Capítulo LIX: Las nubes

Capítulo LIX: Las nubes

La gasolina se terminó dos horas después y tuvo que sustituir el motor por los remos. Mister Proper se despertó con los primeros rayos del amanecer y se ofreció a coger el relevo, pero el capitán declinó su oferta.

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El Capitán Pescanova por fin encuentra a Mister Proper, encerrado en el interior del barco de la organización mafiosa. Para poder rescatarle y escapar, pone en marcha un plan temerario: generar un pequeño incendio provocando un cortocircuito en la sala de máquinas. El Capitán consigue llevar a cabo la primera parte de su plan, pero al final, las cosas se complican y termina siendo capturado por el Celta y sus sicarios. Entonces, nuestros héroes son conducidos a presencia del famoso Gran Jefe, el Cacique. Éste le cuenta a Mister Proper que sus órdenes expresas eran no matar a Mimosín y que él mismo no acababa de entender lo que había sucedido. Y entonces, de repente, se produce una tremenda explosión en el yate. Por alguna razón, lo que debía haber sido un pequeño incendio, se convierte en algo mucho más grande. Mister Proper y el Capitán Pescanova consiguen escapar a bordo de un bote salvavidas. El resto de los tripulantes se hunden con el barco.

La gasolina se terminó dos horas después y tuvo que sustituir el motor por los remos. Mister Proper se despertó con los primeros rayos del amanecer y se ofreció a coger el relevo, pero el capitán declinó su oferta. El único instrumento que tenían para orientarse era la estrella polar, por lo que optó por dejar de remar hasta que volviera la noche. A medida que fue avanzando el día, el sol se hizo más y más abrasador y en la lancha no tenían nada con qué protegerse, de modo que se alegraron al ver que aparecían un par de tímidas nubes en el cielo.

- Uf, qué alivio, por fin un poco de sombra -suspiró Mister Proper- tengo el cuerpo abrasado. Cuando salgamos de esta me voy a dar un baño en aftersun.

- Sí, aunque yo cambiaría gustoso las nubes por una buena pipa -replicó Pescanova.

El Capitán tenía un mono tremendo de tabaco. Antes de entrar al despacho de Cacique, el Celta había ordenado a sus hombres que le cachearan, y le habían quitado sus aperos de fumador. Qué hijos de puta, ¿Qué pensaban, que iba a atentar contra el Gran Jefe armado con una cachimba?

- ¿Qué diría usted? ¿Cirros, cúmulos, estratos? -le interrumpió su compañero de naufragio señalando a las nubes.

- Ni una cosa ni la otra, grumete, son hidrometeoros parlanchines, la auténtica pesadilla del meteorólogo.

En ese instante, las nubes empezaron a hablar.

- Buenos mornings - dijo una.

- ¿Cómo are vous? - añadió la otra.

- ¿Por qué hablan de esa forma tan rara? -preguntó Mister Proper boquiabierto.

- Todo es culpa de Manu Chao, que puso de moda el rollo ese del mestizaje... -respondió el Capitán- Primero provocó el florecimiento del pop perroflautil y el flamenco chill out, y cuando pensábamos que ya había pasado lo peor, aparecieron ellas: las dichosas nubes mezcla idiomas.

- ¿Sabes? -le susurró una de las aludidas a su compañera- Creo que they están hablando de nous. ¡Bonjour messieurs náufragos!

- ¡Buenos días! -contestó alegremente Mister Proper.

- ¡No, no respondas! -le gritó Pescanova alarmado.

- ¿Pero por qué?

- Porque ahora vendrán más. A estas tías les encanta que les den conversación.

- Bueno, pues mejor, así tendremos más sombra.

- Sí, durante el día nos vendrán bien, pero cuando llegue la noche, nos taparán las estrellas y entonces no tendré manera de orientarme.

- No se preocupe por eso Capitán, fijo que esta noche se retiran.

- Yo no estaría tan seguro...

Efectivamente, tal como el exmarino había predicho, poco a poco el cielo fue llenándose de nubes que comenzaron a parlotear entre ellas.

- ¡Hey, girls, me parece que estos garçons necesitan that les animemos un petit peu! -exclamó una de ellas.

- Yes, ¿por qué no les cantamos una song? -contestó otra.

- ¡Excelent idea! ¿Any sugerencia?

- ¿Qué tal Un velero llamado Freedom, de José Luis Pear Trees?

- ¿De quién ha dicho? - preguntó Mister Proper al Capitán.

- José Luis Perales -replicó este con gesto de abatimiento.

- ¡Perales, me encanta Perales!

- Por poco tiempo, me temo... -sentenció Pescanova.

Efectivamente, fue dicho y hecho. Como si de una coral se tratara, las nubes, que por cierto, ya eran más de cincuenta, se organizaron por voces y comenzaron a cantar animosas y joviales el mítico tema de José Luis Perales, Un velero llamado libertad.

- Yesterday se fue,

tomó sus things y se puso a sail,

una camisa, un pantalón cowboy

y una Chanson

¿where irá?

¿where irá?

Se despidió

and decidió batirse en duelo con the sea,

y recorrer le monde en su velero

and navegar, nai, na,na, navegar.

Y se went,

y a su boat le llamo liberté,

y en el sky descubrió gaviotas

y painted

estelas en el sea.

And se marchó...

Cantaron aquella canción entera y acto seguido repasaron la discografía completa de Perales, centrándose en los temas que tenían que ver con el mar, incluyendo aquel célebre hit que compusiera el cantautor de Cuenca para Isabel Pantoja, Hoy quiero confesar.

- ¡Pero si esta no tiene temática marina! -protestó Mister Proper que, tal como vaticinó su compañero, estaba ya más que hastiado de aquel interminable concierto.

- Ya, pero estaba incluida en el disco Marinero de luces -respondió el capitán.

- Eso sí -reconoció el hombre sin pelo.

A Pear Trees le seguirían Julio Churches, Tiziano Iron. Camilo Sixth y Pigeon Saint Basilio. Cuando empezaron a entonar Like una ola de Rocío Jury, Mister Proper perdió la paciencia.

- ¡Basta! Basta ya, ¿me oís? ¡No puedo más! Id a dar la serenata a otra parte, buscaos un karaoke o lo que sea, pero largaos de aquí.

Pero las nubes no hicieron ni caso. Siguieron cantando durante toda esa noche y hasta bien entrada la mañana del día siguiente.

Era tan suave se publica por entregas: cada día un capítulo. Puedes consultar los anteriores aquí.