Las claves de la semana: En el corazón de las tinieblas

Las claves de la semana: En el corazón de las tinieblas

¿El debate decisivo? No, no es que Sánchez perdiera frente a Rivera, Iglesias o Santamaría, sino más bien lo que ocurrió es que dejó escapar la ocasión para imponerse con claridad. Así que la rendija de sus respuestas robotizadas, en el post debate, le colocaron el "sambenito" de derrotado gracias a la pericia de los "podemitas" en las redes sociales.

"El horror, el horror...". Pocas frases hay en la historia de la literatura tan icónicas como las últimas pronunciadas por Kurtz en El corazón de las tinieblas, una de las obras cumbre de Joseph Conrad. La novela narra la travesía de un marinero llamado Charlie Marlow por un río tropical en busca de un tal Kurtz. En el camino, el protagonista es testigo de la situación extrema en que viven los colonos europeos y su brutalidad hacia los nativos africanos. Retrasos, enfermedades o ataques de indígenas fueron los obstáculos a superar hasta alcanzar su destino. Cuando finalmente se encuentra con Kurtz, cuya imagen se mitifica durante el proceso, descubre que se trata de un personaje misterioso e idolatrado, pero imbuido en una locura bestial. Similar a la que hace tiempo persigue al PSOE y a los personajes que pululan por su universo.

"El horror, el horror..."

Como el de Marlow, el viaje de Pedro Sánchez hacia La Moncloa se ha transformado en un descenso a los infiernos y en un ensayo sobre la demencia en el que en la travesía final, y presos del pánico, todos gritan: "El horror, el horror..."

El escenario que dibujan propios y extraños es apocalíptico. De confirmarse el pronóstico de las últimas encuestas, lo que está en juego ya no es ocupar la segunda posición del tablero, sino que el PSOE pierda definitivamente la hegemonía de la izquierda en favor de Podemos. De nuevo, el fantasma de los de Pablo Iglesias proyectado sobre la sede de Ferraz. El impacto del último debate electoral, en el que el candidato socialista no brilló como se esperaba, no ha hecho más que agrandar el temor a un escenario dramático. Que Sánchez tenga o no que hacer las maletas la noche del 20-D es lo de menos, lo preocupante es que el partido que más años ha gobernado España en democracia pase a la irrelevancia más absoluta y que nadie sea capaz de admitir su parte de responsabilidad ni cómo ha contribuido a ello

El "sambenito" de derrotado

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Foto: SERGIO PÉREZ

¿El debate decisivo? No, no es que Sánchez perdiera frente a Rivera, Iglesias o Santamaría, sino más bien lo que ocurrió es que dejó escapar la ocasión para imponerse con claridad. Así que la rendija de sus respuestas robotizadas, en el post debate, le colocaron el "sambenito" de derrotado gracias a la pericia de los "podemitas" en las redes sociales.

En todo caso, el pugilato televisivo no fue la causa, sino el acelerador de un proceso de descomposición que empezó hace años y del que los socialistas no se percataron. Ignoraron la realidad porque la realidad no les gustaba, y dejaron de escuchar a la gente que le pedía un cambio, y no sólo de cara. Igual que el PSOE de Zapatero no quiso enterarse de la crisis económica y de sus consecuencias letales, el de Rubalcaba, primero, y el de Sánchez más tarde minusvaloró el trance y decidió fiarlo todo a la historia de una siglas centenarias.

Entre el Guadalquivir y el Manzanares

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Foto: EFE/MIGUEL ÁNGEL MOLINA

Ni olieron el peligro ni descubrieron los antídotos con los que frenar el tsunami. "Sánchez es la mayor demostración de que no quisimos enterarnos. Así que por muchas horas de entrenamiento o tiros libres que se impongan, si a alguien le faltan 40 centímetros de talla nunca podrá jugar de pivot en los Angeles Lakers". La reflexión, de un gran conocedor de la fontanería socialista, llega como respuesta a todos aquellos que cargan contra el hoy secretario general, aguardan a la noche del 20-D para forzar su salida y preparan ya el trayecto de Susana Díaz entre el Guadalquivir y el Manzanares.

No tan deprisa. Si el resultado del PSOE es malo, la presidenta de Andalucía vendrá a reconstruir los cimientos, pero si es apocalíptico como auguran los sondeos, a ella y a todo aquél que tuvo que ver con el ascenso de Sánchez a la secretaría general, se le pedirán explicaciones y no podrán irse de rositas. Todo esto por no hablar de las consecuencias que una debacle puede suponer para los gobiernos autonómicos hoy sostenidos por Podemos.

González y Zapatero, al rescate

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Foto: EFE/J.P.GANDUL

Conscientes de todo ello y tras el fiasco del debate electoral del lunes pasado, Felipe González primero y Susana Diaz y Zapatero después han salido esta semana al rescate ¿tardío? de un Sánchez diezmado en su flanco derecho por Ciudadanos y en el izquierdo por Podemos, y que en lugar de sudar la camisa como Pablo Iglesias ha quedado atrapado en el cristal del espejo en el que cada mañana cuida su impoluta imagen. Claro que tan cierto es que los cuadros se han conjurado para echar el resto en impostada defensa de quien no es de su agrado como que el propio candidato ha acabado recurriendo a Zapatero y González, después de 15 meses frenéticos por inventar el partido de Pedro Sánchez.

En su cuartel general se quejan de la confluencia de enemigos externos (PP, Ciudadanos y Podemos) que buscan una victoria por KO, pero también de los internos. El caso es que a estas alturas no resulta creíble ni que Zapatero diga que ve a Sánchez con "posibilidades amplias de ganar" ni que González arengue a las tropas, recuerde que él siempre perdía las encuestas y ganaba las elecciones, y anime a distinguir entre la opinión pública y la publicada para evitar el abatimiento antes de tiempo.

Entre lo nuevo y lo viejo

La suerte ya está echada, pese a quienes confían en el debate color sepia entre Rajoy y Sánchez del próximo lunes. El cara a cara, superado por la realidad política, la de las encuestas y el devenir de la campaña, apenas servirá para insuflar oxígeno en la recta final. Para poco más. Porque ni Sánchez es ya el principal adversario de Rajoy, ni el PP están seguros de que su instinto conservador les garantice la primacía. Esto ya sólo va de si lo nuevo se impone frente a lo viejo, y no sólo en la pista de la izquierda. Recuerden que, pese a los dislates programáticos de Ciudadanos y los desbarres "tuiteros" de algunos de sus candidatos, Rivera le pisa los talones a Rajoy igual que Iglesias se los pisa a Sánchez y sea al PSOE a quien más se sitúe en el corazón de las tinieblas.

¡Y todavía va Sánchez y sale con que Pablo Iglesias "no tiene pinta de candidato a presidente"! ¿Se han enterado de algo?