La economía del fútbol: las canchas de barrio, de semilleros de 'cracks' a escuelas de valores

La economía del fútbol: las canchas de barrio, de semilleros de 'cracks' a escuelas de valores

PIXABAY

En estos días estamos asistiendo a un fervor futbolero de escala global. El Mundial Rusia 2018 ha dejado algunas tristezas, pero también muchas emociones, especialmente en los países de la Cuenca del Plata presentes en el torneo: Argentina, Brasil y Uruguay.

Casualmente, o quizá no tanto, estos son también los países líderes en "exportación" de jugadores de fútbol, siendo Uruguay, quién además encabeza el ranking de jugadores transferidos anualmente en proporción con el número total de habitantes del país (96 por cada millón de uruguayos).

De acuerdo a cifras recientes del CIES Football Observatory, en el último año han salido de Brasil más 1.200 jugadores, principalmente con destino a Portugal, unos 760 argentinos con Chile como principal destino, y más de 320 uruguayos, para sumarse principalmente a clubes argentinos.

El fútbol es el deporte número uno para los cinco países de la Cuenca del Plata

Por otro lado, Paraguay aparece también en este ranking cuando se mide la cantidad de jugadores "exportados" por cada millón de habitantes, con 22 futbolistas enviados al extranjero por cada millón de paraguayos, para un total de 144 expatriados, lo que los ubica en el puesto 14 a escala mundial.

Bolivia, aunque tiene muy buenos jugadores internacionales, parece ubicarse más del lado de la demanda. De hecho, es el tercer país latinoamericano en porcentaje de jugadores extranjeros en sus filas (25%), detrás de México y Chile, siempre según el CIES Football Observatory.

De estas cifras se desprenden algunas conclusiones evidentes. La primera es que el fútbol es el deporte número uno para los cinco países de la Cuenca del Plata. Y la segunda, es que con ese interés y esos volúmenes de transferencias, es una actividad que, con certeza, debe tener impacto en la economía.

¿Deberíamos entonces, priorizar políticas para conseguir un mayor impacto del fútbol en los resultados del desempeño económico de un país?

Las cifras en ese sentido no son precisas, ni las metodologías de medición son iguales para todos los países y las cifras disponibles no están muy actualizadas, pero el fútbol profesional -en su globalidad- puede aportar a la economía de un país desde un 0,6%, como el caso de Uruguay, hasta un 2,2% en Brasil o Argentina (aunque en este último país las mediciones incluyen indicadores como el consumo de bebidas y comidas en bares y restaurantes durante los partidos). Y sin duda, la clasificación a una Copa del Mundo, genera un impacto aún mayor en la economía de los países.

¿Deberíamos entonces, priorizar políticas para conseguir un mayor impacto del fútbol en los resultados del desempeño económico de un país? ¿Tener muchos cracks y así poder transferirlos a buen precio y, además, aumentar las probabilidades de clasificar al Mundial?

Privilegiar este enfoque, que sin duda puede ser muy relevante, sería en gran medida maximizar el impacto aún mayor que tiene el fútbol y los deportes en general como herramientas para promover valores, generar mayor inclusión social y equidad.

¿El camino a una mejor sociedad (y con mejor fútbol) es, entonces, construir muchas canchas?

Aquí valdría la pena contar con la opinión de Simon Kuper, autor de Soccernomics -junto a Stefan Szymanski – , un libro que aborda el fútbol desde una perspectiva económica, pero también sociológica y antropológica.

En una entrevista con la revista "Letras Libres", Kuper afirma que en gran medida, el éxito futbolístico viene dado por la disponibilidad de lugares para practicarlo, y no necesariamente por la "pasión" que genere el deporte en un país o por el número de cracks de una determinada nacionalidad que van a jugar afuera.

Pero Kuper va más allá y asegura que en Europa "el Estado construye estadios de fútbol, fomenta el fútbol y a la vez el bienestar". Es decir, se fomenta el deporte, se ofrecen lugares seguros para practicarlo en los que se promueve, además, un espacio social para compartir más allá diferencias sociales o ideológicas.

¿El camino a una mejor sociedad (y con mejor fútbol) es, entonces, construir muchas canchas? No necesariamente, explica Marta Laverde, de la Fundación para la Reconciliación de Colombia y ex Especialista en Educación del Banco Mundial.

"El atractivo único del fútbol reside en su capacidad para motivar y de trasmitir de manera efectiva mensajes importantes", sostiene Jürgen Griesbeck

"No es el juego por el juego, se requiere tener una intencionalidad", afirma a propósito de un proyecto de Fútbol y Paz que lideró en Colombia. Agrega que esto es lo que hacen muchas organizaciones en el mundo al usar el fútbol como el medio para mejorar las sociedades.

De modo que se trata de una combinación de fútbol (con buenos lugares para practicarlos) y valores, como lo hacen, por ejemplo, la Academia Tahuichi en Santa Cruz de la Sierra, nuestra ciudad sede, y otras organizaciones de todo el mundo.

Con esta Academia Fonplata puso en práctica una alianza el año pasado para la celebración del "Mundialito", que reunió a más de 300 jugadores de ligas sub-20 de más de 20 países. Con el Ministerio de Deportes de Bolivia, que desarrolla una enorme tarea en el apoyo y creación de condiciones para facilitar la participación de jóvenes en distintas actividades deportivas, también co-organizamos un torneo de fútbol femenino sub-17 con participación de equipos de seis regiones del país.

Si les damos a nuestros niños y jóvenes esas canchas, junto a estos mensajes, en 10 o 15 años tendremos más 'cracks' y mejores sociedades

También en otros países, como Brasil, muchos de nuestros proyectos de desarrollo urbano, incluyen la construcción o mejoramiento de lugares para la práctica deportiva, porque entendemos que los espacios públicos cuidados y mantenidos son aliados del desarrollo social.

"El atractivo único del fútbol reside en su capacidad para motivar y de trasmitir de manera efectiva mensajes importantes", sostiene Jürgen Griesbeck, Fundador y CEO, de Street Football World(Fútbol con Corazón), que usa el deporte para trabajar temas de violencia pandillera, exclusión y desempleo juvenil.

Si les damos a nuestros niños y jóvenes esas canchas, junto a estos mensajes, en 10 o 15 años tendremos no solo tantos o más cracks que ahora, sino también, lo que es mucho más importante, mejores sociedades.

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