Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Fantasía, romance... o Dostoyevski: qué atrae a los jóvenes, los que más leen de España

Fantasía, romance... o Dostoyevski: qué atrae a los jóvenes, los que más leen de España

Detrás del fenómeno de la literatura juvenil con un doctor en Literatura y profesor, dos libreros y una escritora superventas.

Una joven en una librería, en una imagen de archivo.Getty Images

Sobre ellos pesa el sambenito, pero los más jóvenes son los que más leen de España. En concreto, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura, el 75,3 % de los que tienen entre 14 y 24 años lee libros en su tiempo libre, un dato que mejora en casi cinco puntos el del año pasado y que desmonta todos los mitos.

Basta fijarse en la lista de los más vendidos en los últimos días para encontrar en ella varios títulos destinados a este público, como Quicksilver. Saga Alquimia & Fae Vol. 1, de Callie Hart; Nuestro lugar en el mundo, de Inma Rubiales o Alas de Ónix (Empíreo 3), de Rebeca Yarros. Impulsados por ellos, fantasía y romance, e incluso el híbrido entre ellos, el romantasy, copan las listas de ventas, aunque las redes sociales y los booktokers han hecho que, por ejemplo, se haya desatado furor entre los Gen Z por novelas como Noches Blancas, de Dostoyevski.

Miguel Salas, doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, profesor en Secundaria y Bachillerato y autor de (En)Plan Lector y Crecer en el asombro (Plataforma Editorial) es cauteloso respecto a los datos. "Antes la lectura frecuente era una vez a la semana, luego una vez al mes y ahora es una vez al trimestre", pone de relieve. "Entonces, salen unas cifras estupendas y parece que todo el mundo lee mucho, pero no es verdad", añade.

Según Salas, sí es cierto que han aumentado los lectores porque tras el "agotamiento y saturación de las pantallas" de la pandemia, muchas personas volvieron a leer: "Teníamos mucho tiempo que invertir y muy poco espacio, no podíamos salir de casa y eso hizo que haya niños que se engancharan a la lectura desde entonces".

"Los jóvenes leen muchísimo". Así lo afirma por su parte la escritora superventas Inma Rubiales, de 23 años, que en una de sus últimas firmas se encontró con 650 personas esperándola: "Todas chicas de entre 15 y 24 años que venían con sus libros llenos de post-it, subrayados, marcados y dibujados. Y venían vestidas de rockeras, porque mi último libro va de música", señala la autora.

"No solamente leen, sino que lo hacen de esta manera tan apasionada y como tan mágica. Tienen esta forma de vivir la literatura casi como un fenómeno fan. La firma empezaba a las cinco de la tarde y a las diez de la mañana ya había cola en la puerta. Me parece muy injusto que, viviendo la literatura de esta manera tan bonita y siendo los que llenan en gran parte las ferias del libro luego sigan recibiendo estos prejuicios", defiende.

Un regreso a las librerías y un renacer del libro como objeto estético

Algunas librerías también notan este auge juvenil, como Cálamo, en Zaragoza, o Letras Corsarias, en Salamanca. "Hace más de tres años introdujimos una sección a la que llamamos Adultos Jóvenes", señala Paco Goyanes, de la primera. "Tenemos dos librerías, una pegada a la otra, y veíamos que a veces era un poco difícil la transición de la infantil a la de los adultos", indica el librero, que afirma que "no tiene lógica colocar libros para bebés o álbumes para cuatro o cinco años al lado de libros para chavales de 14 a 16".

"En esta sección lo que colocamos fue a los grandes de la literatura juvenil de toda la vida, pero reforzado con estas sagas nuevas de fantasía y otras temáticas, procurando que tenga todo un sesgo de calidad. Que no caigan en el sexismo, que no sean libros de amores sin más, que realmente toquen un poco problemática contemporánea", agrega.

