El ocio LGTBIQ+ no es solo masculino: de los espacios LBT a los FLINTA* para generar comunidad y lugares seguros
La oferta dirigida especialmente a mujeres, sea excluyente o no, trata de mantenerse en un momento en el que cada vez tiene más peso la etiqueta LGTBfriendly.

La llegada del Orgullo LGTBIQ+ a Madrid, después de que semanas antes lo haya hecho en buena parte de España trae una imagen recurrente: generalmente ellos disfrutando de la oferta de ocio para el colectivo. Sin embargo, las mujeres LBT y personas trans o no binarias se enmarcan dentro de una minoría en la oferta de fiestas y ocio de lo que muchos siguen llamando erróneamente Orgullo Gay.
No obstante, la búsqueda de espacios entre mujeres lesbianas, bisexuales y el colectivo trans ha hecho que en los últimos 20 años se hayan generado nuevos lugares de encuentro, aunque se hayan perdido otros muchos como el antiguo 33 en el madrileño barrio de Lavapiés, que dejó de ser orientado a ellas.
"Esto es un mundo de hombres, heteros o gais y la mayor parte del ocio está dirigido siempre a ellos. Hay un factor que es que gastan más, beben más... Pero nosotras necesitábamos tener nuestros espacios", señala María Jesús Méndez, directora de MiraLES, un proyecto que, tal y como recuerda a El HuffPost, empezó como una revista, pero ha ido ocupando espacios de ocio con distintos encuentros, eventos, viajes y fiestas dirigidas a mujeres lesbianas y bisexuales.
En Madrid, donde se encuentra desde hace más de 20 años el Fulanita de Tal, uno de los locales más reconocibles para las mujeres del colectivo, la oferta de locales de ocio LBT frente a la gay es proporcionalmente mucho menor. Sin embargo, aquí entran diversos factores que van desde la rentabilidad a la oferta privada.
En los últimos años, la oferta ha cambiado también en el MADO, donde bajo la iniciativa de Lara y Bea, pareja y dueñas del Fulanita de Tal, se creó el escenario de la Plaza de las Reinas, orientado a las mujeres LBT y en el que un día en semana se cuenta también con una programación para familias LGTBIQ+.
"Todas las plazas son más genéricas y la nuestra es más específica", señala Bea Fernández, quien recuerda que "el Pride también va trabajando en dar esos espacios que son necesarios. "Que luego a la calle haya una proporción mayor de hombres que mujeres, eso ya es una cuestión de que a la gente le guste la programación o que acude a una plaza u otra, pero en todos los escenarios hay hombres y mujeres cis y trans", opina.
En Barcelona, la situación no es distinta, aunque hay locales como el Arena o el Candy Darling, la oferta especialmente dentro de la zona del Eixample es principalmente gay, algo que trata de revertir el espacio FLINTA* [Mujeres, Lesbianas, Intersexuales, No binarias, Trans y Agénero, por sus siglas en alemán] bajo el nombre de la película protagonizada por Bárbara Rey y Rocío Dúrcal, Me siento extraña.
"Es evidente que hay mucha más oferta dirigida al público cis gay que al resto de siglas del colectivo. Aún queda mucho camino por recorrer, especialmente en los espacios mainstream, donde persiste una gran invisibilidad hacia las disidencias que se salen de lo binario", explican sus fundadoras Maia y Verushka. "En Barcelona hay muchos bares, clubs y saunas gays, unos pocos espacios para lesbianas y muy pocos que sean realmente FLINTA*. Por suerte, cada vez hay más colectivos autogestionados e iniciativas de ocio queer/FLINTA* que dan lugar a identidades disidentes", defienden.
Una oferta de cultura y deporte que va mucho más de la simple discoteca
Si hay algo que defienden tanto Méndez como Fernández es que ni MiraLES ni Fulanita de Tal son simples espacios de ocio nocturno o fiestas, algo que sí se puede ver en determinados espacios dedicados al colectivo gay.
"Fulanita de Tal nació hace 20 años, cuando Lara, mi mujer, y Ruth Franco, que es su hermana, decidieron meterse en la aventura de montar un local para ocio LBT. Al final, con el transcurso del tiempo, te vas dando cuenta que van faltando espacios, que no solamente es el ocio, sino que espacios en la cultura, en los escenarios, en el deporte...", explica y de ahí que además de los dos locales de ocio nocturno cuenten con la liga amateur más grande de Europa de fútbol 7, hayan creado una asociación de animales Fulanita Dog, un ciclo de cine LBT en el que han participado nombres como Carolina Yuste o Celia Freijeiro o que hayan lanzado desde hace tres años el Fulanita Fest, el primer festival de música femenino y LGTBI de España.
"Poco a poco, con mucho trabajo, al final lo que hemos conseguido es crear una comunidad que actualmente es la más grande de Europa, si no la del mundo", añade Fernández, quien recuerda que también llevan a cabo iniciativas solidarias como ayudas a la potabilización de agua en una zona de Kenia. "Creemos que allá donde hace falta crear un espacio, ahí intentamos trabajar para ello", señala.
