Lecciones de práctica actoral: Ciro Zorzoli en la Abadía

Lecciones de práctica actoral: Ciro Zorzoli en la Abadía

Premios y castigos, en el Teatro de La Abadía hasta el 20 de noviembre, ejemplifica bien la experiencia de su autor, Ciro Zorzoli, como actor, dramaturgo y director de escena. Zorzoli es consciente de que el teatro es en gran medida una reflexión sobre los límites de la realidad, aspecto que ha preocupado a dramaturgos de antaño y hogaño.

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Un momento de la obra Premios y castigos, hasta el 20 de noviembre en el Teatro de La Abadía, de Madrid. Foto: David Ruano.

Buenos Aires es una de las principales ciudades teatrales del mundo y buena prueba de ello son las obras de Ciro Zorzoli. El argentino se formó en la Escuela Municipal de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires, y tiene experiencia como actor, dramaturgo y director de escena. Como dramaturgo cuenta con una serie de obras de teatro experimental, sobre todo, Ars higiénica y Estado de ira. Como director, ha hecho obras de Jean Genet (Las criadas), Harold Pinter (Traición), entre otras. Como actor, ha participado en Barranca abajo de Florencio Sánchez y Los siete locos de Roberto Arlt.

Zorzoli es consciente de que el teatro es en gran medida una reflexión sobre los límites de la realidad; aspecto que ha preocupado a dramaturgos de antaño y hogaño (como puede ver en la lección del Instituto del Teatro de Madrid que se puede ver más abajo) y la obra casi completa de Zorzoli trata de estos mismos límites.

De hecho, la obra que presenta desde el 3 al 20 de noviembre en La Abadía, Premios y castigos, una producción de T de Teatre, Teatre Lliure y Grec 2015, ejemplifica bien su experiencia en estos tres ámbitos de la profesión, y siempre con un elemento satírico.

La de la Abadía es una buena manera de adentrarnos en uno de los mundos dramatúrgicos más complejos y apasionantes del momento.

La primera parte de la obra es una dramaturgia en la que una compañía de actores realiza una serie de lecciones de práctica actoral. Los cuadros se suceden desde composiciones actorales relativamente sencillas como enhebrar una aguja o mover los brazos hasta situaciones más complicadas en las que los actores (que representan a actores interpretando y no a sí mismos) van, poco a poco, desentrañando las dinámicas relacionales que les unen (celos entre unos y otros, relaciones de amor y odio, etc.) en un juego metateatral que acaba siendo una profunda reflexión sobre los límites de la ficción. ¿Nos creemos que una persona muere en escena? ¿Y que sufre? ¿Y que ama u odia? ¿Es real lo que vemos? No se preocupe el curioso lector, los juegos meta teatrales son mucho más divertidos de lo que podemos transmitir desde estas líneas.

En la segunda parte de la obra los parámetros expuestos en la primera a través de estos cuadros actorales se presentan de una manera plástica sobre una obra que Zorzoli conoce de primera mano como actor: Barranca abajo del uruguayo Florencio Sánchez. Hace unos años utilizaba como armazón metateatral la Hedda Gabler de Henrik Ibsen para Estado de ira, estrenada en el Teatro Sarmiento de Buenos Aires (CTBA) y que vino a Madrid en el XXVIII Festival de Otoño en Primavera. En esta ocasión, parte de la obra de uno de los padres del teatro riverplatense para efectuar una serie de juegos actorales y de dirección que buscan ejemplificar lo expuesto en la primera parte. Aunque en ocasiones esta parte resulta difícil de seguir, encontramos escenas específicas de la obra. Por ejemplo, entendemos por fin, por qué los actores, que ya venían vestidos en usos decimonónicos, se comportaban como personajes burgueses.

En breve, la de la Abadía es una buena manera de adentrarnos en uno de los mundos dramatúrgicos más complejos y apasionantes del momento. Un mundo complejo y completo que reflexiona sobre los límites de la representación.