Ni muerto ni abandonado: el particular nombre de un pueblo de Cataluña que sigue vivo
Un topónimo que no le hace justicia.

España es un país lleno de peculiaridades y su geografía no se queda atrás cuando se trata de sorprendernos. Entre sus más de 8.000 municipios, una gran cantidad se distingue por tener nombres curiosos y cuanto menos originales. Desde denominaciones que provocan una sonrisa hasta otras que te hacen querer saber más sobre su origen. En este contexto, en Cataluña se esconde una localidad cuyo nombre no puede estar más alejado de la realidad.
Se trata de Ultramort, un pequeño municipio de la comarca de Bajo Ampurdán, en la provincia de Girona. Con poco más de 200 habitantes, este pintoresco rincón catalán vive de su rica tradición agrícola y ganadera, especialmente por el cultivo de trigo, maíz y árboles frutales. A pesar de su tamaño reducido, este lugar está ganando popularidad entre viajeros que buscan experiencias diferentes y entre los amantes de la naturaleza.
No existe un testimonio oficial que certifique el año en el que surgió el topónimo de este pueblo, pero sí existen varios escritos de diferentes fechas que hablan del mismo. El registro más antiguo que existe con relación a este curioso nombre es un documento del año 1046, donde se identifica como “Ultramorte”. De la misma forma, hay otro escrito de 1062 donde se lo menciona como “Vulturis mortuli”, y un tercero de 1123 como “Vulture mortuo”.
Más vivo que nunca
El nombre de Ultramort, que literalmente podría traducirse como “más allá de la muerte”, ha generado múltiples teorías sobre su origen. Hay quienes creen que este topónimo se debe al hallazgo de un buitre muerto en el lugar, así como hay otros que aseguran que se estableció en relación con el lugar solitario y apartado del resto de la civilización donde se levantó el pueblo en sus orígenes.
No obstante, la teoría más respaldada por los historiadores es aquella que explica que la preposición latina “ultra” significa “más allá”, así como el topónimo prerromano “murta” se traduce como “arbusto”. Un nombre que hace referencia a la vegetación que lo separaba de otras localidades cercanas. A pesar de todo, se desconoce el origen oficial del apodo, lo que aporta un toque misterioso al lugar.
Ultramort está situado a unos 30 metros sobre el nivel del mar y se alza sobre una colina. Entre sus calles se encuentran edificios tan emblemáticos como la iglesia de Santa Eulàlia, de estilo románico y que cuenta con un campanario robusto; y el castillo de Finestres, una gran masía que data de los siglos XVI y XVII construida sobre el antiguo castillo de Gleu.
Además, el pueblo forma parte de la rica tradición gastronómica del Bajo Ampurdán, por lo que es una región conocida por su buena cocina y sus exquisitos vinos. Ultramort es un ejemplo de cómo un pequeño pueblo puede destacar gracias a su singularidad, atrayendo miradas y despertando interés tanto dentro como fuera de Cataluña.