La sociedad, el diccionario y el furor de la Academia

La sociedad, el diccionario y el furor de la Academia

Madre. 1. f. Hembra que ha parido. // padre. 1. m. Varón o macho que ha engendrado. ¿Pensará la Academia que la sociedad es tan burra que cree que las mujeres no engendran? ¿Dónde está el clamor social que obliga a que en madre se mezcle a mujeres y bestias y en padre se distinga entre hombres y animales?

Este artículo está disponible también en catalán.

«Querer ver el diccionario como un organizador social capaz de remediar todas las injusticias que una sociedad machista como la nuestra ha hecho, pues es realmente una utopía. Si cuando uno lee el diccionario lo lee con esta intención, seguro que no tiene buena intención o que está condenado al fracaso». Esta es una declaración del director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, del día 12 de diciembre de 2013. Se hizo eco de ellas, por ejemplo, el programa Carne Cruda 2.0 el día siguiente.

¿De quién está hablando? ¿Quién ha pedido jamás tal cosa? ¿Quién lee el diccionario con esta aviesa intención? ¿Alguien cree que un diccionario es un organizador social? (sea lo que sea éste). Topamos con la conocida estratagema de inventar una demanda disparatada para no dar respuesta a otra razonable y realmente existente.

huérfano, na. 1. adj. Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.

¿Creerá la Academia, o su director, que la sociedad es tan unitaria y al mismo tiempo tan bruta y grosera como para exigir en la redacción de esta entrada un juicio de valor tan aventurado, arbitrario y falso como el que contiene la innecesaria y antieconómica coletilla «especialmente el padre»? (La Academia sabía que el diccionario definía la orfandad de este modo antes de que se publicase la todavía última edición, la de 2001, pero decidió dejarla así.)

madre. 1. f. Hembra que ha parido. // padre. 1. m. Varón o macho que ha engendrado.

Por lo que respecta al contenido. ¿Pensará la Academia que la sociedad es tan burra e inculta que cree que las mujeres no engendran, que no procrean? ¿Creerá que la sociedad es tan despreciativa y zafia como para, en consonancia, no dedicar ni una línea a algo tan importante para la vida de las mujeres --por tanto, de la humanidad-- como es la gestación?

Por lo que hace a la forma. ¿Dónde está el clamor social que obliga a redactar de tal modo que en madre se mezcle en un mismo grupo a mujeres y bestias pero en cambio en padre se distinga escrupulosamente entre hombres y animales? (La Academia sabía que el diccionario definía inequitativamente a mujeres y a hombres, que no utilizaba el mismo criterio para unas y otros, antes de que saliera su todavía última edición, pero decidió dejarlo así.)

cinturón. m. Cinto que sujeta el pantalón a la cintura.

Es un detalle, lo sé, pero ¿creerá la Academia que la sociedad es tan ignorante y simple que no sabe que un cinturón también sirve para sujetar una falda?

furor. || ~ uterino. 1. m. Med. Deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula.

¿Pensará la Academia que está mayoritariamente extendida en la sociedad la vomitiva y repugnante idea de que las agresiones sexuales con violencia son obra básicamente de las mujeres y por esta razón se ha visto obligada a definir la fraseología con este colosal dislate? (La Academia sabía que su diccionario normativo contenía esta redacción antes de editar la todavía última edición pero decidió dejarla así.) Por otra parte, en esta fraseología puede observarse el cuidado con el que redactan. Consiguen la cuadratura del círculo, puesto que es difícil compaginar e imaginar en una sola frase una violencia que se libra a algo, teniendo en cuenta que «entregarse» implica necesariamente pasividad e inacción.

bailar. || otra, u otro, que tal baila. 1. exprs. coloqs. U. para dar a entender que alguien se parece a otra u otras personas en un vicio o en una cualidad no digna de encomio.

¿Creerá la Academia que la sociedad utiliza sólo las dobles formas («otra, u otro») cuando se trata de criticar a las mujeres? Por otra parte, ¿cómo es que la Academia, horror de los horrores, vade retro, usa una doble forma cuando postula sin desmayo que no deben usarse nunca puesto que, según ella, el masculino siempre contiene el femenino?

No, no se trata de detalles cogidos con pinzas. En la todavía última edición del diccionario normativo --la vigésima segunda, la de 2001--, de los 4.275 artículos que contienen uno o más ejemplos, 1.223 entradas muestran ejemplos que hablan de personas. Entre ellos, hay 236 ejemplos con presencia humana femenina a lo largo de 201 artículos (puesto que hay entradas que cuentan con más de un ejemplo). La mayor parte (el 32,63%) se dedica a ejemplificar características no físicas. De ellos, el 45,68% describe características negativas. ¿Piensa la Academia que la sociedad tiene esta triste, limitadora y peyorativa idea de las mujeres y por ello se ve en la obligación de ejemplificarlas de este modo? ¿Cree que refleja el sentir de la sociedad? (La Academia sabía estos porcentajes y contenidos, pero decidió dejarlos así. Es más, tenía en sus manos, porque la encargó y pagó, una redacción alternativa mucho más equilibrada y acorde con los tiempos y la sociedad que la Academia manifiesta que pretende reflejar pero la tiró a la basura.) Si a alguien le interesa la cuestión, puede consultar con un simple clic los detalles en el libro de Eulàlia Lledó Cunill (coord.), Mª Ángeles Calero y Esther Forgas: De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22ª edición del DRAE (Madrid: Instituto de la Mujer, 2004).

La Academia era y es perfectamente consciente de la, digamos, inexactitud de las definiciones que se acaban de ver, ¿consentirá que sigan afeando, desprestigiando y ensuciando la próxima edición de su diccionario normativo?