Somos mujeres y lo sentimos

Somos mujeres y lo sentimos

Somos mujeres y nos gustaría disculparnos. Lo sentimos por la longitud de nuestro pelo, el tamaño de nuestros cuerpos. Sentimos que el césped esté lleno de barro hoy y sentimos que nos hayas pisado. Sentimos comer tanto, sentimos no tener tanta hambre. Sentimos tener una opinión.

Emma Bailey

Somos mujeres y nos gustaría disculparnos.

Lo sentimos por la longitud de nuestro pelo, el tamaño de nuestros cuerpos. Sentimos que el césped esté lleno de barro hoy y sentimos que nos hayas pisado. Sentimos comer tanto, sentimos no tener tanta hambre, sentimos que nos hayan pedido ponernos frente a ti para decir algunas palabras y que sean demasiado largas o cortas. Sentimos haber hecho esa pregunta tan estúpida y lo sentimos por la grasa de nuestra tripa. Sentimos tener una opinión y salpicar alguna que otra frase con un no sé.

Queremos saber si hemos dicho lo correcto o si hemos dicho algo mal. Lo sentimos, pero tenemos sentimientos. No queremos estar locas, pero quizás esto esté mal, pero a lo mejor deliramos y, si lo hacemos, lo sentimos. Lo sentimos por hacerte sentir así. Sentimos haber hecho cualquier cosa.

Nuestras madres lo sienten por no haber solucionado todo esto hace 50 años. No fue por no intentarlo. Nuestras madres lo sienten porque no querían fisgonear, como solían hacer sus madres, pero se han dado cuenta de que últimamente hemos compartido muchos artículos en Facebook sobre violaciones en el campus de universidades estadounidenses y quizás sea algo de lo que queremos hablar de vez en cuando en la cena, de compartir historias. Lo sentimos por no responder nunca, por no haber pensado todavía a qué edad queremos escuchar las historias de violación de nuestras madres, aunque, por supuesto, algunas de nosotras nunca tuvimos elección.

Lo sentimos por no mencionar esto antes, pero quizás no podamos tener hijos, los médicos todavía no están seguros y te lo decimos ahora para que te puedas ir si quieres.

El viernes por la noche contestamos "¿perdona?" al desconocido con estilo en el bar que nos saludó y luego nos dijo que le gustaría meter la pajita de su bebida primero y luego su polla en nuestra boca.

Sentimos que esto sea demasiado largo y deje de ser divertido. Sentimos todas las disculpas olvidadas incluso por utilizar la primera persona del plural. Lo sentimos por hablar por nosotras. Sentimos no poder ser todo para todo el mundo.

Hay un par de cosas por las que nunca nos hemos disculpado, pero nos gustaría. En concreto, lo sentimos por todas las veces que les hemos dejado decirte: "Sé un hombre", o "no seas nenaza", y por todas las veces que nosotras mismas te lo hemos dicho.

Lo sentimos, pero tenemos que ir al baño otra vez y lo sentimos si a veces es culpa de nuestros padres, por cómo nos quisieron o dejaron de hacerlo. La mayoría de noches lo sentimos por el mundo, por no haber sido capaces todavía de salvarlo, y lo sentimos por todas las chicas, por todos los niños y lo sentimos por no poder parar de decir que lo sentimos.

Este post apareció originalmente en Medium.

El artículo fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene Martín Pineda.