Me estoy volviendo loco

Me estoy volviendo loco

Propongo que primero se celebre el Congreso, que se debata el modelo de partido y la capacidad del PSOE de volver a hacer frente a los poderes fácticos, erigiéndose de nuevo en la voz de los que no tienen voz, recuperando su capacidad transformadora, integrando en su proyecto los intereses fragmentados de esta sociedad, y, posteriormente, que afiliados y militantes elijan la Comisión Ejecutiva completa que mejor pueda representar y ejecutar lo acordado por el Congreso.

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Foto: EFE

Algunos militantes dijeron que se sintieron avergonzados por el espectáculo que dieron los dirigentes socialistas en el Comité Federal del mes de octubre pasado. Ya se sabe que allí se provocó la dimisión del anterior secretario general federal, Pedro Sánchez, y se constituyó una Comisión Gestora que respondía en su composición a la mayoría de los miembros del Comité Federal, es decir, de todos aquellos que eran contrarios a la estrategia política que quería desarrollar el dimisionario secretario general y el equipo que le acompañó hasta que le abandonaron cuando vieron que se árbol ya no daba ni cobijo ni sombra.

La Comisión Gestora, presidida por un socialista que a todo el mundo agrada, y en quien los más antiguos reconocemos al auténtico y genuino PSOE, acaba de encargar a dos personas, Eduardo Madina, militante socialista y diputado por Madrid, y a José Carlos Díez, no afiliado, economista y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, la coordinación de los equipos encargados de elaborar la ponencia política, en el caso de Madina, y la económica, en el caso de Díez. Nada que objetar, porque los Estatutos del PSOE ordenan a la dirección socialista elaborar una ponencia que sirva como texto base, para que los militantes en sus agrupaciones locales y provinciales tengan un texto sobre el que debatir, enmendar o ratificar, para que el Congreso federal decida finalmente sobre el documento y las distintas aportaciones del conjunto de la militancia.

Puesto que la Comisión Gestora responde a la mayoría que se enfrentó y obligó a dimitir al anterior secretario general, se entiende perfectamente que el ideario que los coordinadores quieran introducir en el texto marco responda a la sensibilidad que anima a esa mayoría. No hace falta ser adivino para saber que la ponencia no va a apostar por desautorizar el voto abstencionista que emitieron los diputados socialistas en el debate de investidura de Mariano Rajoy, ni tampoco se decantarán por una moción de censura que desaloje al PP del gobierno de España proponiendo como alternativa una mayoría conformada alrededor de nacionalistas, independentistas y Podemos. Más o menos se intuye por donde puede circular el texto que se elabore por mandato de la Comisión Gestora.

¿Por qué digo que me estoy volviendo loco? Patxi López, militante socialista al que respeto por mantener su militancia en los años de plomo en el País Vasco y por su valiosa contribución a la lucha y éxito contra el terrorismo, acaba de anunciar su candidatura a la secretaría general del PSOE para cuando se vote en el proceso de primarias. Parece seguro que no será el único. Muchos dan por sabido que a lo largo de estas semanas otros anunciarán sus respectivas candidaturas. Ya sabemos que algunos han comenzado a entrenarse y que recorrerán el circuito, para ver qué tal se encuentran de forma y cómo responde la afición.

¿No habíamos quedado en que éramos todos los que decidíamos la estrategia, el modelo y el proyecto del partido socialista?

Para el caso que provoca mi locura, da lo mismo que sean dos que tres o cuatro los que se postulen para ese cargo. Si todavía no se sabe cómo y por dónde transcurrirá la ponencia marco, ¿cómo se atreve nadie a decir que aspira a liderar al PSOE sin saber qué modelo de partido y qué tipo de política quedarán reflejados en el documento marco que se apruebe en el Congreso Federal? Y no se sabrá con certeza hasta que no concluya el Congreso que se celebrará después de que se haya elegido secretario general.

Suponiendo que Pedro Sánchez presentara su candidatura y ganara la secretaría general con el voto de los afiliados, ¿estaría dispuesto a permitir que el Congreso aprobara las ponencias política y económica elaboradas por quienes le desalojaron de esa responsabilidad en el mes de octubre pasado? Y si, como resultara lógico, el Congreso siguiera la estela del nuevo secretario general, ¿para qué habría servido tanto texto marco, tanto debate y tanta enmienda?

Y a todo esto, en la mañana del pasado día 16 de este mes de enero, escuché la entrevista que la periodista Pepa Bueno hizo en la Cadena SER al candidato a la secretaría general del PSOE, Patxi López. Aún no he salido de mi asombro. La respuesta de Patxi López a la pregunta sobre su proyecto político, fue la siguiente: "El proyecto político de Patxi López se basa en...." Y siguió argumentando al respecto. Si existe un proyecto político de Patxi López, lo normal será que también exista el proyecto político de fulano o de mengano cuando anuncien sus candidaturas a la secretaría general. Entonces... ¿de qué estamos hablando? ¿A quién hay que esperar? ¿Hay alguien en el PSOE que decidiera militar en ese partido para llevar adelante el proyecto político de Patxi, o de Felipe, o de Zapatero...? ¿No habíamos quedado en que éramos todos los que decidíamos la estrategia, el modelo y el proyecto del partido socialista? Para qué emplear tiempo y dinero en escribir en un papel un proyecto de la Comisión Gestora si ya existe el de uno de los candidatos y... los que vengan. ¿Casará el proyecto político de Patxi con el de los otros candidatos, y todos ellos a su vez, con el encargado a Madina y a Díez por la Comisión Gestora?

¿Es para volverse loco o no?

Ya sé que el Congreso anterior avaló y estipuló estatutariamente el modelo de primarias. No renuncio a que el próximo Congreso lo elimine. Mientras tanto, ajustándome a la norma, propongo que primero se celebre el Congreso, que se debata el modelo de partido y la capacidad del PSOE de volver a hacer frente a los poderes fácticos, erigiéndose de nuevo en la voz de los que no tienen voz, recuperando su capacidad transformadora, integrando en su proyecto los intereses fragmentados de esta sociedad, sin abandonar ni un milímetro su papel de defensa y representación de los sectores más débiles de la misma y, posteriormente, que afiliados y militantes elijan la Comisión Ejecutiva completa que mejor pueda representar y ejecutar lo acordado por el Congreso. Entonces será el momento de elegir a quienes más y mejores aportaciones hayan defendido en la línea de lo que siempre fue y deberá ser el papel de la socialdemocracia en la sociedad española, europea y mundial. Para eso, como ningún otro partido, los socialistas disponemos de cantera y de banquillo suficiente para articular un equipo capacitado y lleno de experiencia y de futuro.