Se buscan chicas brillantes, solidarias y creativas para la ciencia

Se buscan chicas brillantes, solidarias y creativas para la ciencia

Las jóvenes de hoy serán las científicas de mañana y tenemos que asegurarnos de que ninguna con talento se perderá por el camino. Es hora de cambiar la imagen rancia y decimonónica de los científicos.

La sección de Ciencia e Innovación de la Comisión Europea acaba de lanzar una campaña, Science: it's a girl thing! (La ciencia es cosa de chicas), que ha dado mucho que hablar, con más detractores que defensores. Las múltiples críticas han llevado incluso a sustituir el vídeo con que fue lanzada la campaña hace unos días por otro mucho más convencional, en una estrategia exitosa de campaña viral. Es mi impresión, sin embargo, que pocos se han preocupado de analizar el problema y, por lo tanto, de entender el objetivo y la naturaleza de la campaña en su conjunto.

La edad en que decidimos nuestra carrera y vida profesional es muy temprana. Entre los 13 y 17 años se toman quizás las decisiones más importantes de nuestro futuro, personal y profesional. Elegimos, primero, si estudiar o no una carrera, y en caso positivo, si optar por una formación más orientada hacia las ciencias experimentales, las carreras técnicas o las humanidades. El problema es que a esa edad estamos aún muy lejos de ser emocional e intelectualmente maduros, incluso de saber cual es nuestro don, qué es lo que verdaderamente nos gusta y nos hará sentir motivados y satisfechos profesionalmente; por no mencionar que estamos sometidos a los rigores hormonales propios de la adolescencia.

Los profesionales de la educación y las familias, en primer término, pero también los responsables políticos y el conjunto de la sociedad tienen la responsabilidad de asegurar que nuestros jóvenes (que son el futuro de nuestra sociedad, la española y la europea) reciban la información adecuada, conozcan bien sus capacidades y su potencial, y sobre todo, estén libres a la hora de elegir de presiones y estereotipos que los coarten. Los estereotipos que perpetúan imágenes poco atractivas de ciertas profesiones son indeseables porque hacen que se desperdicie el potencial de niños y niñas brillantes.

Pues bien, uno de estos estereotipos opera todavía en contra de que chicas de 15 años elijan carreras de ciencias experimentales, ingenierías, matemáticas o informática. Lo demuestra en sus conclusiones un reciente informe de PISA-OECD, What kinds of careers do boys and girls expect for themselves? (¿A qué tipo de carreras aspiran los chicos y las chicas?), donde se pregunta a jóvenes de 15 años de edad de ambos sexos qué quieren ser de mayores.

A los 15 años las chicas muestran mayor ambición y deseo de éxito profesional que los chicos, según las profesiones que dicen que quieren desarrollar y sus expectativas de éxito. No solo eso, las chicas tienen además igual o mas éxito que los chicos en las asignaturas con fuerte presencia de las ciencias experimentales. No obstante, a pesar de estar mejor posicionadas para elegir y tener éxito en cualquier carrera, las chicas tienden a excluir determinadas carreras tradicionalmente masculinas, como las ingenierías, la informática, etcétera, y lo hacen por motivos que son atribuibles a la presión de los estereotipos.

El resultado de todo esto es que haya muchas menos mujeres que hombres en determinadas carreras científicas y que, por lo tanto, estemos perdiendo una parte importante del potencial humano y profesional de nuestros adolescentes. En concreto, el informe PISA concluye:

"Resultado final: gracias a los grandes pasos que han dado en su educación en los últimos años, las chicas de 15 años de edad son hoy en promedio más ambiciosas que los chicos. Sin embargo, a la hora de escoger una carrera y desarrollar al máximo su potencial, las decisiones de los chicos y de las chicas siguen estando condicionadas por factores que no necesariamente tienen que ver con sus verdaderas capacidades".

Un reciente estudio en la revista PNAS concluye igualmente que es en la adolescencia y por motivos atribuibles a estereotipos negativos y falta de role models positivos cuando las chicas deciden alejarse de las carreras tradicionalmente más masculinas. Esta deficiencia se podría atajar con programas de mentoring a las estudiantes, y sobre todo con mayor información sobre las carreras científicas (incidiendo sobre el gran impacto de la ciencia en la sociedad) y una mayor exposición de las estudiantes a role models de éxito femenino, pero también, de manera más directa, atacando a los estereotipos con sus propias armas.

Esto es precisamente lo que a mi juicio pretende la campaña de la Comisión Europea Science: it's a girl thing! y lo que buscaba el vídeo original. Sin duda, el principal estereotipo es pensar que la ciencia es cosa de chicos; esto puede espantar a una chica de 15 años. Es así de simple. Personalmente, la campaña me parece novedosa y el atrevido vídeo de la polémica quedaba justificado por los estudios que he citado antes. Por primera vez el target son las adolescentes, la aspiración es fomentar en ellas vocaciones científicas, y esto es así porque se ha identificado que la adolescencia es el momento crítico sobre el que se debe incidir.