MiraLES, a pesar de surgir como una revista, tal y como recuerda Méndez, pronto empezó a generar encuentros entre mujeres, intergeneracionales, pero siempre con temas culturales de fondo "exposiciones, monólogos, obras de teatro, encuentros con escritoras", aunque "seguían siendo fiestas" a las que acudían desde chicas de 20 años a mujeres de 60 pasando por mujeres de 40 con sus hijos.
Sin embargo, tras un parón de la propia Méndez para criar a sus hijos, empezaron a llevar a cabo sus conocidos tardeos para aquellas mujeres que no querían salir de noche y querían encontrar un espacio seguro y visible.
"La verdad es que fue un éxito brutal porque creo que ahí nos dimos cuenta también de que ya no solamente era una necesidad nuestra, por nuestra edad, circunstancias, trabajo, que a lo mejor no te apetece... También influye el deporte, creo que es un colectivo muy deportista y no te apetece levantarte con resaca o porque muchas son madres", explica Méndez.
Tal fue su éxito que tuvieron que cambiar de sala ya que llenaban en apenas horas aforos de 400 personas con presencia de personas de toda la península. ¿La clave? Según ella, cuidar hasta el más mínimo detalle: "Nuestro ocio no es el ocio de los tíos, somos un poco herederas del ocio lésbico, que se hacía en un espacio siempre más pequeño para nosotros, más oscuro, algún lugar al que íbamos igual porque no teníamos dónde ir, sin que el trato fuese esencial... Entonces queríamos sitios bonitos, fiestas temáticas, novedosas, con, al menos tres DJs, ofrecer espectáculos, bailarinas, una Kiss Cam... Queremos calidad".
Asimismo, además de estos tardeos ofrecen distintos encuentros culturales e incluso viajes "dentro y fuera de España". "A través de ellos te vas conociendo de otra manera: lo haces visitando la ciudad, cenando, comiendo, es entretenido... Te haces amiga de todo el mundo y haces comunidad, que creo que es lo que más necesitamos", explica Méndez.
La visibilidad como clave de la reivindicación en un momento de espacios LGTBIfriendly
Si hay algo que buscan especialmente las mujeres y minorías del colectivo es la visibilización en una serie de espacios que, como se puede ver en las propias carrozas del desfile del MADO en Madrid o en el Orgullo de Barcelona, están copadas por hombres cis gais.
"Se vienen tiempos difíciles, tiempos de más oscuridad, de volver a reivindicar un poco nuestra identidad, y una fiesta es, para mí, es super activista, porque creo que en nuestras fiestas se genera comunidad", señala Méndez, quien recuerda incluso para asistir a las fiestas de MiraLES hay un grupo de WhatsApp en el que acuden chicas que van solas y entablan amistad. "Eso también es activismo, es hacer comunidad que está celebrando una identidad", recalca.
El eslogan de sus encuentros y tardeos es "ven a celebrar con nosotras la suerte de haber nacido lesbianas" algo que ella enmarca en un "activismo de la alegría", que se puede combinar con gritar y reivindicar en las calles.
La visibilidad de las chicas que acuden a sus fiestas también ha cambiado. En sus redes sociales las imágenes más recurrentes son chicas riéndose, besándose y de la mano, algo que les ha hecho viralizarse y llegar a medio mundo y que se trasladen a Madrid a sus tardeos chicas desde Dubái, Kazajistán o Estados Unidos: "Nuestro video más visto en las redes sociales llega a un millón y medio de personas. Y donde hay chicas besándose, chicas riéndose, y me gusta que eso sea la imagen que podamos proyectar".
"Es una forma súper especial de hacer activismo, pero porque podemos hacerlo, porque en otro momento histórico estábamos en las calles gritando. Y no te digo que no vayamos a volver ahí, pero al menos ya con un refuerzo de nuestra identidad y de nuestra alegría", explica.
Sin embargo, esto no siempre ha sido así, ya que Méndez recuerda que al principio las propias asistentes a las fiestas pedían no salir en fotos, ahora piden que les suban las fotos a redes sociales.
En el caso de Fernández, la oportunidad de visibilizar y encontrarse en Fulanita de Tal las ha hecho lanzar una app que más allá de ser la típica aplicación para ligar, permite socializar y conocer gente a través de distintos eventos.
"Ya no solamente para ligar, sino de conocer a gente, de crear espacios de redes de seguridad. Está hecha desde la perspectiva de cómo pensamos nosotras y cómo queremos nosotras las cosas. Porque a veces nos dan igual productos o servicios que a nosotras, como tal nos lo presentamos, nos interesa", detalla Fernández sobre Mundo Fulanita. "Ese es un poco el objetivo, no solamente focalizarlo en el ligar, sino que también cualquier persona que esté interesada en conocer a gente para ir simplemente a un taller de formación y no ir sola, pues a través de la aplicación puede decir, oye, me gusta ese plan. ¿Alguien se anima?", explica.
