De mujeres e intenciones

De mujeres e intenciones

La intención detrás de los actos es un factor de extrema importancia en la vida. La legislación española reconoce la filiación por intención en el caso de que una mujer haga uso de una técnica de reproducción asistida con donación de óvulos, estableciendo que la madre es la mujer que ha recurrido a dicha técnica con la intención de ser madre.

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Foto: IStock.

La intención detrás de los actos es un factor de extrema importancia en la vida. El Código penal español, por ejemplo, tiene en cuenta la intención al establecer las penas. Así pues, cuando una persona mata a otra, para determinar qué delito se ha cometido y qué pena le corresponde, se tienen en cuenta la intención y planificación (o ausencia de) de la persona que ha cometido el acto y las circunstancias. La pena por homicidio imprudente será de una multa de 3 a 18 meses, mientras que la pena por asesinato será de prisión de 15 a 25 años. La magnitud de la diferencia entre las penas indica que el Código penal estima que la intención, planificación y circunstancias de un acto son tan importantes o más que el propio resultado del acto.

La intención también tiene importancia en el Derecho español. La legislación española reconoce la filiación por intención en dos casos distintos. En el caso de una adopción, la ley determina que la madre es aquella mujer que tiene la intención de darle una familia al menor abandonado. En el caso de que una mujer haga uso de una técnica de reproducción asistida con donación de óvulos, la ley establece que la madre es la mujer que ha recurrido a dicha técnica con la intención de ser madre. La donante de óvulos hace la donación con la intención de ayudar a otra persona a tener un hijo y, antes de realizar la donación, renuncia por escrito a todo derecho de filiación sobre el/los bebé(s) que pueda(n) nacer a partir de los óvulos donados.

En un proceso de gestación subrogada pueden participar hasta tres mujeres distintas: la donante de óvulos, la gestante y la madre de intención. La madre de intención es la mujer que inicia e impulsa el proceso de gestación subrogada con la intención de tener un hijo. Los óvulos utilizados para crear los embriones pueden ser de la madre de intención o de una tercera mujer, nunca de la gestante. En el caso de que haya implicada una tercera mujer, la donante dona los óvulos con la intención de ayudar a la madre de intención. Finalmente, la gestante es una mujer que dona su capacidad de gestar para que la madre de intención pueda tener un hijo. Tanto la donante como la gestante renuncian a reclamar la filiación, por escrito, antes de comenzar el proceso.

En los modelos de gestación subrogada más garantistas, las mujeres que quieren ser gestantes pasan por un estricto proceso de evaluación psicológica para determinar que son aptas para serlo.

En los modelos de gestación subrogada más garantistas, las mujeres que quieren ser gestantes pasan por un estricto proceso de evaluación psicológica para determinar que son aptas para ser gestantes, es decir, que quieren participar en el proceso con la intención de prestar apoyo a otra familia y no consideran que el bebé gestado durante el proceso sea su hijo. También han de someterse a exámenes médicos y socioeconómicos, este último para determinar que la futura gestante se encuentra en una buena situación social y económica.

Desde que una mujer muestra interés por ser gestante hasta que pasa todas las evaluaciones y finalmente, conoce a la familia para la cual va a gestar, pasan meses. Durante todo este tiempo, la gestante se ha mostrado firme en su intención de ayudar a otra familia gestando para ellos. Si no fuera así, el equipo profesional con el que está en constante contacto lo hubiera detectado y hubiera determinado que esa mujer no presenta un perfil idóneo para ser gestante.

Finalmente, en un proceso de gestación subrogada el embrión se crea en un laboratorio mediante una fecundación in-vitro, y luego se le transfiere a la gestante en una sala similar a un quirófano. Antes de la transferencia, la gestante se somete a un proceso de medicación hormonal que prepara su cuerpo para la recepción del embrión. La fase de medicación dura varias semanas durante las cuales la gestante debe tomar medicación por vía oral e inyecciones subcutáneas que se administra ella misma.

En conclusión, desde que una mujer se ofrece para ser gestante hasta la transferencia del embrión pasan muchos meses durante los cuales se han llevado a cabo diversas evaluaciones, primero, y una fase de mediación, después. La intención, planificación y circunstancias del embarazo de la gestante apuntan claramente a una donación en beneficio de otra familia. Si estos factores son importantes a la hora de quitar una vida, también deben ser igual de importantes a la hora de crearla. La gestante, aunque es la posibilitadora de todo el proceso, no es la madre porque no ha planificado ese embarazo con la intención de serlo.