Lo que ocurre en Guta Oriental es claramente un crimen de guerra

Lo que ocurre en Guta Oriental es claramente un crimen de guerra

Bassam Khabieh / Reuters

"No hay ninguna guerra limpia".

Ninguna guerra permite justificar los crímenes de guerra. ¿Es necesario seguir repitiendo una perogrullada así? No debería serlo... Pero son muchas las personas que, hoy en día, bajo un velo de realismo político, cogen su pluma para, si no justificar, al menos relativizar y minimizar las masacres perpetradas actualmente por Bashar al Assad en Guta Oriental. Estos observadores benevolentes e imparciales hacen ver que la guerra es cruel, que siempre conlleva daños colaterales y atrocidades, que para hacer una tortilla hay que romper los huevos. Aquí los huevos en cuestión son niños amortajados que viven bajo toneladas de escombros, pero no olvidemos que estos niños son sin duda terroristas islamistas en potencia. A esos temerarios apoyos de Bashar al Assad, haría ver que las guerras tienen reglas y que, salvo que rechacen en bloque la legitimidad de las leyes de la guerra, no se debería emplear el argumento de la guerra —"no hay ninguna guerra limpia"— para justificar lo injustificable; es decir, la transgresión deliberada y sistemática de las leyes de la guerra.

Para que conste, según la Carta de Londres de 1945, constituyen crímenes de guerra las siguientes violaciones: "El asesinato, los malos tratos o la deportación para realizar trabajos forzados o para otros objetivos en relación con la población civil de un territorio ocupado o en dicho territorio, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o a personas en alta mar, el asesinato de rehenes, el robo de bienes públicos o privados, la destrucción sin sentido de ciudades o pueblos, o la devastación no justificada por la necesidad militar". El Estatuto de Roma del 17 de julio de 1998 establece en su Artículo 8 una lista de estos crímenes, entre los que están:

  • Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil en cuanto tal o contra personas civiles que no participen directamente en las hostilidades;
  • Dirigir intencionalmente ataques contra bienes civiles, es decir, bienes que no son objetivos militares;
  • Dirigir intencionalmente ataques contra personal, instalaciones, material, unidades o vehículos participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas (...).

En el caso de Guta Oriental, hay 400.000 personas sitiadas, bombardeadas, hambrientas, con hospitales atacados... ¿Quién puede negar que se trata de crímenes de guerra? Sí, dirán, pero es la guerra, y todas las partes —que a veces usan a la población como escudos humanos— son corresponsables de esta situación. Pero, ¿de qué guerra hablamos? ¿A qué llamamos "guerra"?

Tradicionalmente, una guerra es un conflicto armado entre Estados o potencias militares opuestas —ejército contra ejército— a fin de alcanzar objetivos de guerra más o menos explícitos y de obtener la rendición de uno de los Estados o partes del conflicto. En el caso particular de Siria, las grandes potencias presentes (Siria, Irán, Rusia) no están en conflicto las unas contra las otras, sino que, por el contrario, están aliadas contra un enemigo común al que no es fácil contener y del cual es poco probable que obtengan una capitulación en toda regla.

Pero, ¿de qué guerra hablamos? ¿A qué llamamos "guerra"?

En estas condiciones, los objetivos de guerra son imposibles y no se prevé su final. Si se descarta la noción de "guerra" en el sentido tradicional, ¿juzgaremos más apropiada la de "guerra civil"? Me parece que hablamos de guerra civil cuando una nación se destroza y varias entidades se disputan el Estado. No es este el caso de Siria, donde Bashar al Assad controla actualmente casi la totalidad del territorio y donde, por otra parte, nadie está ahora en condiciones de disputarle el poder supremo ni parece tener la ambición de hacerlo. En última instancia, cuando un Estado bombardea su propio territorio y a sus propios ciudadanos, tiende a justificarlo —como en el caso de al Assad— aludiendo a una "lucha contra el terrorismo". Es el argumento utilizado para explicar el ensañamiento con Guta Oriental: la operación sólo buscaría restablecer legítimamente la autoridad del Estado. Pero, si ese es el caso, ya no se trataría de una "guerra" en sentido estricto.

De hecho, la comunidad internacional, impotente y consternada, constata con horror que los procedimientos empleados para restablecer el orden y "erradicar el terrorismo" son los de un Estado que no recula ante nada por mantener su poder. Se han cumplido siete años de esta guerra que no es estrictamente una "guerra" y de momento las partes del conflicto no planean ni contemplan salida política alguna.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano