Niños en emergencias: 'la otra normalidad'

Niños en emergencias: 'la otra normalidad'

En República Centroafricana hay entre 6.000 y 10.000 niños reclutados por los grupos y fuerzas armadas. Lucie, una niña de 13 años estuvo en uno de estos grupos. Lo normal para ella era trabajar como cocinera y ser la segunda esposa de un alto mando. Ahora, Lucie ha sido liberada y ha acabado un ciclo de formación profesional, tiene un diploma de sastrería, una máquina de coser, tijeras, una cinta métrica y otras herramientas para iniciar su propio negocio.

Jueves, cuatro de la tarde, atasco a la salida de un colegio. Dos hermanas, de la mano de su padre juegan al veo, veo. A un lado de la puerta, un grupo de niños juega con unas cartas de colores. Un niño corre a enseñar a su abuelo el dibujo que ha hecho ese día en clase. Padres y niños tranquilos, seguros de que no les va a ocurrir nada.

Pero lo normal y lo tranquilo es muy diferente en otras partes del mundo. Cuando se vive en medio de una guerra, lo normal son las bombas, es ver hombres armados, son los secuestros... y la tranquilidad queda reducida a seguir vivo al acabar el día.

En 2015, en Siria se registraron 40 ataques a escuelas. Para Um Mus'ab, una madre siria refugiada en Jordania, lo normal es tener miedo cuando sus hijos van a la escuela. "Llegué a pensar que lo mejor era que Ahmed (8 años) no fuera a la escuela este año. Si no teníamos dinero para el transporte escolar, él tendría que caminar una distancia muy larga y me preocupaba su seguridad". Ahora, sus hijos siguen en la escuela gracias a un programa de UNICEF por el que reciben 28 dólares al mes para gastos escolares.

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© UNICEF/UN06843/Sanadiki/Siria

En República Centroafricana hay entre 6.000 y 10.000 niños reclutados por los grupos y fuerzas armadas. Lucie, una niña de 13 años estuvo en uno de estos grupos. Lo normal para ella era trabajar como cocinera y ser la segunda esposa de un alto mando. Ahora, Lucie ha sido liberada y ha acabado un ciclo de formación profesional, tiene un diploma de sastrería, una máquina de coser, tijeras, una cinta métrica y otras herramientas para iniciar su propio negocio.

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© UNICEF/UNI179608/Logan/República Centroafricana

En Yemen hubo 63 ataques a centros de salud y hospitales en 2015. Los niños no pueden ir al médico. En ese mismo año murieron unos 10.000 niños menores de 5 años porque no había medios sanitarios para prevenir o curar enfermedades evitables. Lo normal para los niños y sus familias es no tener vacunas y no poder ir al médico. Ahora, estamos atendiendo a decenas de miles de niños con equipos médicos móviles que se desplazan a donde no hay hospitales.

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© UNICEF/UN013948/Shamsan/Yemen

En Siria 175.600 personas viven en zonas sitiadas o de difícil acceso, lo normal para ellos es la escasez de lo más esencial para vivir. El este de la ciudad de Alepo está viviendo niveles de violencia sin precedentes. A finales de septiembre, 96 niños fueron asesinados y 223 resultaron heridos en menos de una semana. Un convoy humanitario que llevaba ayuda para decenas de miles de personas también fue atacado: los suministros no llegaron y un gran número de trabajadores humanitarios murieron. Pero no nos damos por vencidos, seguimos intentando acceder con ayuda humanitaria.

Estos y otros ejemplos forman parte de las seis graves violaciones contra la infancia en conflictos condenados por el Derecho Internacional Humanitario como crímenes de guerra:

  1. Causar la muerte o mutilación.
  2. Reclutamiento y utilización de niños por grupos armados.
  3. Ataques a escuelas u hospitales.
  4. Violación y abusos sexuales.
  5. Secuestro.
  6. Denegación del acceso humanitario.

Aun así, 58 grupos armados siguen cometiéndolas en más de 20 conflictos activos en el mundo. Desde UNICEF estamos en Siria, RCA, Yemen y muchos otros lugares en conflicto, atendiendo a los niños para reducir el impacto de la guerra en sus vidas. Y por supuesto, reclamamos que acaben los ataques a civiles, especialmente a los niños, que las escuelas y hospitales sean lugares seguros, que la ayuda humanitaria pueda llegar a quien la necesita, de forma que los niños, en cualquier parte, puedan ser eso mismo: NIÑOS.

Yo creo en un mundo en el que los niños puedan ir a la escuela sin miedo, estén donde estén. Por eso me uno al llamamiento de UNICEF para proteger a todos los niños en emergencias, y te animo a que tú también lo hagas. Entre todos podemos seguir dando oportunidades a niños y niñas como Ahmed, Lucie y muchos otros.