Lecciones para el PSOE tras las elecciones europeas

Lecciones para el PSOE tras las elecciones europeas

La actual situación de deterioro electoral no puede solventarse, sin más, con métodos convencionales. No basta un congreso federal. La idea era y debe seguir siendo una convocatoria directa a la ciudadanía, porque así lo ha metabolizado la afiliación del Partido y millones de personas que nos miran. Hay que dar, sí o sí, voz a los afiliados y también a los ciudadanos.

Tras los resultados de este domingo, toda la UE está cuestionada, y como nunca amenazada en su razón de ser. Debería estar muy preocupada por la baja participación, nuevamente en el entorno del 43%. Si la UE no es la Europa de los ciudadanos entonces no tiene sentido en absoluto. En efecto la participación ha sido baja y la Unión Europea está perdida si no es capaz de movilizar a los ciudadanos.

En el PSOE hacen falta todos los cambios del mundo. El PSOE seguramente vive la situación más dolorosa desde la transición. El análisis de lo acaecido el 25 de mayo está a la vista de todos: el PP se derrumba después de una campaña desastrosa y un candidato catastrófico. Ganan los partidos de izquierda, los progresistas ganan en votos y escaños. Pero todo eso sucede sin que el PSOE haya podido catalizar el crecimiento neto de la izquierda.

Debemos estar también más que nunca preocupados por la fragmentación de la izquierda. Puede actuar como el germen de la autoderrota de la izquierda. Es el PSOE el que debería haber galvanizado esa energía positiva de cambio que ha quedado demostrada en la votación del domingo. Nuestro fallo en ese empeño es la victoria del PP.

Para superar esta situación hace falta un camino diferente al ensayado hasta ahora, expuesto el desinterés o la desafección por parte de un número cada vez mayor de ciudadanos progresistas que muchas veces votaron antes al PSOE y cambiarán de domicilio definitivamente si no cambia pronto el PSOE.

Pero ante todo el PSOE debe sentirse interpelado porque no ha sabido catalizar la subida de la izquierda, esa enormidad de votos de cabreo, de protesta, de malestar.

Y eso es exactamente lo que hay que debatir hasta la extenuación. Por qué esos votos que han actuado contra un PP que se derrumba no han apostado por el PSOE -16 puntos de caída y 9 escaños de una sentada-. Esa secuencia interpela seriamente la responsabilidad del PSOE. Procede debatir todos los cambios, toda la apertura del mundo. Sí, el PSOE debe afrontar todos los cambios. Para poner todos sus sentidos en escuchar a los ciudadanos y leer lucidamente todo lo que está pasando.

El objetivo innegociable es que el PSOE vuelva a ser lo que ha sido. El PSOE debe seguir siendo la columna vertebral de la izquierda. Ni una sopa de letras ni una miscelánea de oportunismos serán capaces de derrotar al PP. A la vista está la lección de las urnas del 25 de mayo: a pesar de su campaña penosa y su candidato fallido, el PP ha podido jactarse de su victoria en las urnas. Por cierto, el PP ha incluso mentido con profusión al proclamar que "con Alemania" el PP es el "único partido que estando en el gobierno gana las elecciones": no es cierto, ha pasado en Rumania, en Italia, en Hungría, en Finlandia, y en otros muchos países.

El PSOE se ha comprometido a escuchar a los ciudadanos y elegir a la mejor persona capaz de enfrentarse al PP en las elecciones generales, y hacerlo en unas primarias, y cuanto más abiertas, mejor. Los militantes lo han interiorizado, y los ciudadanos han asumido la expectativa de las primarias abiertas como una palanca de apertura y reoxigenación del partido. El calendario para su realización no es lo determinante. Lo determinante deber ser que esas primarias sirvan realmente para volver a motivar a los ciudadanos de izquierdas en la oportunidad de decidir, votando, la candidatura socialista a la presidencia del Gobierno.

Dicho con toda claridad: la actual situación de deterioro electoral no puede solventarse, sin más, con métodos convencionales. No basta un congreso federal. Una opción barajable es que todos los militantes sean convocados a votar directamente al nuevo secretario o secretaria general. Además, la idea era y debe seguir siendo una convocatoria directa a la ciudadanía, porque así lo ha metabolizado la afiliación del Partido y millones de personas que nos miran. Hay que dar, sí o sí, voz a los afiliados y también a los ciudadanos.

Para ello huelga apelar nuevamente a la necesidad de "escuchar a la sociedad" sin concretarlo en contenidos. El compromiso asumido es hacerlo, y hacerlo a través de un proceso de primarias abiertas que no sean una competición entre socialistas sino una conversación con la ciudadanía, sobre los problemas de España y sobre sus soluciones. Una vez más, lo decisivo es que supongan un éxito de movilización. Hacerlo y que se note: que el PSOE está cambiando su modo de hacer las cosas y comunicando eficazmente con la ciudadanía: oyendo lo que nos han dicho con contundencia en las urnas.

El PSOE tiene que volver a ser lo que era. Tiene que vertebrar a la izquierda con vocación mayoritaria y de gobierno para España. Porque es la única formación capaz de derrotar al PP. La victoria de los socialistas en Andalucía ha sido una buena noticia. También en Extremadura se han impuesto al PP, y en Asturias. Pero el PSOE no puede estar a expensas de sus "territorios" y sus cuotas de poder. Hace falta PSOE en toda España, y un PSOE diferente. Y para ello el PSOE no puede abandonarse tampoco a sus organizaciones territoriales. Hay que mantener la alerta siempre, y como nunca antes, ante la perspectiva de una feudalización del partido en baronías. Porque el PSOE sigue siendo la única fuerza política que puede ganar al PP. Pero para ganar al PP hace falta un PSOE, mucho PSOE, y un solo PSOE.

Sí, hace falta PSOE. Ha hablado el secretario general y la decisión de un secretario general es siempre unipersonal e intransferible: ha convocado congreso extraordinario en julio. ¿Cambios? Lo veremos, para empezar, en ese Congreso, en julio.