La reiterada irresponsabilidad de los desahuciados ¿Es así?

La reiterada irresponsabilidad de los desahuciados ¿Es así?

El aumento de la deuda de las familias es un hecho comprobado. Pero de ahí a afirmar que este aumento es una prueba de "irresponsabilidad" es dar un salto de acróbata que tiene más que ver con un juicio moral o político que con los datos. Las perspectivas vitales de esas familias se ha truncado por una crisis de la que no son responsables.

"Este fondo recoge el derecho a fracasar, a hacer una inversión equivocada, a perder un sueldo, pero no a haber perdido una vida"

La frase -referida al Fondo Social de Viviendas que se destinará a los afectados por los desahucios- corresponde a la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y logró despertar el jueves una tormenta de tuits en Twitter. Sin embargo, la vicepresidenta no es el único político que en los últimos tiempos ha caído en la tentación de tratar a los afectados por los desahucios de gente que ha hecho "malas inversiones", se arriesgaron en exceso o, incluso de "irresponsables". En noviembre, la exministra socialista María Antonia Trujillo ya incendió Twitter con otro mensaje en el que afirmaba que "el que tuviera deudas, que las pagase" y sino "que no se hubiera endeudado", aunque luego matizó que no se refería a los desahuciados sino que hablaba "en general".

Hay más declaraciones de este tipo que, en ocasiones, transmiten la idea de que si las personas son desahuciadas es porque se arriesgaron en exceso o porque, como ha dicho la vicepresidenta, hicieron inversiones equivocadas. La pregunta es: ¿Esta percepción es acorde a la realidad o se ha exagerado por parte de algunos políticos la responsabilidad de los afectados por los desahucios en la consecuencia de la crisis o incluso en su propia desgracia?

Los datos

La supuesta irresponsabilidad de los desahuciados es difícil de contrastar, básicamente porque la sentencia tiene más de juicio moral que de afirmación empírica. Lo que sí es constatable es que entre 2000 y 2008, coincidiendo con el crecimiento del número de viviendas disponibles en España y el aumento de los precios, la deuda de las familias se disparó un 215,45%, según datos del Banco de España. Este aumento de la deuda de las familias se suele usar como argumento para criticar la irresponsabilidad de los hogares que se endeudaron en exceso.

Sin embargo, se pasa por alto que en ese mismo periodo de tiempo la deuda contraída por las empresas aumentó un 248,80% y en 2008 triplicaba a la de los hogares. De hecho, la deuda de las familias en 2011 representaba el 82% del PIB, mientras que la de las compañías no financieras representaba el 134% y la de los bancos el 76% (frente al 10% en 2000), según un informe de la consultora McKinsey sobre la evolución de la deuda en distintos países. ¿Por qué se habla entonces de familias irresponsables y no de compañías o bancos irresponsables?

En cualquier caso, el aumento de la deuda de las familias es un hecho comprobado. Pero de ahí a afirmar que este aumento es una prueba de "irresponsabilidad" es dar un salto de acróbata que tiene más que ver con un juicio moral o político que con los datos. De hecho, pese a este aumento, lo que se suele omitir es que si la deuda de las familias en España representa el 82% del PIB, en Reino Unido ese porcentaje es del 98%; en Estados Unidos, del 87%; en Australia, del 105% y en Canadá, del 91%, según el mismo informe.

Además, de acuerdo a cifras de Eurostat, el endeudamiento de las familias en relación con la renta disponible en 2011 en España era del 125%, una proporción elevada sí, pero menor que en Dinamarca (267%), Irlanda (206%), Holanda (250%), Suecia (148%) o Reino Unido (139%). Sin embargo, en estos países no se habla de la irresponsabilidad de los compradores ni tampoco los desahucios alcanzan el drama que en España. ¿Por qué?

La razón es que cuando se echa sobre la espalda de los compradores la culpa por endeudarse, sin tener en cuenta que en otros países cuyas economías están mejor, las familias están aún más endeudadas, se olvida que, entre el momento en que esas personas compraron su casa y el momento en que la pierden, el mercado laboral ha cambiado dramáticamente y en el país ha habido una crisis económica motivada por muchos factores de los que ellos no son responsables.

Por tanto, es un hecho comprobado que el endeudamiento de las familias se ha disparado los últimos años, a consecuencia principalmente del incremento del precio de la vivienda (alrededor del 80% del crédito de las familias se destina a pagar la hipoteca, un porcentaje superior a otros países), pero, sin duda, es injusto calificarles de irresponsables o hablar ahora de malas inversiones porque, en parte, la razón de que esas inversiones se hayan convertido en una carga es que, entre medias, las perspectivas vitales de esas familias (su trabajo, su principal fuente de ingresos) se ha truncado por una crisis de la que no son los principales responsables.