Carles Capdevila educa como puede (y puede mucho)

Carles Capdevila educa como puede (y puede mucho)

El periodista, escritor, divulgador y "aficionado a la educación", Carles Capdevila estrena Educa como puedas, espacio en Podium Podcast, la red global de podcast en castellano del Grupo Prisa, en el que defiende cinco sentidos a la hora de educar: el sentido común, el del humor, el del del deber, el del ridículo y el moral, referido a los valores.

"¿Te has creído que esta casa es un hotel?", "Si tus amigos se tiran por un puente, ¿tu también lo harás?" o "Te vas a caer", para luego añadir "Te lo dije" en el caso de que se cumpla. Son algunas de las frases de padres y madres más comunes que recuerda con humor el periodista, escritor, divulgador y "aficionado a la educación", Carles Capdevila. Estrena espacio en Podium Podcast, la red global de podcast en castellano del Grupo Prisa. Educa como puedas son monólogos de ocho minutos grabados con público en Radio Madrid y en el Estudio Toreski de Radio Barcelona de la Cadena SER.

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"La idea es ayudar y que la risa nos sirva para recuperar la espontaneidad a la hora de educar. En ocasiones, el exceso de información nos genera muchas dudas". Le puso ese título por hacer un símil con la película Aterriza como puedas. Educar es una aventura divertida en la que tienes muchos sustos, pero tienes que hacerlo lo mejor posible.

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Capdevila defiende cinco sentidos a la hora de educar: el sentido común, el del humor, el del del deber, el del ridículo y el moral, referido a los valores. "Algunos me dicen que siguen mi método, pero, yo soy anti método. Lo que pasa es que los padres motivados estamos demasiado paralizados, angustiados, incluso acomplejados". Quizá ese hecho sea el origen del éxito viral de su charla en Gestionando Hijos, del pasado verano, en la que reivindica y practica la ironía para esbozar su experiencia de paternidad de la que dan fe cuatro hijos de 20, 18, 13 y 7 años. "Lo que explico son situaciones basadas en la realidad, pero hay un pacto de no hablar de ellos ni dar sus nombres. Lo más gratificante es que la gente se siente identificada. Desde luego que yo no quiero aparecer como modelo de nada. Al revés. Cuento más fracasos que éxitos".

La percepción es que "vivimos como pequeños dramas situaciones habituales" en el desarrollo de los hijos. Si a eso le añadimos que "tenemos miedo al conflicto porque hay una parte de nosotros que no quiere que educar sea un problema", la confusión está asegurada. "Somos muy pesados, queremos que nos entiendan todo el rato, pero un adolescente, por ejemplo, nunca te dará la razón. A veces hay que asumir que toca hacer algo y ya está. No hay que esperar a que nos den las gracias todos el rato. Ahora es cuando me doy cuenta que mis padres lo hicieron muy bien".

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"Educar tiene mucho que ver con la actitud y con el acompañamiento, no estar encima, sino al lado. Consolar sin entrar en su drama. Una madre tiene superpoderes y la sonrisa siempre es una aliada". La seguridad es un arma tan necesaria como infalible, "un padre y una madre deben mostrarla, incluso fingirla. Si transmites dudas, alargas la agonía".

En las próximas semanas, verá la luz en castellano su libro, Educar millor, en el que reúne conversaciones con algunos de los maestros y pedagogos que ha conocido en la última década. "Me gustan los especialistas que no acomplejan o riñen, sino que animan y dicen que podemos hacerlo bien. Educar no es como antes, tenemos mucha suerte de saber cómo funciona el cerebro".

Hay preguntas de los niños que nos pillan por sorpresa y nos quedamos sin palabras. Suelen ser cuestiones trascendentes o de tipo práctico. ¿Cómo se mete un bebé en la barriga de una mamá? ¿Por qué morimos? ¿Qué pasa después? Capdevila recuerda las recomendaciones de la psicóloga, Carme Thió: "Si antes de responder les planteamos, ¿por qué me lo preguntas?, ¿te preocupa? y ¿qué te parece a ti?, estaremos preparados para saber qué explicarles, hasta dónde podemos llegar".

Hay otra asignatura pendiente que trasciende el ámbito familiar: cambiar la escuela. "No parcelar en asignaturas, romper los horarios y los deberes. Esta escuela no funciona porque no aprovechamos todas las oportunidades". La idea es asumir que el mundo conectado es maravilloso, pero "sin confundir solo con la tecnología, sobre la que hay demasiado papanatismo". Los hijos deberían salir del colegio "aprendiendo a aprender, porque el conocimiento está al alcance de todo el mundo. Potenciar el pensamiento crítico, trabajar en equipo, hablar en público". Hay quien piensa que eso significa "bajar el listón, pero es al revés, se trata alcanzar la ambición total". Parte de la receta para conseguir la escuela del futuro pasa por hacerlo "desde abajo y en red, compartiéndolo".

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No sé si hay ahora más padres motivados que hace unas décadas o simplemente tenemos más oportunidades de compartirlo gracias a las redes. Puede que la educación se haya puesto un poquito de moda o que estemos ante el final de un ciclo en la manera de entender la escuela. Da igual. Familias que reivindican derechos educativos, profesores que se forman por su cuenta con ganas de cambiar cosas y especialistas que triunfan con sus charlas sobre cómo enseñar y aprender forman la tormenta perfecta para mejorar, de una vez por todas, la enseñanza en nuestro país. Del pacto educativo ya ni hablamos.