Tirar de la manta (y 4): Julian Assange

Tirar de la manta (y 4): Julian Assange

¿Es el mundo un lugar mejor gracias a Wikileaks? En el juicio a Bradley Manning, el fiscal acusó a la organización de desencadenar la Primavera Árabe, por lo que siendo un pelín cínicos, y viendo la evolución posterior de Túnez, Egipto y Siria cabe dudar al respecto.

La cita "también los paranoicos tienen enemigos" se atribuye normalmente a Henry Kissinger, pero no consta que pensara en Julian Assange cuando la pronució.

Julian Assange lleva más de un año recluido en la embajada de Ecuador en Londres sin que se vea más cercano el día en que pueda pisar la calle sin temor a ser detenido, y eso es así porque efectivamente existe una orden de arresto válida contra él por agresión sexual emitida por la fiscalía sueca.

Assange está atrapado en una ratonera judicial en la que se adivinan sólo dos soluciones: que sus víctimas se retracten o que Assange se entregue, por lo que esta última opción se adivina como la única viable. Para entender la situación es necesario analizarla teniendo en cuenta los tecnicismos legales de la cuestión.

Assange no está aún formalmente acusado de nada, sino que es requerido para ser interrogado por las autoridades suecas, que sólo presentarán cargos contra él (o no) después de haberle interrogado. En su defensa, Assange afirma que no se niega a ser interrogado por la justicia sueca pero que quiere garantías de no ser extraditado a Estados Unidos, donde teme ser condenado a cadena perpetua.

Si bien el temor de Assange de ser condenado a perpetuidad en Estados Unidos parece bastante fundado (como a su informante recientemente condenado, Bradley Manning, le acusan de espionaje), el de ser extraditado de Suecia a Estados Unidos lo está bastante menos. De hecho, hoy por hoy no hay demanda alguna de extradición de Estados Unidos a Suecia, y en el caso de que la hubiera la justicia sueca afirma que sería estudiada para ver si está motivada como cualquier otra petición de este tipo. La garantía que pide se parece bastante a un privilegio que en Suecia no están dispuestos a concederle, por muy Julian Assange que sea, pero será difícil que Estados Unidos pueda demostrar que lo que hizo Assange era espionaje y no periodismo a secas.

Preguntado respecto a su hipotética extradición de Suecia a Estados Unidos, Assange explica que Suecia es en la sombra uno de los mayores aliados de Estados Unidos, aunque la mayoría de los mortales lo ignoremos, y que está deseando echarle el guante. Suecia será aliada de Estados Unidos pero antes que eso es una democracia ejemplar y formalmente no es miembro de la OTAN. El Reino Unido, país en el que Julian Assange residió desde que comenzaron sus líos con la justicia sueca sí lo es y sus posibilidades de ser extraditado a Estados Unidos desde allí hasta que se refugió en la embajada de Ecuador no eran desde luego menores de lo que lo hubieran sido en Suecia.

Puede que Assange esté barajando una tercera solución no mencionada antes: esperar en la embajada de Ecuador a que prescriban los cargos que le imputan, ya que resulta más confortable la vida allí que en la cárcel. Ahora bien, éste es un juego peligroso, ya que los plazos de prescripción de la justicia sueca son proporcionales a la gravedad del delito cometido, y si calculara mal los tiempos podría encadenar muchos años de encierro en la embajada más cárcel.

El asunto por el que se le investiga en Suecia, todo hay que decirlo, tiene tintes vodevilescos (las fantasías eróticas de Assange excluyen a priori el uso del condón) y la justicia de casi cualquier otro país le hubiera dado carpetazo, España incluida, lo que no debe ser motivo de orgullo. En otros países menos concienciados que Suecia serían las víctimas de Assange las que hubieran tenido que vérselas con la justicia como vimos recientemente con el caso de la joven noruega en Dubái en una situación no tan distinta, pero Assange tiene la mala suerte de haber actuado como lo hizo en Estocolmo.

Es seguro que Estados Unidos van a presionar a fondo para que todo el peso de la ley caiga sobre Assange, y tener un enemigo como el Gobierno de los Estados Unidos no debe de ayudarle a uno a dormir tranquilo. El propio Assange ya sufrió su acoso al serle congeladas sus cuentas en Suiza (técnicamente lo suizos dijeron que por no vivir allí), y recientemente en relación al affaire Snowden hemos tenido el chusco caso del avión de Evo Morales retenido en Viena, donde la larga mano de Washington y la capacidad de influir en sus aliados ha resultado evidente.

¿Es el mundo un lugar mejor gracias a Wikileaks? En el juicio a Bradley Manning, el fiscal Ashden Fein acusó directamente a Wikileaks de desencadenar la Primavera Árabe, por lo que siendo un pelín cínicos, y viendo la evolución posterior de Túnez, Egipto y Siria cabe dudar al respecto (esperemos sin embargo que dentro de unos años la respuesta sea un sí rotundo). Por lo demás, en lo que respecta a países como el nuestro en los que podemos expresarnos libremente, las revelaciones de Wikileaks se parecen más a cotilleos intercambiados por diplomáticos en los pasillos de las embajadas que a informaciones sensacionales: que la diplomacia americana defienda sus intereses era de esperar, en cambio el impecable estilo en que están escritos los cables y que en algunos de ellos exista un interés sincero por promover la democracia y los derechos humanos nos sorprendió a más de uno.

Últimamente Assange ha sido noticia por presentar su candidatura al Senado de Australia, con lo que parece dar a entender que va a intentar una salida hacia adelante alla berlusconiana maniera para escapar a sus escándalos sexuales, y porque pronto se estrenará una película (no autorizada) sobre su historia.

La historia de Snowden, con la que abrí esta serie de posts que cierro aquí, ya ha inspirado también su primera película, un corto más bien lamentable llamado Verax, el seudónimo que Snowden usó para contactar con The Washington Post en homenaje al Mendax del Julian Assange hacker. Desde que su calvario sueco comenzara, Assange ha vendido los derechos de su apasionante vida por un millón de libras para costear sus gastos judiciales y ya veremos cuánto tarda el aventajado alumno, ahora ya libre de movimiento en Rusia, en copiar al maestro también en esto.