Oportunidades y renuncias

Oportunidades y renuncias

Nunca se sabrá si Carmona hubiera acertado más si en lugar de seguir su propio camino, hubiera unido al beso, al abrazo y a las lágrimas su dimisión como candidato a la alcaldía de Madrid por solidaridad con su amigo y compañero Tomás Gómez, al que se le desposeyó de su cargo orgánico en una decisión que nadie esperaba y casi inédita en el seno del PSOE.

VICTOR LERENA/EFE

No siempre se tiene la oportunidad de haber podido elegir entre un camino u otro, entre una posibilidad y otra. Hay personas que o aceptan el trabajo que se les ofrece o se quedan en paro. En ese caso, no existe una oportunidad perdida, porque quedarse en paro no es ninguna oportunidad. Pero algunas veces sí se presenta la ocasión de poder decidir sin que nunca lleguemos a estar absolutamente seguros de que elegimos la mejor o la menos mala. En esto, como en la educación de los hijos, no venimos al mundo con un manual de instrucciones que nos saque del atolladero y nos avise de qué hacer cuando se trata de optar.

No se puede, pues, juzgar severamente el comportamiento que tuvo Antonio Miguel Carmona, que echó lágrimas por la suerte que corrió su amigo y compañero Tomás Gómez cuando fue desposeído de su condición de secretario general del Partido Socialista de Madrid, por decisión de la entonces recién estrenada dirección federal del PSOE. Besos, largo abrazo y lágrimas junto a Tomás Gómez, prometiendo fidelidad y solidaridad plena fue la primera reacción del candidato socialista a la alcaldía de la capital de España, para, sin solución de continuidad, prometer fidelidad a la nueva dirección, mantener su candidatura e, incluso, afirmar su sueño, su disposición para ocupar la Secretaría General del Partido Socialista de Madrid por el cese de su anterior titular.

No han pasado ni tres meses y a Antonio Miguel Carmona se le ha invitado a seguir los mismos pasos que siguió Tomás Gómez, ofreciéndosele, al parecer, un puesto en el Senado que compensara su salida de la concejalía madrileña que ganó en las pasadas elecciones municipales de mayo. En esta ocasión, el cese no proviene de la dirección federal socialista, sino de la nueva Comisión Ejecutiva Regional del PSOE de Madrid. Y tampoco la actitud de los cesados ha sido exactamente igual. Tomás Gómez no tuvo otra alternativa, mientras que Antonio Miguel Carmona asegura que tratará de que su cese se dirima en un Comité Regional, donde seguramente el equilibrio de fuerzas le sea más favorable y, en cualquier caso, afirma que no se irá de concejal, lo que pone en cuestión su continuidad en el grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Madrid e, incluso, su permanencia en la filas del PSOE.

Tres meses y una derrota electoral es lo que ha ocurrido entre el cese de Gómez y el cese de Carmona. Nunca se puede estar absolutamente seguro de cuál es la decisión acertada cuando tenemos la oportunidad de decidir entre una cosa u otra porque no podemos vivir ambas opciones al mismo tiempo. Nunca se sabrá si Carmona hubiera acertado más si en lugar de seguir su camino, hubiera unido al beso, al abrazo y a las lágrimas su dimisión como candidato a la alcaldía de Madrid por solidaridad con su amigo y compañero Tomás Gómez, al que se le desposeyó de su cargo orgánico en una decisión que nadie esperaba y casi inédita en el seno del PSOE.

En ese caso, Carmona no hubiera podido llegar a ser alcalde porque no hubiera sido candidato. Ahora tampoco es alcalde y, además, perdió la oportunidad de su vida de haber quedado niquelado en su perfil político y personal.

Se dice que a Carmona lo sustituirá su número dos, que se supone era persona de la máxima confianza del recién destituido. Y vuelta a empezar. No estaría mal traer a colación la frase que dijo Benjamin Disraeli en cierta ocasión: "Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja".

MOSTRAR BIOGRAFíA

Nacido en Mérida (Badajoz) en 1948, Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Tomó contacto con el PSOE en el seno de un grupo de estudiantes sevillanos a finales de 1969, afiliándose al Partido en 1976, reorganizando el partido en la provincia de Badajoz y en Extremadura. Elegido secretario general del PSOE en Badajoz en junio de 1979, y secretario general Regional de Extremadura en 1988. Miembro del Comité Federal del PSOE desde 1983, formando parte de la Comisión Ejecutiva Federal de 1994/6, con Felipe González, así como en la de José Luis Rodríguez Zapatero, 2004/8. Elegido diputado al Congreso por Badajoz en la Legislatura Constituyente de 1977 y reelegido en las Elecciones Generales de 1979 y 1982. Artífice del proceso preautonómico en Extremadura que desembocó en la aprobación de su Estatuto de Autonomía, siendo elegido primer presidente autonómico en mayo de 1983, desempeñando dicha responsabilidad durante seis legislaturas consecutivas refrendadas por el electorado extremeño con mayorías absolutas (a excepción de la de 1995 que fue por mayoría simple). Amigo de la desnudez de las palabras y de la lealtad a los principios que emanan del socialismo democrático logró una transformación sin precedentes de la sociedad extremeña durante su gestión, guiado por su concepción del respeto a la diversidad en el marco de la solidaridad y cohesión entre las regiones que integran el Estado. Tras su decisión de no presentarse a la reelección como presidente autonómico en Extremadura, el 29 de junio de 2007 abandona la Presidencia de la Junta, tras 24 años al frente del Gobierno autonómico, retornando a sus funciones docentes en la Universidad de Extremadura. En el X. Congreso Regional del PSOE de Extremadura de julio de 2008, renuncia a presentarse como candidato a la Secretaría General Regional cuya función desempeñaba desde 1988. En el año 2011 impulsó la creación de la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra, que preside, cuya vocación es fomentar la idea de España en la línea que vino defendiendo en toda su ejecutoria política e institucional y el fomento de vías educativas que rompan inercias del pasado, donde el riesgo, la imaginación y el espíritu emprendedor sean notas distintivas que acompañen el devenir de la sociedad del presente y del futuro.