Mercedes Brugarolas, la responsable de la zona de infantil y juvenil de Letras Corsarias, coincide en que la fantasía, la novela romántica y el romantasy son los dos géneros que predominan. "Dentro de la fantasía también hay otra línea muy curiosa, el cozy fantasy, que es como más cuqui, con final feliz, todo muy pausado, de tomar café con una manta, un rollo muy agradable", añade. Como explica la librera, "ha surgido una generación de autores que está escribiendo mucho de estos temas y ha venido también por las plataformas de publicación como WattPad, en las que si se alcanza un número de descargas o lectores, después se publica en papel".

"Tengo la sensación de que ha habido un aumento del interés por las librerías, que han pasado de ser espacios de alguna manera incómodos a espacios cómodos"
Paco Goyanes, Librería Cálamo

"Sí nos encontramos con jóvenes que compran a lo mejor un libro de una saga de fantasía, pero por ejemplo quieren también un texto de Dostoyevski. Ahí sí tenemos un papel importante en la recomendación de los libros", describe Goyanes. También han notado "desde hace algún tiempo" a más jóvenes en su establecimiento, que van "a pasar el rato", que miran, ojean o se sienta: "Tengo la sensación de que ha habido un aumento del interés por las librerías, que han pasado de ser espacios de alguna manera incómodos a espacios cómodos. Antes ocurría que la gente joven normalmente se iba a las grandes superficies".

Para el librero, es "esperanzador" que haya cierto resurgimiento de la lectura de clásicos, como Jane Austen, Virginia Woolf o Kim Konrad. "En los institutos se propicia muchas veces la lectura de literatura contemporánea y a lo mejor no tanto la clásica, pero sí hemos visto que hay un núcleo de gente joven que va buscando esas obras", argumenta Goyanes celebra que algunas editoriales están haciendo muy buena labor al reeditar clásicos con nuevas traducciones, portadas o ilustraciones, "creando un formato de libro atractivo". Como opina, estos lectores valoran mucho la estética del libro en sí: "No confían en el libro de bolsillo necesariamente, sino que van buscando que esté cuidado, un renacer entre comillas del libro como objeto".

"Ahora lo que más demandan son estos libros que siguen siendo de fantasía, ediciones limitadas con los cantos pintados, todo eso que tiene un gusto a coleccionista casi", apostilla Brugarolas.

"Ahora lo que más demandan son estos libros que siguen siendo de fantasía, ediciones limitadas con los cantos pintados, todo eso que tiene un gusto a coleccionista"
Mercedes Brugarolas, Letras Corsarias

La librera de Letras Corsarias recuerda que hace unos meses vivieron un repunte del interés por La campana de cristal, de Silvia Plath, lo que relaciona con el interés de estas nuevas generaciones con temas "de salud mental o problemas con la identidad". "Y todo, yo creo, es gracias a las redes", considera.

Una puerta de entrada a la lectura

Inma Rubiales da fe de que libros como los suyos pueden ser una puerta de entrada a la literatura: "Me parece superespecial cuando me dicen los papis 'a mi hija no le gustaba leer y gracias a tus libros ha descubierto lo bonita que es la lectura. Ahora te lee a ti y lee otras cosas". "Yo creo que aquellas personas que dicen que no les gusta leer es porque todavía no han encontrado el libro que conecte con ellos”, opina. En su caso, cree que logra esa conexión porque es fácil identificarse con sus personajes.

"Muchas veces se piensa equivocadamente que la literatura juvenil o la literatura new adult solamente habla de cosas superficiales, porque se cae en este prejuicio de que si gusta a los jóvenes entonces no puede ser profunda. Sin embargo, yo hablo en mis libros de temas como el duelo, el suicidio, la salud mental... y el amor, por supuesto. Historias románticas, familia, amistad, relaciones tóxicas, sanas, inseguridades, miedos. Son cosas mundanas que me pueden pasar a mí, pero también a ti", detalla la autora, que procura crear con sus novelas “un pequeño lugar de confort" al que los jóvenes puedan acudir.

"Se piensa equivocadamente que la literatura juvenil solamente habla de cosas superficiales, porque se cae en este prejuicio de que si gusta a los jóvenes entonces no puede ser profunda"
Inma Rubiales, escritora

Sobre si la literatura juvenil se menosprecia, Rubiales ironiza con que cuando se escribe y además ésta es romántica, "lo tienes todo". "Me apena mucho cuando hay gente que desprecia lo que escribo sin haberlo leído, solamente por el público al que lo he dirigido. Cuando lo lees y no te gusta, pues vale, no pasa nada, pero si no, entonces estás asumiendo que este público tiene un mal criterio", alega.

