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Colate mete miedo a la princesa Leonor con la comida que le espera en 'Elcano'

Colate mete miedo a la princesa Leonor con la comida que le espera en 'Elcano'

"Es la prueba de fuego para todos".

La princesa de Leonor accede al buque Juan Sebastián ElcanoEuropa Press via Getty Images

Colate Vallejo-Nágera ha metido algo de miedo a la princesa Leonor con la comida que le espera en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano durante los próximos seis meses de viaje.

El empresario madrileño hizo parte de su servicio militar en ese buque y lo ha recordado desde su cuenta de Instagram. "Qué emoción ver la salida del Juan Sebastián de Elcano con la princesa Leonor a bordo en la que será una de las mejores experiencias de su vida como lo ha sido para todos los que hemos tenido el privilegio de vivirlo en uno de los buques más emblemáticos de la historia", ha señalado.

Según ha contado a El Debate, la primera travesía fue "la más complicada" desde Cádiz. "Es donde peor lo pasé porque se juntan el Mediterráneo y el Atlántico y hay un cruce de vientos", ha detallado.

"Esa primera navegación es corta, pero de las más duras. Es un golpe de realidad de dónde estás metido y donde los mareos afloran. Es la prueba de fuego para todos", ha asegurado.

Los guardiamarinas son despertados a las 06:45 de la mañana. "Hay mucha disciplina, no puedes hacerte el remolón porque eso tiene sus consecuencias. Incumplir el horario tiene castigo", ha reconocido.

Colate también ha contado que, hace 30 años, "después de haber pasado casi un año a bordo, regresabas con un millón de pesetas". "Yo cobraba como marinero al mes unas 100.000 pesetas. En el barco no había ocasión de gastarlo, pero cuando tocábamos tierra, me cogía una habitación en un buen hotel y me daba unas buenas comidas. Recuerdo siete días en Hawái estupendos", ha relatado.

Respecto a la comida, el empresario madrileño ha explicado que solía ser "tipo bufet" y "los guardiamarinas tienen su propio espacio, la cámara de guardiamarinas, allí comen, reciben clases y estudian". 

"Ellos están más organizados, tienen servicio de repostería, es decir marineros que les pueden servir. Yo no vi un cruasán en los nueve meses que estuve embarcado. Nuestro desayuno era básico, café, pan con mantequilla y galleta", ha revelado.