La marihuana a largo plazo destruye el placer

La marihuana a largo plazo destruye el placer

Según un estudio, las personas que abusan de la marihuana o que consumen Cannabis por un largo período de tiempo dañarían el sistema de dopamina en el cerebro y, por ende, se vería afectada la posibilidad de sentir, precisamente, el efecto que buscan fumando un porro: el placer.

GTRESONLINE

El uso de la marihuana (Cannabis) tiene un objetivo claro: la sensación de placer, aunque también hay personas que la fuman para relajarse. Por supuesto, lo más importante es preguntarse por qué una persona consume una sustancia. Y, cuando decimos sustancia, nos referimos al alcohol, tabaco, medicamentos, marihuana, cocaína, paco, éxtasis o cristal, entre tantas otras.

La persona puede tener un problema personal, emocional, familiar o laboral, y en algunas ocasiones recurre al consumo de esa sustancia como una manera de lograr un escapismo farmacológico, o sea, para olvidarse temporalmente de esos problemas que le perturban su pensamiento y que, a veces, interfieren con las actividades de la vida diaria, incluido el sueño.

La marihuana tiene el efecto deseado -placer-, pero también los efectos adversos -toxicidad-. Ya he comentado en otros posts publicados lo que provoca la droga ilegal más consumida en el mundo y está clara mi postura al respecto. No es una droga inocua, es un factor de riesgo para desarrollar psicosis y la segunda causa de accidentes de tráfico mortales, después del alcohol. Pero, en este momento, me voy a concentrar en el placer.

A nivel cerebral hay compuestos químicos que son los encargados de participar y llevar la información entre las neuronas, los llamados neurotransmisores. El neurotransmisor llamado dopamina es el que participa en el mecanismo del placer y la recompensa. Se ha demostrado que algunas personas que tienen mutaciones (alteraciones o variantes) del gen DRD2 tienen mayor riesgo para desarrollar adicción o dependencia a sustancias.

La mayoría de las personas que fuman marihuana no son adictas -como comenté anteriormente-, sino que están buscando una sensación de placer para relajarse en un momento de tensión, para divertirse el fin de semana comiendo con amigos o antes de tener relaciones sexuales. Pero, cuidado, el uso a largo plazo de marihuana podría dañar y destruir el centro del placer en el cerebro. El hombre es un "animal de costumbre"; si nos acostumbramos al estímulo, cuando éste no está, sentimos la carencia y no logramos disfrutar.

Un estudio publicado en julio de 2014 demostró que las personas que abusan o son adictas a la marihuana, es decir, que consumen Cannabis por un largo período de tiempo, dañarían el sistema de dopamina en el cerebro y, por ende, se vería afectada la posibilidad de sentir el efecto que buscan fumando un porro, el placer.

En el experimento participaron 48 individuos: 24 personas tenían dependencia a esta sustancia (fumaban de media cinco cigarrillos de marihuana al día, cinco días a la semana durante un período de 10 años) y otras 24 actuaron como control. Aunque la muestra era pequeña, los resultados son interesantes y se deben tener en cuenta para analizar estos efectos a mayor escala.

Lo que sorprendió a este equipo de investigadores fue encontrar que las personas que tenían una dependencia a la marihuana no reaccionaban de la misma manera que las personas consideradas como controles cuando se los estimulaba y se analizaban las imágenes cerebrales. O sea, ambos grupos producían la misma cantidad de dopamina en el cerebro, pero las personas con dependencia al Cannabis no la "procesaban" como una sensación de placer. Por lo que llegaron a la conclusión de que la marihuana dañaría el mecanismo de recompensa y placer en el cerebro.

No estoy en contra de la libertad individual y me parece bien que cada cual consuma marihuana si quiere. Por supuesto, estoy en contra de las drogas, también de ésta, pero el objetivo es explicar que no es "tan buena" como algunos difunden de manera masiva.

Este caso es especialmente sorprendente porque el efecto buscado por la mayoría desaparecería por el abuso prolongado en el tiempo. Por otro lado, cuando hablamos de placer, no solo hablamos de sentir placer al fumar, sino de disfrutar otras acciones que incluyen esta sensación, como por ejemplo, mantener relaciones sexuales, ver una película o escuchar música, entre otras cosas.

En definitiva, si fumas muchos porros durante mucho tiempo, además de quemarte el cerebro, no vas a sentir placer.

Si te interesan estos temas, puedes leer mi nuevo libro Genética. Cómo puede cambiar nuestras vidas.