La escritora lo compara con lo que ha ocurrido con cantantes como Taylor Swift o One Direction por gustar a chicas jóvenes: "Tengo que confesar que llego a un punto en el que me lo tomo hasta con humor. Si quieres criticar, adelante. Nosotras, mientras tanto, estamos aquí pasándolo genial y viniendo disfrazadas a las firmas sin hacer daño a nadie".

"Si quieres criticar, adelante. Nosotras, mientras tanto, estamos aquí pasándolo genial"
Inma Rubiales

Cómo se crea (y se mantiene) un lector

Para los padres a los que les preocupe lograr que su hijo se convierta en lector, Miguel Salas tiene una recomendación: dar ejemplo, puesto que aprender por imitación. "Leer a su alrededor, que en casa haya libros, llevarlos a bibliotecas, a librerías... Y no esperar que si, cuando llegamos a casa, nos ponemos a ver una serie, consultar nuestro correo electrónico o nuestras redes sociales delante de ellos, vayan a desarrollar hábitos sanos de concentración y ser capaces de sentarse y leer un libro en silencio. Porque lo normal es que si los adultos estamos a dos o tres pantallas, ellos estén a cinco o seis", explica.

Para el profesor, es fundamental "alejarlos de las pantallas todo lo que podamos", porque ofrecen "un ocio que te mantiene entretenido pero que no te pide nada a cambio". Entonces, "es imposible pedirles que lean, porque la lectura exige un esfuerzo y una concentración". Por ese motivo, Salas señala que "durante ciertos años, sobre todo en la adolescencia que los chavales el lóbulo frontal no lo tienen desarrollado, tenemos que ser nosotros su lóbulo y mantenerlos alejados de los riesgos y las cosas que les separan de un desarrollo sano".

En su colegio cuentan con un plan lector por el cual llevan a los alumnos una vez por semana a la biblioteca: "Lo que sí les pedimos es que cuando acaben un libro, lean otro de otro género u estilo, para que vayan abriendo la mente a otras posibilidades, porque es verdad que llegan muy concentrados en aquello que les gusta, como literatura romántica o de aventuras".

"Es clave separar el estudio de los clásicos de la literatura clásica en el aula, del desarrollo del hábito lector"
Miguel Salas, profesor

Para él, es clave "separar el estudio de los clásicos de la literatura clásica en el aula, del desarrollo del hábito lector", para lo que se introducen horas de lectura libre para que las dediquen a los temas que les gusten, para que así se acerquen a los libros "por pasión, por diversión o por interés". "Si les gustan las motos, pues hay que comprar libros o revistas sobre motos", pone como ejemplo.

Salas aboga por informarse de qué tratan sus lecturas "porque hay literatura romántica que es muy tóxica o literatura con ciertos grados de violencia". "Más allá de eso, yo no controlaría, porque al final lo importante es que lean de temas que les puedan interesar. A mí me encanta leer La isla del tesoro, pero obligar a que a mi hijo le guste lo que a mí no es una buena técnica", indica. Tampoco lo es, en su opinión, premiar o castigar por la lectura.

"A mí me encanta leer La isla del tesoro, pero obligar a que a mi hijo le guste lo que a mí no es una buena técnica"
Miguel Salas

El profesor se erige como un defensor de los clásicos de juventud, "libros que llevan funcionando décadas o siglos" y a los que hay que perder el miedo: "Si han sobrevivido no es porque sean aburridos o insoportables, es porque son geniales". Así, cita a Robert Louis Stevenson, Conan Doyle o Mark Twain como "maravillosos" para esas edades y da otro recurso: "Yo les leo mucho en clase a los adolescentes cuentos. Se enganchan de verdad. Al final de la clase no quieren que acabe y no quieren que me vaya".

MOSTRAR BIOGRAFíA

Responsable de Life