Voto por correo: por qué es imposible hacer un pucherazo como insinúa la ultraderecha

Voto por correo: por qué es imposible hacer un pucherazo como insinúa la ultraderecha

Hasta exdiputados como Marcos de Quinto y Girauta han extendido la sombra de la sospecha.

Voto por correo.Marcos del Mazo via Getty Images

El pasado 10 de marzo, Isabel Díaz Ayuso decidió romper el Gobierno de coalición en la Comunidad de Madrid y convocar elecciones. Cinco días después, ya estaba en marcha el sistema para poder votar por correo para los comicios del 4 de mayo.

Al caer las elecciones en martes y, por tanto, día laborable, y además por la pandemia de coronavirus, fueron muchos los que, sobre todo desde la izquierda, recordaron que el voto se podía ejercer a través de este sistema y que la fecha límite para solicitarlo era el día 24 de abril.

Así lo hizo, por ejemplo, Rubén Sánchez, portavoz de Facua, desde su cuenta de Twitter:

Inmediatamente, como ya ocurriera con los seguidores de Trump en las últimas elecciones en EEUU, desde la derecha y la ultraderecha comenzó a extenderse la sombra de la sospecha sobre el voto por correo, apoyado además por dos exdiputados de Ciudadanos como Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto.

Muchos, hasta día de hoy, siguen hablando de “pucherazo” y “manipulación” y “estafa”. Más aún después de lo sucedido con las amenazas enviadas a varios candidatos precisamente a través del servicio postal:

Los hay, incluso, que ven fantasmas hasta en que hayan aumentado un 42,8% las solicitudes de voto por correo respecto a las elecciones del 2019 (235.696 en total), algo que se debe a que el día de las elecciones cae en laborable y no en domingo.

¿Es posible un pucherazo en España como el que sospechan la ultraderecha y ciertos sectores de la derecha?

La respuesta es que no y estas son las razones.

Muchos implicados

Para empezar, en la tramitación del voto por correo se establecen numerosos controles y en él participan muchísimas personas a todos los niveles, desde funcionarios de correos hasta los designados por sorteo público para formar parte de las mesas electorales.

Esto supondría que, para consumar un fraude electoral masivo, todas estas personas, desde carteros a personal de las oficinas de Correos, deberían arriesgarse a cometer un delito electoral con el fin de beneficiar a una opción política.

Algo que implicaría, según recoge la ley, enfrentarse a penas de prisión que pueden ir de los tres meses a los tres años.

Numerosos controles

Como hemos dicho, el proceso está muy controlado.

El voto por correo se ha podido solicitar de forma presencial del 11 de marzo al 24 de abril y de forma telemática hasta un día después, el 25 de abril. A partir de esa fecha, nadie más puede solicitarlo.

Para este proceso, se requiere mostrar el DNI, el permiso de conducir o el pasaporte. Han de ser los documentos físicos, no valen fotocopias ni resguardos.

Una vez solicitado, será un cartero el que entregue en persona al solicitante la documentación necesaria para emitir su voto. Si no está presente, después de dos intentos deberá ser esa persona la que acuda a recoger el aviso a la oficina de Correos.

Cometer un fraude electoral no sale gratis: las penas pueden ir de tres meses a siete años de prisión

Pero para votar no sirve sólo con meter la papeleta en el sobre. Hay que presentar el certificado de inscripción en el censo electoral, es decir, la tarjeta que nos envían a todos a casa en la que nos indican en qué colegio y en qué mesa debemos votar.

Estos dos documentos (el certificado y el sobre con el voto) se pueden entregar en persona en la oficina de Correos o al cartero que entrega la documentación para votar. En este último caso, se le devuelve al elector un justificante que acredita que se ha depositado el voto.

El envío del voto se cursa como correo certificado y urgente y es gratuito. El plazo para hacer el envío es hasta el 30 de abril en las oficinas de fuera de Madrid y hasta las 14:00 horas del 1 de mayo en las oficinas de la región.

Respecto a este asunto, en las últimas horas se han movido por redes la imagen de varios tickets fuera de Madrid imprimidos en oficinas de Correos en los que se puede leer “voto emitido”.

Correos ha explicado el motivo de este error: al no imprimirse el ticket del cobro del envío, ese ticket quedó pendiente y se le imprimió al siguiente usuario.

Correos recuerda que el ticket sólo identifica el envío, no la identidad del votante, que se verifica con el certificado de inscripción en el censo. Es decir, que no es tan sencillo que alguien vote por nosotros o duplique su voto.

Sobre este asunto ha respondido la Junta Electoral a una denuncia del partido de ultraderecha Vox. Este organismo ha pedido a Correos que acabe “con la máxima celeridad” con estos “votos emitidos” erróneos, aunque reconoce que estos errores no influyen en el proceso de voto por correo del votante al que correspondería realmente el justificante de pago, ni suponen su asignación a un votante distinto, informa EFE.

¿Y una vez se ha enviado? ¿Qué sucede con esos votos?

Las oficinas de Correos tienen que mandar los votos a cada mesa electoral correspondiente, donde llegan a las 9 de la mañana, antes de que se abran los colegios. Los responsables de cada mesa tienen que guardar esos votos hasta el cierre de los colegios, a las 20:00 horas.

Llegada esa hora, el presidente de cada mesa introducirá los votos por correo en la urna con los votos presenciales y se contarán todos juntos.

Cualquiera puede ver el recuento

Si en este punto alguien sigue sospechando, cabe recordar cómo funciona el recuento de votos.

El presidente de la mesa tiene que abrir cada sobre y leer cada voto en voz alta, que queda recontado por los vocales de mesa.

En el recuento están presentes los interventores y apoderados de todos los partidos, que podrán realizar reclamaciones, observaciones e impugnaciones.

Es más, para que el proceso sea aún más garantista, la ley permite que cualquier ciudadano pueda presenciar el escrutinio, ya que se trata de un acto público.

Terminado el recuento, el resultado es anunciado por el presidente de la mesa en voz alta.

Modificar el recuento fraudulentamente, como algunos sospechan, no sale gratis, de ningún modo. La ley contempla penas de entre tres a siete años de cárcel para quien lo haga.

Pero si todavía hay quien cree que existe posibilidad de pucherazo electoral, hay que recordar que todo el recuento, junto con las actas, se distribuyen en varios sobres, donde se incluye tanto la documentación original como copias de las mismas. Estos sobres son firmados por todos los miembros de la mesa.

Y lo sobres tienen que acabar en el Juzgado de Primera Instancia o de Paz de la circunscripción de cada mesa. Los llevarán el presidente y, si quieren, los vocales e interventores de los partidos que lo deseen.

Si fuera necesario, la ley contempla que la Policía acompañen a los miembros de la mesa al Juzgado.

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Jefe de Política de El HuffPost