoctrinamiento de género”.

Al llamar “feminazismo” al feminismo presentan la igualdad como un instrumento de opresión dirigido contra aquel grupo de personas que no comparte la condición defendida por el feminismo. Y para hacerlo creíble afirman que el feminismo va contra todos los hombres, al igual que dicen que las leyes de violencia de género van también contra todos los hombres. Una estrategia que. en realidad. busca aumentar el odio contra aquellas organizaciones y personas que trabajan para corregir la desigualdad y erradicar la violencia de género y, de paso, mantener la misoginia original del machismo.

Actuar contra el feminismo es defender la realidad que pretende transformar el feminismo, es decir, el machismo

Actuar contra el feminismo es defender la realidad que pretende transformar el feminismo, es decir, el machismo. Y, por tanto, significa darle valor a la construcción androcéntrica levantada sobre la idea de que la condición masculina es superior a la de las mujeres y que el orden que debe definir la realidad social es el de la desigualdad con los hombres dirigiendo el destino de nuestros días.

Todo ello demuestra que se busca perpetuar los privilegios históricos de los hombres, entre ellos el hecho de utilizar la violencia contra las mujeres sin que la inmensa mayoría de los agresores sean denunciados (aproximadamente el 75% no es denunciado) y que solo se condene alrededor de un 22% del 25% que se denuncia. Esta situación lleva a que en la práctica la violencia de género resulte prácticamente impune para quienes la ejercen, lo cual no deja de ser un gran privilegio.

Presentarse con carteles defendiendo esas ideas es incitar al odio y a la violencia, pues, además de defender el orden actual con su violencia impune, también aprovechan para mandar el mensaje de las “denuncias falsas” y de que las mujeres arruinan la vida a los hombres al “quitarle los hijos, la casa, y la paga”; o lo que es peor, diciendo que bajo estas circunstancias son abocados al suicidio, como también plantean desde estas posiciones.

Al igual que no se puede defender el racismo, ni el terrorismo, ni el narcotráfico, ni la xenofobia, ni ningún planteamiento de este tipo exhibiendo carteles en lugares públicos, no debería permitirse que estos hombres paseen con sus carteles por las puertas de los juzgados y otros lugares donde aparezca una cámara de televisión para exhibirse, como hemos visto estos días con Rocío Carrasco.  Y da la sensación de que deben tener algún contacto interno cuando saben qué día, a qué hora y en qué juzgado aparecerá la persona mediática junto a la que mostrar sus pancartas.

Exhibir un cartel con “stop feminazis” no es libertad de expresión, es actuar libre e impunemente para negar la violencia de género y contra quienes buscan erradicarla. Quienes tienen la responsabilidad de evitar que se incite al odio deben actuar para hacer stop al “stop feminazis”.

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Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico. He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad. Los artículos que publica aquí también aparecen en su blog, pero tiene otro blog, donde escribe sobre la vida desde un ángulo mucho más literario.