Bruselas, Montreal, Hospitalet

Bruselas, Montreal, Hospitalet

Fui a visitar a un amigo que acababa de pasar varios años en Bruselas y me explicó que es esa ciudad la cola que mantiene unido a ese extraño país llamado Bélgica. Acabo de pasar una semana en Montreal, principal ciudad de la provincia canadiense de Quebec, y se puede llegar a la misma conclusión.

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Hace un tiempo ya fui a visitar a un amigo mío que acababa de pasar varios años en Bruselas y me explicó que es esa ciudad, de mayoría francófona pero enclavada en la región de Flandes, la cola que mantiene unido a ese extraño país llamado Bélgica.

Acabo de pasar una semana en Montreal, principal ciudad de la provincia canadiense de Quebec, y he podido constatar que se puede llegar fácilmente a la misma conclusión: es Montreal lo único que mantiene unido a Canadá. Y resulta fácil apoyar esta afirmación con datos: el referéndum de independencia de Quebec de 1995 se decidió por unos pocos miles de votos y dos tercios de los montrealeses (que constituyen casi la mitad del censo de la provincia) votaron contra la independencia. Montreal es la capital económica de Quebec y la ciudad con mayor porcentaje de inmigrantes, y Jacques Parizeau, primer ministro de Quebec por aquel entonces y líder del independentista Partido Quebequés (PQ) declaró cual mal perdedor que el "voto económico y étnico" le había "robado" a Quebec su independencia, declaraciones infames que fueron percibidas como racistas y a la postre le costaron el puesto.

El PQ se mantuvo sin embargo en el Gobierno de Quebec hasta 2003, en que fue desbancado por una coalición federalista (no nacionalista en nuestro lenguaje político) y liberal (a traducir por socialdemócrata) liderada por Jean Charest, que se mantuvo en el poder hasta finales de 2012, año en el que el PQ recuperó el Gobierno de Quebec.

Me parece interesante recordar brevemente la historia del soberanismo quebequés porque para muchos catalanes Quebec constituye una especie de "benchmark independentista". El PQ ya había sentado en 1977 un referente para el catalanismo por el proceso de normalización lingüística conocido como ley 101 o Carta de la lengua francesa, por el que en la anteriormente bilingüe provincia del Quebec el francés pasó a ser la única lengua oficial. Aunque en ciertos municipios, entre ellos Montreal, el inglés mantuvo la cooficialidad, las autoridades han logrado sin duda el objetivo de que el francés se hable en todos los rincones de la isla de Montreal, y el inglés, muy hablado por una población en la práctica bilingüe apenas es visible hoy en el espacio público: la ley 101 prohibía en principio el uso del inglés en la señalización y en los comercios, pero posteriormente se corrigió la ley para que el francés tuviera siempre preeminencia pero sin prohibir el inglés porque el Tribunal Constitucional de Canadá consideró anticonstitucional la primera formulación. El celo de los francófonos de línea dura es evidente en ciertos detalles como las señales de Stop, que hoy dicen Arrêt, o en los KFC, que después de la ley 101 se convirtieron en Poulet Frit à la Kentucky o PFK.

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El primer ministro de Canadá a nivel federal durante la ola soberanista de 1995 era otro quebequés, Jean Chrétien, que impulsó la Clarity Act de la que hablé ya en un artículo anterior. Por ahora, la Ley de Claridad -que el PQ considera ilegítima- ha conseguido desactivar la posibilidad, muy real, de un tercer referéndum, ya que el PQ no convocará uno si no está razonablemente seguro de alzarse con la victoria. La Ley de Claridad se puede resumir en que Quebec no tiene derecho a la secesión unilateral de Canadá, pero si en un referéndum con una pregunta clara se da una mayoría clara en favor de la independencia el Gobierno Federal estaría obligado a negociar de buena fe la separación con el Gobierno de Quebec (o de cualquier otra provincia de las que conforman Canadá). La ley no es muy clara sobre qué es una mayoría clara, pero hay cierto consenso en que el 50% + 1 con una baja participación no sería suficiente.

Después de casi 10 años de gobiernos no nacionalistas en Quebec, el PQ debe hacer algo sin embargo para contentar a sus bases. Excluido un nuevo referéndum, se está promoviendo una nueva ley lingüística (proyecto de ley 14) para reforzar el uso del francés, obviamente la ley no está exenta de polémica: pretende limitar la lista de municipios bilingües y la posibilidad de tener una educación primordialmente en inglés si no se pertenece a la comunidad anglófona, a la que el proyecto de ley define como "minoría étnica". En este sentido, el padre de la Ley de Claridad, Jean Chrétien, respondió con acierto a Jacques Parizeau después del referéndum de 1995 que en Canadá todos son étnicos, simplemente con diferentes fechas de llegada.

Pese a la reciente victoria del PQ parece por lo tanto que gracias a la Ley de Claridad no va a haber un referéndum secesionista en Quebec en el futuro inmediato, cosa que no podemos excluir en Cataluña sobre todo si se alimenta el debate vía ciertas disposiciones de la LOMCE o los Gobiernos del PP perpetran despropósitos como llamar lapao al catalán. Me pregunto si en tal caso será Hospitalet y otros municipios del cinturón rojo de Barcelona lo único que mantenga unida a España.