Clientes con los ojos vendados

Clientes con los ojos vendados

Seguramente, la prostitución existirá siempre, y debemos procurar que sea un trabajo digno, legal y luchar contra el estigma que siempre arrastra. Ahora bien, con lo que hay que luchar más enérgicamente, si cabe, es con que nadie sea obligado a nadie a ejercerla.

EFE

Hace unos días leía la noticia de la desarticulación de una red de proxenetas en Valencia. Se había liberado a siete chicas de nacionalidad rumana que habían sido traídas a España engañadas con la promesa de trabajar en la recogida de naranjas. Nada más lejos de la realidad para estas chicas, pues habían sido encerradas y obligadas a ejercer la prostitución. Incluso vendidas para seguir con lo mismo en otros clubs de alterne de la provincia.

Resulta que todo esto se destapó gracias a un cliente que se apiadó de una de las chicas y la ayudó a escapar y a denunciar. Los diferentes periódicos se han hecho eco de la gran proeza del hombre y lo ponen en la portada la mayoría de medios.

No puedo evitar hacer una reflexión personal sobre todo ello. Está claro que hay que dar las gracias a esta persona en concreto que ayudó a esta chica, y gracias al cual las demás también han sido liberadas.

Pero a nadie se le ocurre preguntarse por qué ningún otro cliente pudo o quiso hacer lo mismo. ¿Es que éste era más listo de lo normal? ¿Es que es imposible para los clientes ver ni un ápice de ilegalidad cuando entran en los prostíbulos y ven a esas chicas?

Venga, venga....

Una reflexión muy interesante sobre la prostitución es la que hace Ana de Miguel Alvaréz en este artículo titulado La prostitución de mujeres: el harén democrático

Me voy a permitir recordar que sin clientes que lo permitan, no habría ni prostitución ni trata de mujeres, ni explotación, ni violaciones, ni amenazas ni nada de nada.

Seguramente, la prostitución existirá siempre, y debemos procurar que sea un trabajo digno, legal y luchar contra el estigma que siempre arrastra. Ahora bien, con lo que hay que luchar más enérgicamente, si cabe, es con que nadie sea obligado a nadie a ejercerla. Y esto incluye a los que las secuestran y las obligan a ejercer, y también incluye a los que pagan por sus servicios sin preguntarse de dónde vienen estas chicas, si son libres de dejar de hacerlo, si están sometidas o son víctimas de todo tipo de abusos. Incluso participando de estos abusos.

No hay que igualar la prostitución a las mafias, pues mafias hay en otros muchos sectores. ¿De dónde crees que ha salido este bolso de imitación que te has comprado? Lo más importante es empezar a exigir que el cliente respete a la persona que le ofrece el servicio que busca y por el que está pagando. Y sea consciente de lo que permite, promulga y perpetúa con su mirar hacía otro lado

Lo más importante es empezar a exigir que el cliente respete a la persona que le ofrece el servicio que busca y por el que está pagando.

Porque total,... "son extranjeras", o "porque como trabaja en esto, puedo humillarla y tratarla como me de la gana", o "porque he tenido un mal día y me lo merezco". Esto no es micromachismo, es lo siguiente al macromachismo (si me permitís la expresión). Machismo individual y social.

Pues mi opinión es que sí, que uno de ellos ha hecho una buena acción. Pero que no piensen sus colegas que gracias a él están eximidos de pecado todos los demás puteros. Así que me parece muy bien enaltecer la proeza de este ciudadano, pero me parece más importante resaltar la mezquindad de todos los que han pasado por esos prostíbulos y no han dicho nada.

Lo más grave no es llevar una venda, sino no querer quitársela. Esto se resume en un simple "Y a mí, ¿qué?".

En el año 2007, el Gobierno emitió un informe oficial donde se concluía que en España se gastan cincuenta millones de euros al día en prostitución. Sí, habéis leído bien. Eso son muchos millones.

No se sabe a ciencia cierta cuántas son las mujeres que ejercen la prostitución bajo coacción, pues los datos son muy variables. La ONU cifra en dos millones y medio las víctimas de la trata de personas, aunque por cada persona víctima de la trata identificada, existen veinte personas más sin identificar. Así que por más y más datos escalofriantes que se saquen a la luz, es indiscutible que hay muchas mujeres que trabajan desde la coacción y la invisibilidad, con todo lo que ello conlleva en materia de seguridad, de derechos y de vulnerabilidad ante los clientes que se atribuyen el derecho de tener más derechos que ellas y se empoderan ante las prostitutas.

Así que desde mi reflexión personal, les digo que NO, a mí no me basta con la proeza de un solo hombre. Creo que por lo menos hay que dejar taparse los ojos, ¿no? ¡¡Y exigir respeto!! ¿Qué opináis?