¿Y cuál es el reto de UPyD?

¿Y cuál es el reto de UPyD?

Nuestros adversarios políticos siguen siendo los mismos que cuando nacimos como organización política: los recortadores sociales, los corruptos, los populistas, los falsos regeneradores y los nacionalistas que quieren romper España. Y nuestros aliados son todos aquellos que estén decididos a aportar su granito de arena para lograr una sociedad mejor y más justa.

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Cierre de campaña de UPyD en las pasadas elecciones del 26-J/UPyD

Este próximo fin de semana celebramos en Alcalá de Henares el III Congreso Ordinario de UPYD. Sin duda, una cita importante. Al fin y al cabo, viendo cómo está el patio político y la insatisfacción creciente de miles de ciudadanos, en este año 2017 van a pasar muchas cosas (ya están pasando) y es muy probable que se produzcan movimientos en la práctica totalidad de los partidos políticos (los estamos viendo). Y para que UPYD pueda ser verdaderamente útil en el panorama político nacional deberá mantenerse lo más cohesionado y unido posible y, sobre todo, salir del Congreso Ordinario decidido a adecuarse a los nuevos tiempos y al escenario político vigente, no para renunciar a nuestros principios esenciales o confundirse con el paisaje y la mediocridad reinante, sino para, con humildad y vocación de servicio público, tomar las decisiones adecuadas que le hagan ser un instrumento útil para los ciudadanos españoles.

Porque, como escribió Félix Ovejero en El País ('El ideario de Ciudadanos'), "un partido no es un proyecto sino un instrumento para realizar un proyecto". No se trata de prometer soluciones mágicas, ocurrencias o nuevas formas de comunicación política sino, más bien, de mirar atentamente a España y tratar de dar respuesta a lo que necesita. Porque no estamos aquí para mirarnos al ombligo o discutir sobre el sexo de los ángeles (ni, por cierto, para volver a pelearnos) sino para resolver los problemas de los españoles.

Veo un espacio político que debe ser ocupado y veo millones de ciudadanos que se sienten huérfanos políticos cuando miran al Congreso de los Diputados.

Me atrevo a añadir que más importante que cómo salga UPYD del Congreso Ordinario es cómo salgamos cada uno de nosotros (una cosa implica la otra, por cierto): nuestra actitud, nuestra disposición y nuestra voluntad futura, tanto en lo que se refiere a nuestro trabajo interno (desde el afiliado anónimo hasta el portavoz) como en lo que se refiere a nuestra voluntad de seguir siendo ciudadanos comprometidos y preocupados por los problemas que nos afectan. Al fin y al cabo, no hace falta ser muy brillante para convenir qué es lo que a día de hoy necesita España: en mi humilde opinión, un proyecto político comprometido socialmente que, desde posiciones inequívocamente progresistas, defienda la igualdad y la unidad de España, impulse las reformas políticas que nuestro país necesita y sea capaz de superar, con hechos más que con palabras, el sectarismo político rampante que todo lo contamina. Porque nuestros adversarios políticos siguen siendo los mismos que cuando nacimos como organización política: los recortadores sociales, los corruptos, los populistas, los falsos regeneradores y los nacionalistas que quieren romper España; ¿y quiénes son nuestros aliados?, si se prefiere que lo diga en tono positivo y ánimo constructivo: todos aquellos que estén decididos a aportar su granito de arena para lograr una sociedad mejor y más justa.

Al PP de la corrupción y de los recortes sociales sólo le incomoda Aznar, y tampoco demasiado, más preocupado el ex presidente en tocar las narices a Rajoy y salir en los telediarios que en aportar soluciones a los problemas esenciales que padecemos. Ciudadanos se prepara para abandonar, en su próxima Asamblea, la socialdemocracia, el socialismo democrático y el laicismo identitario... para situarse definitivamente en el espacio ideológico del centro derecha liberal y disputar al PP ese terreno. El PSOE lleva años sin ser el partido progresista que vertebre el Estado que España tanto necesita y millones de ciudadanos reclaman... y Podemos, entre puñalada y puñalada, más allá del aguijón que supuso su surgimiento, no sólo no ilusiona sino que incluso, ay, ha dejado de dar miedo.

Estando así las cosas, veo un espacio político que debe ser ocupado y veo millones de ciudadanos que se sienten huérfanos políticos cuando miran al Congreso de los Diputados. No se trata de plantear ocurrencias ni soluciones mágicas para nuestro partido político. No se trata tampoco de ocupar un determinado espacio por el simple hecho de que ahí haya más votos que en ningún otro sitio sino de hacerlo por convencimiento. Se trata de ser inteligentes, hacer lo que se debe, creer en lo que se hace... y ser útiles a España y a los españoles.