El camino más recto para acabar como Grecia

El camino más recto para acabar como Grecia

Estas políticas no se pueden implementar sin el aval de la ciudadanía. Porque quien nos gobierna no se presentó a las elecciones con este programa. Y, si no es así, de lo que hablamos es de un fraude democrático.

El camino más recto para acabar como Grecia. Este es el camino que hemos emprendido con las medidas anunciadas por Rajoy. Otro día negro para la gente como el que viví en primera persona en mayo de 2010 con las medidas anunciadas por Zapatero. Nuevas medidas durísimas a cambio de ser intervenidos para recibir los 30.000 millones de euros que necesita la banca, medidas que pagan los parados, los empleados públicos, los dependientes, los que compran un producto, independientemente de la renta que tengan. Propuestas que están remachando el clavo en una recesión prolongada, y que multiplica el sufrimiento entre los más vulnerables.

El IVA tiene un efecto negativo sobre el consumo, en un momento en que este está por los suelos, y representa una subida de los precios a todos por igual, pero que afecta más a las clases medias y trabajadoras. Otro recorte de sueldo a los empleados públicos, que es afectar a los servicios públicos, a pesar de que es de todos conocido que por cada euro que se recorta en la función pública se dejan de recaudar sesenta céntimos. El recorte en la prestación por desempleo es ya totalmente indecente, más cuando se argumenta que servirá para incentivar la búsqueda de un puesto de trabajo. Se recortan las aportaciones a las personas que atienden personas que no tienen garantizada la autonomía personal. Por si esto fuera poco, se dejan llevar por el populismo: reducción del 30% del número de concejales -así, se cargan la pluralidad para fomentar el bipartidismo- y transferencia de competencias municipales a órganos de elección indirecta, como las diputaciones. Estas políticas, combinadas con la amnistía fiscal a los defraudadores, hacen que la situación sea económicamente insoportable, pero también moralmente insostenible. El camino continúa con una política injusta, que no estabiliza las finanzas y que nos hunde más en la crisis.

Todo ello se hace contraviniendo los compromisos electorales y engañando a la gente, en un ataque frontal al Estado de Bienestar, al Estado de Derecho y a las reglas mismas del juego democrático. Si Rajoy se atreve, y lo hace con tanto descaro, es porque se siente impune para hacerlo. Y porque además tiene el apoyo explícito de Duran y de CiU y el apoyo implícito -si nos ceñimos a la intervención- de Rubalcaba. Mientras tanto, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se pasea por todo el mundo reivindicando ser líder en recortes, cuando lo que debería estar haciendo, si en realidad quiere al país, es un frente contra las políticas de austeridad, que tanto nos están ahogando. Rajoy es en España lo que Mas en Catalunya.

En todo caso, hoy, estas políticas no se pueden implementar sin el aval de la ciudadanía. Porque quien nos gobierna no se presentó a las elecciones con este programa. El memorándum, las condiciones del rescate, deben tener el aval de la ciudadanía. Y, si no es así, de lo que hablamos es de un fraude democrático. Por eso, hoy se tiene que convocar un referéndum sobre la intervención y sus consecuencias. Y si no es capaz, que se marche y se convoquen elecciones.

Para el próximo 19 de julio ya se han convocado movilizaciones. Y tenemos que salir a la calle para decir que por aquí no pasamos. Y este consenso, en contra de estas políticas desastrosas, tiene que empezar a construirse ya. En Grecia hemos visto las consecuencias más duras de una política desastrosa, pero en Grecia también hemos visto una alternativa de izquierdas que ha dado esperanza a millones de hombres y mujeres.