Aunque la etiqueta LGTBIfriendly se extiende por todo tipo de establecimientos, los espacios dedicados al colectivo siguen siendo necesarios. Tanto Méndez como Fernández y Maia y Verushka coinciden en que "todos los espacios deberían ser LGTBfriendly".
"Los aliados siempre son bienvenidos y los necesitamos para crecer, es como el feminismo que necesita de hombres aliados para que las cosas hagan adelante y se mejore la sociedad", señala Fernández, que cree fundamental "no engañar a la gente". "Si tú dices que es una fiesta LGTBfriendly, ¿qué es que puedes ir y no te va a pasar nada?, ¿que puedes ir y nadie te va a mirar raro porque vayas con tu novia o tu mujer? Nosotras al final lo que creamos son esos espacios en los que todo el mundo, tanto seas del colectivo o aliado, vives y disfrutas a tu manera y con total libertad", explica.
Para Verushka y Maia de Me siento Extraña "es muy fácil decirlo, pero para verdaderamente crear un espacio en que la comunidad LGTBIQA+ o queer pueda habitar de una forma friendly necesita de unos cuidados, y que los lugares sean realmente más seguros, con protocolos hechos específicamente para esto". "Por eso insistimos en equipos de conciencia y awareness teams, como Safe Amorx, que medien y practiquen responsabilidad colectiva", reivindican.
Méndez recalca la importante de poner sobre la mesa la etiqueta de mujeres lesbianas y bisexuales. "En nuestras fiestas es bienvenido todo el mundo, pero para que se sienta cómodo nuestro público principal, si vemos a cinco tíos heteros pues no. Personas trans LGTBIQ+ son siempre bienvenidas. A veces nos dicen que seamos más inclusivas en el mensaje y por qué somos una revista lésbica", señala la directora de MiraLES y recuerda que las mujeres sean del colectivo o no se sienten más cómodas en sus espacios.
"A las mujeres nos gusta estar con mujeres. Cuando estamos todas juntas, se genera algo muy guay" y pone el ejemplo de grupos de mujeres hetero que han ido con alguna amiga del colectivo y se han sentido libres y cómodas a diferencia de otros espacios de ocio. "Estás libre de la mirada masculina, aunque no sea que estés cercana a tal, es una especie de libertad. Pensaban que iban a comportarse las lesbianas como se comportan los hombres y no. Nos gustan las mujeres, pero no las acosamos", señala.

Los espacios FLINTA* como lugares seguros
Como un espacio seguro para las mujeres y minorías queer del colectivo nacieron los espacios FLINTA* en Alemania bajo el acrónimo de Frauen, Lesben, Intergeschlechtliche, Nichtbinäre, Trans und Agender Personen (Mujeres, Lesbianas, Intersexuales, No binarias, Trans y Agénero) y que, por tanto, excluyen de sus espacios en cierto modo a los hombres cis, ya sean hetero, bisexuales o gais.
Sin embargo, esta etiqueta se ha expandido a nivel global, llegando también a España, en espacios como Me siento extraña. "Berlín ha sido un gran referente para nosotras. En general los eventos LGBTQIA+ —aunque históricamente son un refugio— suelen mantener jerarquías de género, raza y clase en su programación, precios y dinámicas", explican Maia y Verusha. "Por eso los espacios FLINTA* son esenciales: tejen apoyo mutuo, fomentan la experimentación artística y ofrecen lugares donde sentirse más segurx y representadx", destacan.
Según explican a El HuffPost, este espacio comenzó en 2021, tras la pandemia de la COVID-19 y buscaba generar un espacio FLINTA* para visibilizar a los colectivos más queer y con lo que se conoce como awareness teams, es decir, personas que se dediquen a que los espacios sean seguros ante abusos y comportamientos incómodos.
"Queríamos más visibilidad y, a través de nuestra residencia semanal en el Candy Darling, creamos un lugar donde dar voz a esa parte más invisibilizada del colectivo. Buscábamos un espacio constante, no un evento esporádico, para generar comunidad, abrirnos a propuestas culturales y co-crear con quienes se acercaran. Un punto de encuentro semanal para compartir y aprender juntxs", explican sobre cómo nació su fiesta, celebrada cada lunes y que ha derivado también en algunos eventos más dedicados al club.
Las dinámicas que siguen Maia y Verushka con el resto del colectivo parten de la libertad y la fluidez dando siempre voz a las personas FLINTA*: "Ya sea en formato fiesta, en un evento diurno, en una colaboración con un festival, a nivel local, nacional o internacional. Queremos también crear una red grande dónde poder aprender unxs de otrxs, por eso creemos importante el intercambio".
Algunas de estas iniciativas son el Bingo4them con el que recaudan dinero para personas del colectivo, principalmente trans o migrantes que necesiten ayuda o She is not a dj, que impulsa "personas que quieran comenzar a pinchar en un entorno más seguro" así o presentaciones de libros y entrevistas. Y, por supuesto, el formato más club con DJs locales e internacionales, así como colaboraciones con colectivos aliados. Porque la fiesta, si es en un espacio seguro, puede convertirse en la mejor herramienta para disentir y reivindicar.