La estrategia Rajoy-Arriola para rentabilizar la corrupción

La estrategia Rajoy-Arriola para rentabilizar la corrupción

Hoy, en el Congreso, la sensación tras las disculpas de Rajoy -por primera vez- es que los tienen de corbata, como los tuvo el Rey tras la cacería y su "lo siento mucho, no volverá a pasar". Por eso han acelerado la maquinaria para sacar partido a la corrupción en el año que le queda de legislatura, aunque sea a costa de dejar tirados a los gloriosos históricos del partido.

Sus dos mensajes principales son: 1) La basura está aflorando gracias a que el Gobierno no está poniendo cortapisas y 2) La corrupción es un problema de ejemplaridad, no de dinero. En ello está la brigada Don Limpio de Soraya Sáenz de Santamaría y Pedro Arriola. Y todo ello, empleando un tono bronco y ofendido, como el de la vicepresidenta y Alfonso Alonso hoy en el Congreso, que recordaban al que utilizó Pujol con los parlamentarios catalanes.

A lo primero, cada día está más difícil frenar la colaboración ciudadana que se ha establecido para destapar la corrupción. Las tarjetas black, por ejemplo, salen a luz a través del partido X, lo que obliga a Goirigolzarri, presidente de Bankia, a encargar una auditoría. Por mucho que Guindos saque pecho y se atribuya el mérito -"no ha habido la más mínima cortapisa al respecto", dijo ayer en el Congreso-, no estaba en sus manos poder frenarlo. Hubiera sido un escándalo que el ministro de Economía o Rajoy pusieran cortapisas.

En cuanto a que el problema de la corrupción no sea económico sino de ejemplaridad, habrá que ver cómo se desmonta el coste social estimado de 40000 millones de euros en que lo cifra el estudio del catedrático Carmelo León y el profesor Jorge Araña, entre otros. Otro dato elocuente: el Gobierno ha destinado en el presupuesto 17 millones de euros para la pobreza infantil, cuando solo el gasto conocido de las tarjetas black es de 15 millones de euros.

Pero que la realidad no te arruine una estrategia

Desayuno en el Ritz de Álvaro Nadal, director de la oficina económica de Moncloa y aspirante a suceder a Guindos en Economía. Martes 28, un día después de que la Operación Púnica destapara una trama corrupta plagada de alcaldes y dirigentes populares de más de 250 millones. En primera fila, Pedro Arriola, estratega de Rajoy, parece vigilar que su alumno recite la lección tal y como él le ha enseñado. "La corrupción es un cuestión de ejemplaridad, no es un problema económico. Es un tema cualitativo, no cuantitativo", repite con su tono de empollón. En paralelo, Alfonso Alonso, expresa en el Congreso "el asco y la vergüenza" que le produce la situación. Arcadas que también han manifestado otros miembros del partido y que, de seguir con esos síntomas, igual acaban en el Carlos III tras activarse la alerta por ébola.

La coreografía continúa. Un rato más tarde, en la Comisión de Economía, Luis de Guindos alardea de ser de los primeros en luchar contra la corrupción, y recuerda que ha sido él quién ha enviado a la Fiscalía operaciones irregulares en las cajas rescatadas por 2600 millones de euros. Por la tarde, Rajoy pide perdón, llevado del ronzal, como siempre, por Esperanza Aguirre. Se da por hecho que con disculparse es suficiente. Obvian la responsabilidad de vigilar (in vigilando) a quienes ellos han elegido y cuya gestión han defendido. Eso sí, los preferentistas o los desahuciados de sus hogares no han podido escudarse en el desconocimiento.

Hoy, en el Congreso, la sensación es que por primera vez los tienen de corbata, como los tuvo el Rey tras la cacería y su "lo siento mucho, no volverá a pasar". Por eso han acelerado la maquinaria para dar la vuelta a la corrupción en el año que le queda de legislatura, aunque sea a costa de dejar tirados a los gloriosos históricos del partido. "¿Cuándo se ha legislado más contra la corrupción? Ahora estamos instalados en el escándalo permanente, pero los casos de corrupción que están saliendo son de antes. El Estado de derecho está funcionando", dice Jorge Moragas, jefe de gabinete de Rajoy. "La corrupción no es un problema de cantidad sino de confianza en las instituciones. Tu pones una gente para que gestione y lo haga bien, y lo que hace es llevarse el dinero a casa. Es un problema de confianza", razona Carlos Floriano. Otra vez insisten en la misma estrategia: ellos permiten que aflore, ellos han legislado más que nadie, ellos son ejemplares.

"La ley de transparencia que han elaborado, siendo el Gobierno que más poder tiene para actuar contra la corrupción, ocupa el puesto 70 en el Global Right to Information Rating. La corrupción es un problema estructural, pero sobre todo por el funcionamiento de los partidos. Lo que puede estar pasando es que se ha producido un efecto multiplicador, porque el castigo por prevaricar hasta ahora ha sido ridículo y no se ha hecho nada para los dos grandes problemas, la contratación pública de servicios y obras y la financiación de los partidos. Aunque seas un funcionario honrado vas a tener muy complicado ascender. El 90% de los altos cargos en Murcia, por ejemplo, son de libre designación de los políticos", explica el director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Murcia y experto en corrupción, Fernando Jiménez.

Otro de los asesores de cabecera del PP, Narciso Michavila, matiza que "la corrupción es el único problema grave en el que los Gobiernos no pueden descargar responsabilidad en la herencia, el exterior..., por lo que son los problemas en los que deben tomar medidas contundentes y explicarlas también con contundencia. A pesar de todo, en la última década se han dado en España más pasos hacia la transparencia que en toda la historia".

El "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" se sustituye ahora por "todos somos culpables de la corrupción en nuestro pequeño ámbito". Un argumento que enseguida sale a colación al hablar de corrupción con algunos diputados del PP: "Desde la señora de la limpieza que se lleva el papel higiénico a la enfermera que se lleva las vendas o el oficinista, los lápices", trata de convencernos una señoría. Pues no, una cosa es criticar a alguien y otra asesinarle. Pretenden repartir culpabilidad para descargar responsabilidad. En el sueldo y en el cargo se incluye la responsabilidad.

"La corrupción tiene efectos nefastos en el ámbito económico, porque los países con mayores índices de corrupción son los que peor calidad democrática tienen y peor sistema económico. En cuanto a la ejemplaridad, menos discursos moralistas y más asunción de responsabilidades con dimisiones. En cualquier otro país, tras difundirse el mensaje de ánimo de Rajoy a Bárcenas, habría dimitido el presidente del Gobierno", apunta Carles Campuzano de CiU.

Ah, y como advierten algunos miembros del Gobierno, entre ellos Guindos, van a surgir más casos de corrupción en los próximos días. Que no se diga que les pilla por sorpresa y no nos han avisado.