Anteriores estudios y campañas han ido dirigidos a mujeres adultas -y al respecto considero imprescindible consultar el Libro blanco sobre la situación de las mujeres en la ciencia española-, lo cual ha servido para que seamos conscientes de cuál es la situación de las mujeres en el mundo de la investigación (aún muy deficitaria), así como para entender cuáles son los cuellos de botella y los problemas específicos de las mujeres científicas (conciliación familiar, promociones, salarios, etcétera). Estos estudios son muy importantes, pero no están destinados a fomentar que más chicas elijan carreras de ciencias. Las jóvenes de hoy serán las científicas de mañana y tenemos que asegurarnos de que ninguna con talento para la ciencia se perderá por el camino.

Estos objetivos son compartidos hoy día, afortunadamente, por la mayoría de la sociedad. Entonces, ¿por qué no ha gustado la campaña de la Comisión Europea? ¿Por qué el vídeo ha sido criticado entre los colectivos progresistas y desde dentro de la comunidad científica? ¿Por qué ha sido objeto de mofa en las redes sociales? ¿Por qué han tenido que retirarlo de la página oficial de la campaña?

El estereotipo contra el que lucha el controvertido vídeo es precisamente el que presenta a la ciencia como algo solemne, aburrido, ajeno a vida moderna, masculino (siempre es un chico el científico que aparece en la publicidad de los juegos para niños) y, en definitiva, alejado de lo que le interesa a una chica ambiciosa y talentosa de 13 a 17 años. El cine comercial, las series de televisión, los anuncios, los video-clips, la moda, las revistas para chicas lanzan una imagen machaconamente uniforme de qué es ser una chica de 13 a 17 años y de qué les gusta a las jóvenes a esa edad. Si la campaña de la Comisión Europea quiere interesar a las chicas de 13 a 17 años, es lógico que les hable en su lenguaje.

La Comisión Europea ha entendido que para luchar contra los fuertes estereotipos que pueden disuadir a chicas competitivas de elegir carreras de ciencia hay que usar sus mismas armas. Es hora de cambiar la imagen rancia y decimonónica de la ciencia y de los científicos. La carrera científica es hoy aventurera, creativa, ambiciosa, internacional. Es solidaria con la sociedad y a la vez muy enriquecedora para el individuo que la realiza; se desarrollan dotes empresariales y de liderazgo para dirigir un grupo de investigación.

Como decía el anuncio de búsqueda de expedicionarios para acompañar a Robert F. Scott a la Antártida que se publicó en un diario británico hace ahora 100 años: la ciencia promete fama y reconocimiento en caso de éxito. Las chicas no pueden perdérselo, y sobre todo, la ciencia no puede perderse todo lo que ellas aportan.

MOSTRAR BIOGRAFíA

María A. Blasco realizó su tesis doctoral en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (CSIC-UAM; Madrid) bajo la supervisión de Margarita Salas, doctorándose en Bioquímica y Biología Molecular en 1993 por la Universidad Autónoma de Madrid. Ese mismo año, María A. Blasco se trasladó a Cold Spring Harbor Laboratory (Cold Spring Harbor, Nueva York, EE.UU.) incorporándose al laboratorio dirigido por Carol W. Greider como Becaria Posdoctoral. Regresó a España en 1997 para establecerse como Jefa de Grupo en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC; Madrid). Se trasladó al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, Madrid) en 2003 como Jefa del Grupo de Telómeros y Telomerasa y Directora del Programa de Oncología Molecular. Desde 2005 a 2011, María A. Blasco es también Vicedirectora de Investigación Básica del CNIO. En junio de 2011, fue nombrada Directora del CNIO. Desde su vuelta a España, María A. Blasco ha recibido diversos galardones y distinciones. Entre ellos se encuentran el Swiss Bridge Award for Research in Cancer, el Josef Steiner Cancer Research Award, la Medalla de Oro de EMBO, el Premio “Carmen y Severo Ochoa” en Biología Molecular, el Premio Rey Jaime I de Investigación Básica, el European Körber Science Award, el Premio Alberto Sols a la Mejor Labor Investigadora en Ciencias de la Salud y el Premio Nacional “Ramon y Cajal” en Biología. María A. Blasco es miembro electo de EMBO (European Molecular Biology Organization) y de la Academia Europaea. En enero de 2008 María A. Blasco entró a formar parte del Consejo Ejecutivo de EMBO. María A. Blasco es autora de más de 150 artículos originales de investigación y ha realizado contribuciones fundamentales en el campo de los telómeros y la telomerasa y la función que los anteriores desempeñan en cáncer y envejecimiento.