El jardinero de la embajada de Lisboa

El jardinero de la embajada de Lisboa

Si los PIGS fuéramos razonables podríamos poner en común muchas de nuestras embajadas, como ya hacen por ejemplo los países escandinavos en capitales como Berlín. El gesto a lo mejor complace a nuestros vecinos allí arriba.

Circula con cierto éxito por Facebook y Twitter un post indignado cuyo origen desconozco que propone partidas alternativas para hacer recortes en los Presupuestos Generales del Estado.

He contrastado solo alguna de las cifras que se muestran, pero en general me parecen plausibles. Como suele ocurrir con muchas cosas que circulan por internet, el post es impactante pero absurdo, dado que la mayor parte de las partidas que se propone recortar son inversiones cuya utilidad social es ciertamente dudosa pero que ya fueron realizadas. Salta a la vista de todos, con la posible excepción de algunos oscenses o requeneros y de los políticos que los representan, que la construcción de un aeropuerto en Huesca o de una estación del AVE en Requena carecen de sentido y que dichas obras se hayan realizado se debe a criterios no técnicos, sino políticos. Una partida a recortar muy en la línea de las propuestas del autor del post podría ser sin embargo el AVE a Badajoz, cuyo coste estimado es de casi 10 veces el de todos los recortes propuestos en el post juntos y que finalmente parece que se va a construir, pero como catalán que soy debería callarme estas cosas si no quiero ser reprendido por el Sr Monago.

En un mundo mejor, Monago y cía. podrían decir que el AVE a Badajoz y otras infraestructuras por el estilo se deben construir hoy como parte de las muy necesarias políticas de crecimiento, ya que muchos parados podrían encontrar así una ocupación hasta el anhelado día en que salgamos de ésta. Semejante argumento sería sin embargo contrario al dogma del partido del Sr Monago, así que mejor echar mano de los collons y agitar el espantajo de los catalanes.

Volviendo al post, es defendible y lógico argumentar que se podría recortar la más insignificante de dichas partidas: el sueldo del jardinero de la embajada de España en Portugal. Como bien sabemos los españoles que hemos vivido en Lisboa, la embajada ocupa un hermoso palacete en una de las mejores esquinas de la Avenida da Liberdade, en pleno centro de la ciudad. Aunque no conozco al jardinero, intuyo que se trata de un buen hombre que no le ha hecho daño a nadie, al mismo tiempo que una anónima víctima propiciatoria más -junto a su familia- de la violencia de esta crisis.

Como español en el extranjero puedo sin embargo corroborar cierta verdad que pone de manifiesto el autor del absurdo post, es decir, la escasa utilidad de muchas de nuestras embajadas en relación al gasto que acarrean. Dicho gasto, al producirse fuera de España tiene además lo que el keynesianismo denomina un efecto multiplicador sobre nuestra economía mucho más bajo, por no decir nulo, que los fines de semana caribeños de Carlos Dívar en Marbella.

España no tiene embajada en Mauricio. Ni falta que nos hace. Tenemos solo un cónsul al que ya mencioné en mi primer post, el Sr Peter D. Goldsmith. Su nombre le delata: el Sr Goldsmith no es español, apenas habla castellano y no cobra nada (su consulado es honorario). A cambio de sus servicios a nuestro país no creo que obtenga más que algún canapé en recepciones diplomáticas y la posibilidad de añadir el título de cónsul en su tarjeta de visita. Probablemente disponga también de una pequeña dotación para gastos de oficina que puede justificar muy razonablemente. No cobra, pero la única vez que he necesitado sus servicios poco después de mi llegada aquí, el Sr Goldsmith me ayudó rápida y eficazmente. Es muy difícil defender que en un país como Guinea Bissau necesitemos mucho más que un Sr Goldsmith, por lo que cabe darle la razón por última vez al indignado autor del post en que redecorar nuestra embajada allí a ese precio es cuando menos extravagante.

No he trabajado nunca en una de nuestras embajadas, pero por lo que poco que sé de ellas, y a riesgo de equivocarme, su funcionamiento a día de hoy es paretiano: el 80% del trabajo que realizan -dar visados para que la población local viaje a España- carece de valor y solo el 20% de su carga de trabajo justifica su existencia para el contribuyente hispano: dar ayuda puntual a desplazados con problemas administrativos o a empresas españolas. Y digo bien: hoy en día es absurdo que las embajadas españolas se dediquen a dar visados ya que no existe un visado solo para España, sino un visado común a toda la zona Schengen. Un ciudadano de Mauricio que quiera viajar a España puede por lo tanto pedir un visado en la embajada de Francia, que sí existe, ya que Mauricio está lleno de franceses.

Para salir de ésta, los PIGS vamos a necesitar la ayuda de nuestros vecinos del norte o salirnos del euro. Si los PIGS fuéramos razonables podríamos poner en común muchas de nuestras embajadas, como ya hacen por ejemplo los países escandinavos en capitales como Berlín. Aunque el gasto en embajadas a nivel macro sea totalmente irrelevante, el gesto a lo mejor complace a nuestros vecinos allí arriba, sobretodo si les decimos que ellos nos sirven de modelo e inspiración. Esperemos sin embargo que mamá Merkel no nos exija que una hipotética delegación diplomática de los PIGS tenga por bandera a un cerdo volador.