Un paseo de catorce años por París

Un paseo de catorce años por París

Para escribir Crónicas de Paname, Patiño ha tirado de memoria y, según confiesa, de la ayuda de los amigos para poder recordar tantas vivencias a lo largo de más de una década de corresponsal en París. Y deja claro que aunque la referencia sea la capital francesa, un buen corresponsal "debe viajar por el país, leer libros".

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La vida de un corresponsal como José María Patiño, casi quince años informando desde París para la Cadena SER, transcurre a lo largo de algo más de doscientas páginas. En el Instituto Francés de Madrid se ha presentado su libro Crónicas de Paname (Libros.com), que es como se le designa también a la ciudad de la luz. Patiño reconoce que es un libro principalmente periodístico y que relata historias del país y de su gente "porque -asegura- siempre hay que buscar a alguien con quien contrastar lo que cuentas".

En el prólogo, Monserrat Domínguez se refiere a la figura del corresponsal como una especie en vías de extinción, "un lujo inadmisible para un medio de comunicación de calidad" y hace alusión a la figura del freelance actual, que hace una labor que tradicionalmente ha sido idolatrada -incluso envidiada- por muchos colegas y que ahora se desarrolla en muchos casos sin estar el periodista vinculado económicamente con la empresa periodística, como reconoce la directora de la edición española El Huffington Post. Me encanta que haga esta referencia, porque precisamente ahora mismo, mi compañero de asignatura -y también periodista- Mario Alcudia y yo estamos trabajando en una publicación sobre la labor perdida de esos corresponsales que, para mí y para muchos, siempre han sido privilegiados, por informar desde un país que al final hacen en cierto modo suyo, y que son testigos de la noticia siempre desde el lugar de los hechos y lo relatan en primera persona. José María Patiño ha sido uno de ellos, y contaremos también con su punto de vista sobre esta especialización de la profesión periodística.

Para escribir Crónicas de Paname, Patiño ha tirado de memoria y, según confiesa, de la ayuda de los amigos para poder recordar tantas vivencias a lo largo de más de una década de corresponsal en París. Deja claro que aunque la referencia sea la capital francesa, un buen corresponsal "debe viajar por el país, leer libros". París es el corazón, y según ha dicho, es una ciudad muy parecida a Madrid, y tampoco hay muy pocos nacidos allí.

El que fue su jefe de Internacional en la Cadena SER le ha preguntado cuántos años debe vivir un corresponsal en un mismo lugar para ser capaz de poder informar sin verse afectado por lo que podríamos denominar "síndrome de Estocolmo". Patiño considera que máximo unos cinco o seis años, porque "los temas a veces se repiten y se agotan", y que a partir del tercero, un corresponsal ya dispone de suficiente entidad y background como para poder informar con solvencia.

Sobre la situación social y política francesa, Patiño asegura que ha podido comprobar que allí, para ser un buen político, en Francia hay que tener una especie de "alter ego", de rival en las filas políticas de enfrente. Y sobre las manifestaciones de la ciudadanía, asegura que "puede haber revueltas, pero hay algo que impide un movimiento de indignados como en España, porque de alguna manera, la gente se integra".