Sanidad: ideas para un año electoral

Sanidad: ideas para un año electoral

El sistema sanitario español es uno de los mejores del mundo. Algunos se sentirían tentados de añadir "todavía", dando a entender que los recortes de la crisis acabarán por desplazarlo del lugar de honor que ocupa en el podio global. Pues bien, creo que los recortes no han sido para tanto. Es cierto que se han debido resentir algunos indicadores. Pero, ¿qué otro sector o función económica no se ha resentido en esta crisis, incluso en mucha mayor medida?

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Foto: EFE

El sistema sanitario español es uno de los mejores del mundo. Algunos se sentirían tentados de añadir "todavía", dando a entender que los recortes de la crisis acabarán por desplazarlo del lugar de honor que ocupa en el podio global.

Pues bien, creo que los recortes no han sido para tanto. Según los datos de la IGAE, en 2007, en términos de Contabilidad Nacional, la función "salud" de todas las Administraciones Públicas ejecutó un gasto corriente de 57,6 millardos de euros, de los cuales 26,2 millardos fueron a la partida de personal. En 2013, dichos importes ascendieron, respectivamente, a 61 y 28 millardos de euros. Bien es verdad que después de haber pasado por un pico en 2009 de 68,5 y 31,4 millardos de euros.

El caso es que la sanidad española está segmentada en los diecisiete sistemas sanitarios autonómicos bajo la coordinación del Ministerio de Sanidad (quien, además, gestiona directamente los sistemas sanitarios de Ceuta y Melilla). Ello constituye una fuente de rica diversidad, por una parte, y de complejidad en la coordinación, por otra. Esta combinación de factores de oportunidad y riesgo no parece haber influido en la calidad global del sistema.

Es verdad, por otra parte, que el contexto de consolidación presupuestaria ha impedido capitalizar al sistema como hubiera sido deseable, ya que los gastos de capital han descendido un 43,6% entre 2007 y 2013. Igualmente se han debido resentir algunos indicadores como las listas de espera. Pero, ¿qué otro sector o función económica no se ha resentido en esta crisis, incluso en mucha mayor medida? Desde luego, nuestro Sistema Nacional de Salud, no ha dejado de atender a todos los españoles que lo han necesitado con estándares de calidad y servicio equiparables a los de antes de la crisis, a pesar del los giros del principio de universalidad.

Desde luego, esto ha sido posible gracias al esfuerzo del personal sanitario español, tan bueno que muchos sistemas sanitarios de otros países se lo disputan. Tan bueno, decía, pero ¿tan motivado? ¿O tan valorado socialmente?

Es natural que la sanidad, como las pensiones, sea una de las instituciones sociales más debatidas en todo momento y, especialmente, en momentos electorales. También parece lógico que las preocupaciones de la sociedad en esta materia se centren en la calidad, extensión y gratuidad de los servicios.

Los servicios sanitarios, por cierto, no son gratuitos. Puede que no tengan precio, pero tienen un coste y, sobre todo, un valor. Estaría muy bien que en nuestro país empezásemos a distinguir entre el coste, el precio y el valor de las cosas.

Estaría muy bien que, además de los análisis pertinentes, de situación y seguimiento del sistema, estratégicos, etc., el Gobierno resultante de las próximas elecciones generales hiciese una encuesta exhaustiva a todos los profesionales del SNS para entender su situación y percepciones.

Pero lo que también debería suceder es que la sociedad debatiese sobre los profesionales de nuestro sistema sanitario. Decía antes que están desmotivados en lo personal y desvalorados socialmente. Tratándose de un personal que, por encima de todo, entra a la formación y las profesiones sanitarias desde un fuerte vocación, esta desmotivación y desvaloración social es doblemente grave. Este personal es el principal recurso del sistema sanitario y esto no debería suceder.

Estaría muy bien que, además de los análisis pertinentes, de situación y seguimiento del sistema, estratégicos, etc., el Gobierno resultante de las próximas elecciones generales hiciese una encuesta exhaustiva a todos los profesionales del SNS para entender su situación y percepciones, para recabar su visión y sugerencias de cambio, para, por fin, encontrar las claves internas de la renovación del sistema cuando esta renovación ya no puede hacerse mediante un aumento continuado del gasto que no podemos permitirnos.

El otro recurso primordial del SNS es, no se olvide, la población. No hay mejor prescriptor de salud que uno mismo, sin olvidar que las mujeres se prescriben a sí mismas y a toda su familia. Por eso, la educación y la pedagogía populares en esta materia son fundamentales para hacer un uso eficiente del sistema sanitario, para ayudar a los profesionales sanitarios o para incorporar hábitos de vida saludables.

Cuando se contemporiza con profesionales sanitarios desmotivados o con una población descuidada en el uso del sistema de salud, nunca hay recursos financieros suficientes para satisfacer a todo el mundo y se tiene la sensación de que el sistema es insostenible. No lo es necesariamente, y no lo sería nunca si diésemos con la fórmula para establecer las bases profesionales de la prestación y gestión de los servicios sanitarios y las bases ciudadanas para un uso contenido y eficiente de los mismos.

Este artículo fue publicado originalmente en Empresa Global