Diario de una emprendedora: la conexión de los 40 emprendiendo

Diario de una emprendedora: la conexión de los 40 emprendiendo

Cumplí el 9 de octubre mi cuarentena y, sinceramente, yo me siento como a los 27 en pleno Erasmus, pero en versión adulta más cansada, con dos niñas preciosas, casada y tratando de vivir de mi talento. No está nada mal. ¿Pero qué ha pasado en estos años y cómo se han ido tan rápido?

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Foto: Getty Images.

Jueves, acabando la semana y yo ni me he enterado.

Será que tras cumplir los 40 todo va más deprisa. Cumplí el 9 de octubre mi cuarentena, y sinceramente, yo me siento como a los 27 en pleno Erasmus, pero en versión adulta más cansada, con dos niñas preciosas, casada y tratando de vivir de mi talento.

No está nada mal. ¿Pero qué ha pasado en estos años y cómo se han ido tan rápido? Bueno, la sapiencia y la experiencia para mí quedan como lucidez interior, no me queda otra que positivizar...

Eso sí, ahora puedo decir que eso de la crisis de los 40 existe, aunque para mí es más la revolución de los 40. Todo se ha clarificado, veo mi norte, hacia dónde quiero ir, con quién y cómo. Ha sido como quitar una cortina que no me dejaba ver bien y ¡voilà!

He leído que es un reseteo natural, pero como yo hasta hoy no me encontraba en este piso del edificio, o he hecho oídos sordos -porque ni se me había pasado por mi ya madura cabeza algo que tuviera que ver con esta crisis o revolución en mí-, el resultado es que, casualidad o certeza, he alucinado bastante con la coincidencia.

En Experienciar, mi empresa de eventos para hacer networking bien, me relaciono en general con gente que toca los 30 o ni han llegado; así que creen que los 40 están lejanos.

Y a mí, que siempre me he sentido mayor, la llegada de los cuarenta era algo muy próximo, aunque con 35 pareciera lejano. Y así, como la abuela cebolleta, en plan madre, les repito a mis Experiencers (como llamo yo a los asistentes a mis formaciones y eventos):

- Aprovechad, aprovechad como si no hubiera un mañana para hacer todas esas cosas que corresponde de los 20 a los 30, porque parecen para siempre y vuelan sin que te percates.

Y así, entre acelerones de madre emprendedora tratando de hacer un negocio más rentable, luchando por hacer algo de ejercicio y celebraciones, he andado estos meses: fiestas sorpresa inesperadas a todo correr, otras no sorpresa, amigas que vienen a verte para disfrutar de un fin de semana como los de antaño: risas, vinito, confidencias, anécdotas, copichuelas y buen comer; y darnos cuenta de qué poco hemos cambiado; quién conserva sueños y quién ya los ha dejado.

La vida son dos días, y ser empresario, emprendedor o lo que se pueda, ya es un lujazo, viendo lo que viene del Oriente nada lejano.

Y es que la vida son dos días, y ser empresario, emprendedor o lo que se pueda, ya es un lujazo, viendo lo que viene del Oriente nada lejano.

Pero para mí, lo más es vivir de la pasión de uno, llevar un negocio para adelante como reto inconmensurable. Sobre todo, viniendo de estudiar Ciencias políticas y de tener que empollarte -entre baños de las peques, noches poco dormidas, organizar qué plan haremos el fin de semana, si ir al cine, de paseo o un museo, comidas y cenas, jugar o cogiendo citas para el médico- un curso cual máster del marketing on line más innovador a base de embudos de venta que da un veinteañero lleno de seguridad, ¡y que me guste aprender todo esto!

Y es que la vida debería ser lo que cada uno elija, dejar convencionalismos, elegir lo que a uno más le vaya, rompiendo con lo que dicen que si está bien o mal. Hacerse el plan a medida para conseguir sus sueños, y da igual lo que digan los que te rodean; luchar por un sueño, si no para ahora, para dentro de un año, haciendo un plan y perseguirlo hasta conseguirlo.

Porque un emprendedor, al fin y al cabo, es un soñador, un revolucionario que quiere romper con este sistema; vivir y ganar de lo que él crea.

Me cuenta mi marido, asalariado con ganas de ser empresario, que para los chinos, decía el otro día un documental, emprender es lo más honroso y ser asalariado lo menos.

En nuestra sociedad parece que es todo lo contrario, sobre todo por la poca cultura y referentes que salen por televisión. Parece que hay un complot para que quede claro que lo "normal" es ser asalariado, y así desde el cole nos adoctrinan; aguanta aunque ganes poco, es algo seguro, es bueno... ( Yo llegué a trabajar con abrigo mientras tomaba una sopa de sobre para sobrellevar el frío), y si todo esto se junta con ser mujer y madre, ya es la "pera limonera", porque hay tantos obstáculos que saltar, que te conviertes en una atleta de hacer que parezca lo que no es, para conseguir lo que una quiere ser.

Dicen que somos el resultado de las 5 personas de las que nos rodeamos, y por tanto, nos influencian, y que la vida es un reflejo de lo que somos... Sí, acabas de darte un susto y has querido decirte -¡noooo!, ¡pero sabes que sííí! ¡Cambia la vida que tienes!

Así que si lo que te rodea no te acaba de gustar, cambia fichas de influencia. Si lo establecido no te cuadra, redondea tu vida. Conecta con personas, haz networking, nuevas conexiones para hacer un hueco a lo que tu intuición te dice. Te lo dice una madre emprendedora que ya está consiguiendo lo que siempre ha soñado, y va por la vida corriendo, saltando, bailando, pero feliz con tanto.

Y tú... ¿qué dificultades encuentras para llevar la vida que quieres? ¿O ya lo has conseguido? Te cuento más en breve.