Voto por un sufragio plural
Imagen de archivo de un voto nulo, compuesto por un mensaje y una loncha de chorizo, en las pasadas elecciones andaluzas. Jon Nazca / Reuters

Una propuesta algo ridícula para no traicionar nuestras preferencias políticas en unas elecciones.

¿Un ciudadano, un voto? No: un ciudadano, seis votos

El pluralismo político insiste en que una democracia no puede consentir unos comicios con un partido único. Estamos de acuerdo. Si un partido único es el fin de la democracia, ¿por qué en cambio damos por sentado que en las elecciones resulta beneficioso votar a un único partido? ¿Por qué no podemos elegir varias opciones y repartir nuestros votos entre diferentes candidatos? La exigencia de proporcionalidad (cada ciudadano vale un voto) ha obviado la naturaleza excluyente del sistema democrático: si votas al candidato A, no puedes votar al candidato B. La pedagogía democrática implícita es que solo una persona o partido puede recibir nuestra confianza.

¿Y si tuviéramos, en lugar de un voto, seis votos por cada ciudadano para repartir entre, digamos, tres partidos políticos? Tres votos (o puntos) al que nos genere más confianza, dos puntos al segundo y un punto al tercero. Esto permitiría numerosas combinaciones: podría otorgar tres puntos a un partido, abstenerme en el reparto de los dos puntos y votar a algún partido con un punto. O votar con dos puntos a un partido y nada más (a modo de ejemplo, 3 votos para el PSOE, 2 para Unidas Podemos y 1 para PACMA; o 3 votos para Ciudadanos, 2 para Partido Popular y 1 para Vox). Un sistema democrático con voto plural sería más respetuoso con los matices al establecer gradaciones entre las diferentes opciones políticas. Al fin y al cabo, en el Senado se puede apostar por fuerzas políticas diversas, ¿o eso ocurría en las Europeas? Si dudas es porque así de poco consolidado está el voto múltiple.

¿Por qué no podemos elegir varias opciones y repartir nuestros votos entre diferentes candidatos?

Si está de moda el poliamor, se podría poner de moda el “polivoto”. Después de todo, puede que una infamia como Eurovisión albergue algo bueno en su seno.

Lo que no es una democracia con voto plural

Unos comicios con voto plural no eliminarán la abstención. De hecho, las elecciones con multiopción de partidos no acabarán con las circunscripciones ni con la proporcionalidad corregida del sistema D´Hondt… y tampoco hará que cierto votante deje de percibir a Rivera, Abascal y Casado como un conglomerado de centristas. La calidad democrática no mejorará con esta reforma lúdica de las elecciones ni con ninguna otra que afecte solo al voto. Sabemos que democracia es votar, pero no es solo votar.

Mis votos van para…

Mi modesta proposición es solo un experimento mental juguetón, un intento de analizar la participación política (y el sistema electoral que la sustenta) desde otro punto de vista. ¿Cómo cambiaría la composición del Parlamento tras unas elecciones con voto plural? ¿Se percibirían grandes diferencias? Me encomiendo a ese ejercicio de imaginación política… porque la realidad política, secuestrada por la demagogia rampante del denominado “conglomerado de centristas”, me parece absolutamente deprimente.

Cero votos para esos tres partidos.

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Andrés Lomeña Cantos (Málaga, 1982) es licenciado en Periodismo y en Teoría de la Literatura. Es también doctor en Sociología y forma parte de Common Action Forum. Ha publicado 'Empacho Intelectual' (2008), 'Alienación Animal' (2010), 'Crónicas del Ciberespacio' (2013), 'En los Confines de la Fantasía' (2015), 'Ficcionología' (2016), 'El Periodista de Partículas' (2017), 'Filosofía a Sorbos' (2020), 'Filosofía en rebanadas' (2022) y 'Podio' (2022).